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IINTRODUCCION

Evaluación y aprovechamiento de la cachama cultivada, como fuente de alimento

I Introducción

 

La cachama (Colossoma macropomum), es una especie dulce acuícola autóctona, la cual se encuentra ampliamente distribuida en el país, principalmente en los grandes ríos Orinoco, Apure y Portuguesa.

 

Desde 1976 se vienen realizando diversos estudios referentes a la cachama, principalmente con el fin de introducir esta especie en la ciencia de la piscicultura; se han obtenido grandes logros con respecto a la inducción de su reproducción, mejoras en los sistemas de cultivo, tipo de alimentación, control de plagas y enfermedades, etc.

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Pero sin embargo, hasta los momentos no se han realizado estudios detallados sobre su aspecto tecnológico, el cual es relevante cuando existen consumidores dispuestos a incorporar a la cachama en su dieta alimenticia.

 

La caracterización de una especie con miras tecnológicas, resulta importante para el desarrollo exitoso de la comercialización de la misma. Por otra parte, el conocimiento de la composición química es necesario si se quiere lograr el máximo aprovechamiento de una especie en particular como alimento o para su utilización en sub-productos, con el fin de aprovechar totalmente sus constituyentes nutricionales.

 

En Venezuela es necesaria la introducción de tecnologías aplicadas en otros países, no sólo para el mejor aprovechamiento del músculo de pescado, sino para comenzar a consumir este alimento en forma diferente al fresco, salado y en conserva, que son las maneras de comercializar el pescado en Venezuela. De esta manera se estimularía el consumo de este recurso como fuente alternativa de proteínas. Sin embargo, la introducción de una nueva tecnología y de una especie poco estudiada requiere la recopilación de una gama de información básica que garantice la obtención de un producto de buena calidad, especialmente si se utiliza como materia prima al pescado, que tiene características que lo hacen altamente perecedero.

 

II Revisión bibliográfica

 

1. Utilización de las especies de pescados de agua dulce

 

Muchos pescados provenientes de agua dulce han sido considerados de suma importancia como fuente de alimento.

 

Billy (1974) señaló el papel que presentan los bagres como fuente de alimento en áreas tropicales y sub-tropicales de África, Asia, América del Sur y Norte América al igual que también el desarrollo extraordinario que ha logrado la industria del bagre en los Estados Unidos a pesar de su origen reciente. Por otra parte un gran número de pescados comestibles en Nigeria entre los cuales podemos señalar Sarotherodon sp (tilapia), Chysichthys, Clarias, Arius, Synodontis, Bagrus, Citharinus, Distochodus, Labeo niloticus, Schilbe y Mormyus, son especies de agua dulce.

 

Tilapia constituye más del 80% de los pescados presentes en algunos ríos de Nigeria así como también en algunas regiones del oeste de África. Se caracteriza por ser de gran importancia comercial. Los bagres por su parte también son utilizados en estas regiones como fuente de alimento, presentando un alto costo en comparación con otros pescados que se encuentran presentes en el comercio (Adebona, 1982).

 

En Malasia, los pescados de agua salada son considerados como la principal fuente de proteína animal; sin embargo, el incremento del costo de éstos pescados, la contaminación ambiental y los problemas relacionados con una excesiva explotación de los recursos marinos hacen de los pescados de agua dulce la mejor alternativa como fuente de proteínas. Actualmente los pescados de agua dulce constituyen alrededor del 10% del total de la producción de pescados de este país. Muchas de estas especies de pescados son cultivadas extensivamente en algunas regiones y son muy populares entre los consumidores locales, vendiéndose a buenos precios en los mercados y exportándose además a muchos países cercanos.

 

Los ríos Amazonas, Paraná-Paraguay y Orinoco forman parte de las capturas comerciales con fines de consumo humano, particularmente las especies de los géneros Colossoma y Piaractus (Cachamas, Morocotos, Tambaquí) y la especie Mylossoma duriventris (Pacú o palometa de río) (Fink 1978 citado por Machado-Allison, 1982).

 

Colossoma macropomum denominada comúnmente cachama es una especie íctica presente en las aguas continentales de Venezuela que tienen gran importancia comercial y amplia distribución en Suramérica; su producción en el año 1979 fue de 963 TM y el valor de esta producción a precios de 1978 fue de 2'212,000 Bolívares (MAC, 1979).

2. Composición proximal de las especies de agua dulce

La composición química del pescado varia mucho de especie a especie. Un completo conocimiento de tal composición es necesario si se quiere lograr la mejor utilización de esta fuente natural como alimento y sub-productos sin menospreciar los constituyentes importantes. Igualmente el conocimiento de la composición química con respecto al valor nutritivo, es importante ya que el pescado puede competir con otras fuentes de proteína animal, tales como la carne y el pollo.

 

El pescado contiene varios componentes importantes aparte de las proteínas, grasas, agua y cenizas. Algunos de estos incluyen vitaminas A y D, colesterol, lecitina, insulina, guanina, etc. Indudablemente, un mejor conocimiento de la composición del pescado revela un gran número de constituyentes que podrían ser aprovechados en las especies de pescados sub-utilizados. La composición del pescado varia no sólo de especie a especie sino también, en gran extensión, en ejemplares de la misma especie. Por ejemplo el contenido de grasa de “mackerel” (Scomber scombrus), puede variar hasta 30 veces y el contenido de vitamina A del hígado del tiburón gris (Squalus suckleyi) por más de 1,000 veces. Esta variación entre individuos de la misma especie puede ser debido a la estación del año en la cual el pescado es capturado, edad del pescado u otra causa no identificada. Debido a esta amplia variación que existe en algunos pescados, un valor promedio en la composición de algunas especies, tienen poco significado, es importante establecer rangos en la composición y si es posible correlacionar estos rangos con factores tales como la estación del año en que se captura o áreas geográficas en las cuales el pescado es localizado. De los constituyentes, humedad, proteínas, grasa y ceniza, el contenido de grasa del pescado es el que más varia. En algunas especies la variación de un pescado a otro puede ser hasta de 30 veces y la variación en promedio de una especie a otra puede ser hasta más de 100 veces. Estos datos hay que tomarlos en cuenta en la planificación de los análisis que se van a llevar a cabo en las especies de agua dulce (Stansby, 1954).

 

Kinsella y col. (1977a), realizan un estudio con diferentes especies de pescado de agua dulce sobre su composición proximal, encontrando que los niveles de humedad están en un rango que va desde 72.4 (“lake trout”) a 80.5 (“rock bass”), conteniendo, la mayoría de las especies entre 78 y 79 % de humedad. El contenido de proteínas de todos los filetes estudios por estos autores, se encontraban en un estrecho rango: desde 17 para “sucker” hasta 21.3% de proteínas para el caso de “Brook trout”, siendo el valor más frecuente el de 19%. El valor en el contenido de ceniza fue bastante constante, estando este entre 1.1 y 1.2%. El contenido de lípidos en la mayoría de las especies fue bastante bajo, sólo las especies “White bass” “drum” y “trout”, excedieron de 3%.

 

Por otra parte, Afolabi y col. (1984), realizó un trabajo sobre los cambios en la calidad de pescados de agua dulce procesados, tradicionales de Nigeria, donde analizan la composición proximal de varias especies en estado fresco, obteniendo rangos de humedad entre 74.37 y 78.13%. Los valores de proteína cruda mantienen una constancia, observando un rango pequeño desde 18.03 a 18.88%. Al igual que los trabajos anteriores, se observa que la grasa presenta una mayor variación, encantan doce rangos entre 0.25 y 4.22%. Con respecto a la ceniza, igualmente no encontraron gran variación, estando esta en un rango desde 0.71 a 0.95%.

 

En el Instituto de Ciencias y Tecnología de Alimentos de la U.C.V., se han llevado a cabo estudios sobre algunas especies de agua dulce, dándose a conocer su composición proximal. Así Ovallos (1980), encuentra que la corvina de río presenta humedad de 79.90%; 18.10% de proteína; 1.02% de grasa y 1.62% de ceniza. Por otra parte, estudios realizados en bagre rayado, dieron a conocer su composición proximal: humedad, 81.13%; proteína, 17.30%; grasa, 0.92% y ceniza, 0.75% (Torrealba, 1980). Igualmente González, (1980), realiza un estudio con el Cóporo del río Orinoco, encontrando que esta especie estaba constituida por 74% de humedad; 18% de proteína; 6.78% de grasa y 0.27% de ceniza.

 

A. Ácidos grasos.

 

Los lípidos de los animales acuáticos se caracterizan por su alto promedio de insaturación amplitud de las longitudes de las cadenas que se encuentran en sus ácidos grasos componentes (Lovern, 1962).

 

Jacquot, (1961), expone varias características comunes encontradas en los lípidos del pescado:

 

En cuanto a los ácidos grasos saturados, el ácido palmítico (16:0) esta siempre presente en un 10 a 18% del total de la cantidad de ácidos grasos.

 

En cuanto a los componentes altamente insaturados, presentes en cantidades esenciales, los ácidos grasos de pescado de agua de mar con 18, 20 y 22 átomos de carbono, son más abundantes pero con un variado grado de insaturación. En pescados de agua dulce, los ácidos grasos más abundantes son de 16 y 18 átomos de carbono (30% del total).

 

Kinsella y col. (1977b), realiza un estudio sobre el contenido y composición de los ácidos grasos en especies de agua dulce y encuentran que el contenido de grasa y su composición varían con la localización anatómica, además de observar variaciones en la composición de los ácidos grasos entre las especies. Los ácidos grasos más abundantes fueron el palmítico (16:1), oléico (18:1), eicosapentanóico (20:5w3) y docosahexanóico (22:6w3). Los autores indican que en las especies de agua dulce existe una mayor propensión de la serie w6, lo que representa un potencial de importancia para usar las especies de agua dulce en dietas de bajo contenido de grasa. Por otra parte, indican que los ácidos grasos w3, especialmente el 22:6, pueden estar involucrados en la prevención de la esclerosis múltiple.


3. Rendimiento de la parte comestible

En 1959, Thurston y col. realizan un estudio detallado de 21 especies de pescado de agua dulce donde las clasifican por talla y peso, en este trabajo es posible observar que el rendimiento obtenido en filetes presentó alguna variación, estando este dentro del rango desde 24.5 a 39.3%, calculados sin piel. La mayoría de las especies para las cuales los valores estuvieron por encima del 40%, representan cálculos de filetes con piel. Usualmente un alto porcentaje de filetes pueden ser obtenidos a partir de pescados pequeños, pero obviamente su peso es bajo,. La mayoría de las veces el peso del filete representa cerca de una tercera parte del peso total del pescado. Igualmente Crawford y col. (1972), realizan un estudio donde comparan el rendimiento de carne obtenido mediante procesos mecánicos y manual de algunas especies demersales y pelágicas, encontrando un rendimiento obtenido mediante procesos mecánicos entre 40.4 y 54.5% basado en el peso total. Esto lo compara con un 27 a 35% de rendimiento de fileteado manual, representando esto un incremento del 34.4 al 101.9% en rendimiento de carne. Por otra parte, Steinberg (1972), determina el rendimiento de filetes de cuatro especies del Océano Pacífico, encontrando que los resultados estaban dentro del rango 23 a 30%, y expone que el rendimiento varía considerablemente con las especies y que es una función de la anatomía de las especies envueltas en las experiencias. Pescados con grandes cabezas y con gran cavidad visceral relativa al músculo, producen bajos rendimientos.

4. Periodo de almacenamiento en refrigeración de algunas especies de pescados

De acuerdo a los trabajos reportados la duración que presentan las especies de pescado bajo condiciones de refrigeración parece estar influenciada por una serie de factores entre los que podemos mencionar: la temperatura, el tamaño de los ejemplares, los tratamientos previos (evisceración, eliminación de cabezas, lavado, etc.) a que son sometidos los pescados, el lugar de captura y las características propias de las especies consideradas.

 

El factor más importante que controla el deterioro del pescado fresco es la temperatura. Para el caso de “threadfin bream” (Nemipterus japonicus) el tiempo de almacenamiento es de 30 días a 0°C, 12 días a 5°C y 7 días a 10°C; indicando esto que la especie se deteriora dos veces más rápido a 5 C y 4 veces más rápido a 10°C en comparación como lo hace a 0°C (Curran y col., 1981). Por su parte las especies tonquicha (Cynoscion jamaicensis), cunaro (Pristipomoides macrophtalmus) y picúa (Shyraena picudilla) almacenadas a la mayor temperatura (12 ± 2°C) se deterioraron en forma rápida, al punto de que en un período menor de 3 días, los valores físicos, químicos y microbiológicos, así como también las observaciones sensoriales indicaban el estado de deterioro avanzado. Las muestras almacenadas a 6 ± 2°C presentaron un período de conservación de 5 días y aquellas almacenadas en hielo (0 ±2°C) al cabo de 14 días aún presentaban una calidad aceptable (Madriz, 1984).

 

La relativa corta duración (10 días) de Cóporo del río Orinoco (Prochilodus mariae) durante el almacenamiento en hielo señalada por González (1980), fue similar a la observada para curvinata de río (Plagioscion squamosissimus) almacenada en las mismas condiciones pero sin cabeza, la cual se conservo por 10–12 días (Castellanos, 1980).

 

La limitada cantidad disponible de evidencias, sugieren que muchas especies tropicales presentan un tiempo de almacenamiento mayor en el hielo al compararse con especies provenientes de aguas templadas o frías.

 

La duración en hielo de los pescados marinos provenientes de aguas templadas o frías raramente se extiende más allá de los 15 días y con frecuencia este tiempo es mucho menor. El conocimiento que se tiene sobre el deterioro de los pescados de aguas dulces frías se encuentra menos documentado pero como una regla general se conservan por tiempo mayor en hielo al compararse con especies de pescados marinos provenientes de la misma zona. Por algún tiempo se ha considerado que los pescados provenientes de aguas tropicales pueden beneficiarse en el almacenamiento en hielo mucho más que los pescados provenientes de aguas frías, presumiblemente esto puede ser debido a que las bacterias del deterioro en pescados tropicales no se encuentran bien adaptadas a las bajas temperaturas como aquellas provenientes de aguas frías. Los resultados reportados en investigaciones llevadas a cabo en pescados tropicales sostienen este punto de vista (Disney y col., 1974).

 

Por otra parte, el tiempo de preservación varía considerablemente con los diferentes tamaños que presenten los ejemplares. En un estudio realizado por Lahiry y col. (1963), comparando grupos de pescados de agua dulce de diferentes tamaños 450–500 g y 850 – 1 000 g señalaron que el límite de aceptabilidad para cada una de las especies que presentaban entre 450–500 g era de 16 días, mientras que para el caso de los ejemplares más grandes 850–1 000 g era al final de los 21 días.

 

Cuando los pescados de 850 – 1 000 g fueron eviscerados bajo condiciones higiénicas el límite de aceptabilidad se alcanza a los 24 días, un tiempo de almacenamiento mayor de 3 días en comparación al presentado por especies del mismo tamaño que no fueron sometidas a este tratamiento. Si por otra parte los pescados pertenecientes a las mismas especies pesando 900 g eran eviscerados bajo condiciones no higiénicas el límite de aceptabilidad se alcanzaba a los 19 días, permitiendo demostrar esto que si la evisceración no es realizada bajo condiciones sanitarias, el tiempo de almacenamiento incluso puede ser menor al observado para pescados no eviscerados. Los resultados obtenidos señalan que para especies como el roncador del Atlántico (Micropogon undulatus) y la trucha gris (Cynoscion regalis) la evisceración y la eliminación de cabezas son procesos que empleados después de la captura tienden a aumentar la calidad y el tiempo de almacenamiento en hielo. Según Disney y col. (1974) la evisceración parece extender en pescados de agua dulce el tiempo de almacenamiento en hielo, pero su utilización comercial no es justificada cuando es dificultosa de implementar y cuando la demanda local es para pescado entero.

 

Por último es necesario mencionar el trabajo realizado por Barassi y col. (1981) quienes establecieron que la conservación en hielo de “Southern blue whiting” (Micromesistius australis) era influenciada por el ciclo biológico en que se encontraba el animal en el momento de captura y los tratamientos previos al almacenamiento a los cuales eran sometidos los pescados. La duración fue de 11–12 días para aquellos pescados enteros que para el momento de la captura se encontraban en un período del ciclo biológico anterior al desove; de 6 días para pescados almacenados enteros que fueron capturados después del desove y por último, 8 días para pescados eviscerados que se encontraban en un período posterior al desove.

 

5. Aspectos biológicos de la Cachama

En 1974, Honda realizó un estudio con relación a la alimentación del Tambaquí o (Colossoma bidens) esta especie según Machado-Allison (1982) es, por sus características, Colossoma macropomum. Los resultados obtenidos para este trabajo dan a conocer que la alimentación principal de esta especie esta constituida por microcrustáceos planctónicos y frutos, los demás restos alimentarios encontrados como algas, larvas, restos de vegetales e insectos, pueden ser denominados alimentos secundarios muchas veces ingeridos simultáneamente con aquellos considerados principales. También encontró que los frutos dependiendo de su consistencia pueden ser ingeridos enteros o quebrados.

 

Por otra parte, Machado-Allison (1982), haciendo un análisis estomacal de las especies del género Colossoma estudiadas: Piaractus brachypomus y Colossoma macropomum, encontró que numerosos ejemplares juveniles mostraron uniformidad en cuanto al alimento identificado. Al parecer estas especies aprovechan al máximo el incremento de zooplancton que ocurre durante el período de lluvias. Los estadios tempranos del desarrollo de estas especies se caracterizan por tener un alimento proveniente de formas planctónicas constituidas por crustáceos y ostrácodos. También se encuentran en menor grado restos de insectos adultos y formas larvales de dípteros, hormigas y escarabajos. En ejemplares mayores de 90 mm de Colossoma macropomum, se observó que mantienen una alimentación exclusivamente formada por zooplancton y raramente se encuentran semillas.

 

Se han investigado también en la zona del sur de Venezuela sobre la alimentación de la cachama realizando una revisión de los contenidos estomacales, encontrándose en la cachama marcada preferencia herbívora y sólo ocasionalmente se observaron restos de ordenata, moluscos y algunas escamas (Novoa y Ramos, 1982).

 

La cachama alcanza su madurez sexual a la edad de 3 años. En el medio ambiente natural, las cachamas adultas que se encuentran en estado de madurez estacional al final de la etapa de sequía, al igual que la mayoría de las especies migratorias, completan rápidamente su desarrollo gonadal tan pronto como se inicia la temporada de lluvia. En este momento remontan el río nadando contra la corriente y desovando en pleno cauce. Los huevos planctónicos son transportados por la acción mecánica de las aguas manteniéndolos en movimiento y oxigenados, y si han sido fertilizados, inician su evolución y llegan a eclosionar. Al ocurrir la eclosión y tan pronto como la larva tenga la capacidad de nadar, se dirige hacia las áreas inundadas marginales al cauce de los ríos en donde se desarrollo al llegar la estación de sequía, en este momento o regresa al cauce de los ríos o se refugia en las lagunas que por su profundidad permanece con agua durante toda la temporada seca (Bermúdez, 1980).

 

Por otra parte, Machado-Allison (1982), observó que los adultos de C. macropomum y P. brachypomus se encuentran generalmente en el curso principal de los ríos y/o los caños, los cuales mantienen agua durante todo el año. Durante el período reproductivo, los observaron formando cardúmenes y migrando hacia las cabeceras de los tributarios del río Orinoco.

PESCADOS
DULCE
Agrasos
3Rendimiento
4Periodo
5ASPECTOS
IIREVISION
6Localizacion
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Observaciones realizadas por Novoa (1982), indican que la cachama presenta su período máximo de madurez alrededor del mes de junio, aunque también pueden encontrarse hembras maduras durante otros meses del período de aguas altas. Esta especie no realiza movimientos migratorios por el canal del río, sino que lo hace lateralmente hacia las zonas recientemente inundadas, donde efectúa el desove.


6. Localización geográfica y producción de la cachama

La cachama se encuentra localizada en gran parte del país, observándose su distribución en la Fig. 1.

 

Existen datos suministrados por la Dirección General de Desarrollo Pesquero del Ministerio de Agricultura y Cría, que reflejan la producción de cachama a nivel nacional por estados, los cuales pertenecen a los años 1982 (Tabla 1). En esta tabla es posible observar que la mayor participación en cuanto a la producción de cachama para 1982, se presenta en los Estados Apure, Bolívar, Monagas y Guárico, manteniéndose este orden de importancia para el año siguiente (1983).

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Fig. 1: Localización geográfica de la producción de Cachama

Tabla 1. Producción de cachama por captura a nivel nacional y por estado (kg/año

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7. Comercialización de la cachama

 

La cachama es una especie que resulta apetecible comercialmente en aquellas zonas donde se produce naturalmente, principalmente en la región de los llanos, siendo por lo tanto netamente llanera, sin embargo resulta un tanto problemático comercializar la cachama en zonas urbanas, debido al poco conocimiento que se tienen de estas especies en estas zonas

Hillders, (1984) del Ministerio de Agricultura y Cría, suministró datos de pesca a nivel nacional de 1980 a 1983 (Tabla 2). Estos datos dan una idea de la importancia de esta especie en el país, ya que sólo son indicativos de la captura anual sin tomar en cuenta lo producido por medio de cultivos ya sean intensivos o extensivos existentes en el país. Se conoce que sólo la producción de la empresa Acuafin C.A. alcanza aproximadamente entre 500 y 550 toneladas por año, siendo esta un gran aporte de producción para el país.

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Tabla 2. Producción de cachama a nivel nacional

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Según Bermúdez (1984), la cachama fuera de representar un problema de comercialización, pude llegar a resolver problemas de alimentación en las zonas rurales por su bajo costo. De la misma manera, Hillders (1984), indica que el principal mercado de la cachama se encuentra en los sitios de producción de la misma y el consumo es netamente rural, pero existe la 

expectativa de poder introducirla en la zona central, principalmente en Caracas debido a la diferencia de precios con las especies marinas.

 

En la Universidad Experimental Nacional de los Llanos “Ezequiel Zamora” (UNELLEZ), fue realizado un trabajo sobre la explotación comercial de la cachama por Deza y Col. en el año de 1984. Para la época en que se realizó esta experiencia se tenían datos de los precios a los cuales se cotizaba la cachama en los Llanos Occidentales: precio de puerto: 4 y 5 Bolívares; precio mayorista: 8 Bolívares y precio consumidor: 12 Bolívares.

 

La cachama es considerada como un pez de lujo, dado lo difícil de su captura y por el aspecto saludable de su carne, sin embargo es conocido que las fuentes más importantes de este recurso en la zona de los Llanos Occidentales, tales como el río Guanare, Portuguesa y Tucupido, han sufrido una serie de problemas que podrían acabar con este recurso; las represas, la contaminación agrícola, la deforestación, la indefinición de los programas de veda y un comercio indiscriminado, darán lugar a un aniquilamiento de peces. Por otra parte estos ríos están siendo objeto de obras de ingeniería hidráulica que son de gran trascendencia para el país, pero que significaran una amenaza para el recurso pesquero de la región si no se toma en cuenta las debidas medidas preventivas. La consecuencia que acarrea toda esta serie de problemas y medidas en lo que respecta al abastecimiento de carne de pescado, favorecerá en gran medida proyectos de piscicultura, pues asegura la venta del producto, el cual contará con una demanda en alto grado insatisfecha que dará la confianza necesaria para una inversión segura de generar rentabilidad.

 

En el estudio de la factibilidad económica para la explotación de la cachama elaborado por Deza y col. (1984), se toman en cuenta ciertas previsiones tales como la factibilidad de combinar el cultivo de cachama con otra producción pecuaria (cerdos, patos, gansos, etc.) así como centralizar la producción en los meses de lluvia, cuando la oferta competitiva es baja, motivada por el aumento en el caudal de los ríos, siendo afectada la pesca. Por otra parte, en necesario crear una política de publicidad con el fin de dar a conocer al intermediario la existencia de una nueva fuente de abastecimiento del producto en épocas críticas y al consumidor motivarle a ingerir el producto.

 

En el país existe una empresa que cultiva cachama con miras netamente comerciales que desde abril de 1984 hasta diciembre del mismo año, vendió 150 toneladas de cachama. La comercialización esta dirigida principalmente a los Estados: Barinas, Portuguesa y Apure, vendiendo semanalmente de 7 a 12 toneladas. Esta es la empresa Acuafin C. A. ubicada en Boca de Aroa, Estado de Falcón. La empresa en cuestión, en 1980, elaboró un informe sobre la factibilidad de la producción de peces en piscinas continentales, exponiendo en el las características comerciales más sobresalientes de la cachama tales como:

 

  • Producto de buena presentación y gusto.

  • Carne de buena consistencia y permite ser cortadas en rebanadas, pudiendo ser preparada en diversas formas (hervido, frito, al horno).

  • Buen porcentaje d carne aprovechable.

  • En pescados de 2 kg vivo, el porcentaje de merma por vísceras y escamas ha sido del 10 %.

 

La empresa Acuafin C.A. esta consciente de que existe un problema de comercialización de la cachama en las zonas urbanas como Caracas que está alejada de las zonas de producción de la misma, por esta razón ha llevado desde sus inicios la política de vender su producción a los estados llaneros donde la cachama es conocida y es considerada como un pescado de carne exquisita, teniendo una amplia aceptación en este mercado. La venta se realiza primordialmente, en la misma empresa con tres estilos diferentes:

 

  • Vivos Bs 8/kg.

  • Limpio sin vísceras: Bs. 12/kg.

  • En ruedas: Bs. 14/kg.

 

Estos precios nos indican la diferencia existente con relación a las especies marinas, pudiendo ser este un factor importante para el consumo de este pescado en las zonas urbanas.

 

8. Aspectos generales sobre el deshuesado mecánico

 

El deshuesado mecánico es un proceso relativamente simple, donde básicamente se obtiene la carne molida separada de los huesos y la piel, produciéndose esto por el paso de la carne a través de un tambor con orificios de un tamaño adecuado por medio de la aplicación de una fuerza (Froning, 1981).

 

El desarrollo de máquinas separadoras de carne de pescado, ha permitido incrementar la obtención de carne comestible de cualquier especie de pescado, en comparación con la cantidad de carne utilizable que resulta del proceso de fileteado tanto manual como mecánico, además de que el proceso de deshuesado mecánico puede utilizarse para recoger cantidades bastante altas de carne apta para consumo humano a partir de los desechos producidos en las industrial fileteadoras, las cuales, por lo general, son destinados a la producción de alimentos para consumo animal. El potencial que representa las maquinas deshuesadoras de pescado, constituye un gran paso hacia la máxima y más eficiente utilización de la fuente pesquera (Webb y col. 1976).

 

Así mismo, Nickelson II y col. (1980), exponen que los separadores de carne que han sido empleados en las industrias pesqueras, tienen dos propósitos principales: primeramente el proceso puede ser utilizado para asegurar la máxima recolección de carne de pescado a partir de la operación de fileteado, un segundo uso de los separadores envuelve la utilización de las especies que no son comerciales o que no pueden ser procesadas con el equipo convencional por su forma o talla.

 

A. Rendimiento obtenido del proceso de deshuesado mecánico

 

Con relación a este punto, Miyauchi y Steinberg (1970), realizaron una experiencia con varias especies del Pacífico para obtener datos en cuanto a la cantidad de carne comestible que puede rendir cada especie durante el deshuesado mecánico. Los resultados de esta experiencia llevaron a las siguientes conclusiones:

 

El rendimiento obtenido de parte comestible por este proceso para diferentes especies, oscila entre un 30 y un 60% en base al pescado entero.

 

La diferencia observada en relación al rendimiento de cada especie, es un factor que está íntimamente relacionado a la anatomía de las especies, ya que las que presentan cabezas relativamente grandes y/o gran masa visceral, darán lugar a rendimientos de carne relativamente bajos.

 

Es posible aumentar la cantidad de carne que se obtiene para cada especie, si los desperdicios producidos en la primera operación de deshuesado se hacen pasar de nuevo por la máquina, lo cual puede oscilar entre un 5 a un 30% de carne adicional.

 

De la misma manera, Carver y King (1971); Crawford y col. (1972), realizaron un estudio sobre el rendimiento, indicando que este varía entre un 40 y un 86% dependiendo del tipo de pescado procesado y de la anatomía de éste. Igualmente Steinberg (1972), observa también que el rendimiento esta íntimamente relacionado con la anatomía del pescado, sin embargo, indica que este aumenta considerablemente cuando se realiza un fileteado y luego se pasan los restos que quedan de esta operación.

 

B. Características de la carne deshuesada de pescado

 

A pesar que se ha mostrado que el deshuesado mecánico hace posible aumentar el rendimiento de la carne recuperada y reducir el costo de procesamiento en relación a los métodos convencionales, para poder elaborar alimentos aceptables para consumo humano, es indispensable que se conozca las condiciones que permiten alcanzar, mantener y controlar las propiedades de buena calidad de la carne deshuesada de pescado.

 

Sobre este aspecto, Martín (1976), indica que la carne obtenida por este proceso de deshuesado, esta libre de espinas, piel, etc. y posee una estructura fibrosa con una calidad, en muchos casos, superior a la obtenida por otros procesos de molienda y puede ser usada para la elaboración de una variedad de productos de diversas formas. Así mismo, Carver y King (1971), indican que la carne obtenida por la acción de máquinas deshuesadoras, presentan una textura suave y el tamaño de sus partículas dependerá del diámetro de las perforaciones del tambor, las cuales oscilan entre 3 a 7mm. Sin embargo se ha determinado que el contenido de espinas, escamas, partículas de huesos y piel, son varios de los factores que inciden en forma directa en la calidad del producto final, influyendo marcadamente en los atributos sensoriales de color, sabor y olor. Inicialmente la detección de partículas de hueso se realizó por medio de evaluación sensorial, pero posteriormente se han propuesto otros métodos objetivos. Yamamoto y Wong (1974), propusieron un método químico sencillo y económico. Como alternativa también se han propuesto métodos físicos (Patashnick y col., 1974). Se ha establecido que en la carne deshuesada de pescado, ocurre un obscurecimiento durante y después del proceso de deshuesado (Jáuregui y Baker, 1980). Estos autores determinaron la causa del cambio de color. Observaron que las reacciones de coloración ocurrían durante el proceso y durante el almacenamiento por congelación. El primer cambio de color se presenta grisáceo y es debido a la liberación de pigmentos negros, melaninas, provenientes de la piel y es dependiente de la presión ejercida durante el proceso de deshuesado. El segundo cambió de color tiene aspecto amarillo o marrón posiblemente debido a la oxidación de las grasas presentes.

 

9. Alteraciones del musculo de pescado durante el almacenamiento

 

Es bien conocido que el pescado es un alimento que se deteriora muy rápidamente durante su almacenamiento. Debido a su característica de altamente perecedero, el pescado presenta considerables dificultades en cuanto a su preservación de modo de conseguir condiciones aceptables para ser consumido después de cierto tiempo de almacenamiento. Este alimento ha sido preservado por deshidratación (solar), salado, curado, fermentado con hongos, etc. Pero el advenimiento del almacenamiento por frío (congelación y refrigeración), ocasiona un decisivo avance sobre los otros métodos, y ya que este preserva las características naturales del pescado, tales como apariencia, color y “flavor”. Sin embargo, el almacenamiento a bajas temperaturas no necesariamente detiene completamente la deterioración, ya que algunos cambios enzimáticos y oxidativos pueden proceder a bajas temperaturas, así como también reacciones que llevan a la desnaturalización de las proteínas (Pawar y Magar, 1966).

 

El actual conocimiento de los procesos de deterioro en pescados de origen fluvial, es realmente pobre comparado con el que existe para pescados marinos. Existen, sin embargo, muchas similitudes entre los patrones de deterioro de esas dos categorías de pescados. Con respecto a esto Balakrishnan Nair y col. (1974), realizaron un estudio sobre el deterioro de una especie de agua dulce con respecto a especies marinas, encontrando, basándose en índices organolépticos, químicos y microbiológicos, que la primera mostraba un tiempo de vida relativamente más largo que la mayoría de las especies marinas. Se ha demostrado que no solamente las bacterias y sus productos metabólicos son responsables del deterioro, sino que las enzimas del músculo de pescado y de los intestinos también intervienen. Las enzimas del músculo son particularmente activas en las fases iniciales. Los cambios bioquímicos tienen lugar inmediatamente después de la muerte del animal. Tanto durante la refrigeración como en la congelación del pescado, se experimentan cambios en su estructura muscular, alterándose parámetros tales como pH, proteínas, lípidos, compuestos amínicos, características organolépticas, los cuales van a determinar su vida de almacenamiento (Dyer y Dingle, 1961).

 

A. Cambios en el pH

 

El pH del músculo del pescado, al momento de morir es ligeramente ácido (por la formación del ácido láctico), haciéndose más ácido mientras el proceso de “rigor mortis” tiene lugar (Elliot, 1946). Después de 24 horas de la muerte, el pH del músculo alcanza valores cercanos a 6.5 o más bajos. Por pocos días el pH se mantiene en la vencida de este valor donde el pescado es considerado fresco. Existen factores que pueden aumentar el pH después de cierto período de tiempo, tales como temperatura de almacenamiento, especie de pescado y la acción bacteriana en la superficie del pescado, que generan aminas, principalmente trimetilamina (TMA) (Elliott, 1946) (Connell, 1978).

 

Existen números trabajos donde se indica que el pH del músculo puede servir como indicador de la frescura de pescados y mariscos. Así Lahiry y col. 1963, estudian varias especies de agua dulce, las cuales no presentaron prácticamente cambios en el pH durante los primeros 12 días, después de estos, el aumento del pH fue significativo. El incremento del pH es debido a la producción de amonio y aminas durante la descomposición del pescado. Igualmente Botta y Shaw (1976), estudian algunos cambios durante el almacenamiento de la especie “Roundnose granadier”, encontrando que el pH a tiempo O presentaba un valor promedio de 6.82 alcanzando valores de 7.38 a los 18 días de almacenamiento en hielo.

 

Igualmente se han realizado trabajos en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos de la U. C. V., donde se incluye al pH como un índice indicativo de deterioración. Resultados reportados por Ovallos (1980), indican que el pH de la curvinata del río refrigerada por 23 días presentó pocas fluctuaciones, manteniéndose entre 6.45 y 7.45. Similares resultados son encontrados por Castellanos (1980), al medir, igualmente el pH de curvinata entera sin cabeza en hielo durante 23 días, presentando el pH valores entre 6.65 a 7.30; este último valor fue encontrado a partir de los 20 días de almacenamiento cuando la descomposición del pescado es muy notable. Por otra parte, Aguilar (1982), realizó determinaciones de pH en bagre rayao salado. El autor no encontró fluctuaciones en el tiempo, básicamente el pH se mantuvo constante durante los 3 meses de estudio.

 

B. Cambios en las proteínas

 

El músculo de pescado congelado que ha sido almacenado, pierde algunas propiedades funcionales, tales como capacidad de emulsificación, capacidad de enlazamiento con los lípidos, capacidad de retención de aguas y capacidad de formar gel. La principal causa de estos cambios esta establecida en la desnaturalización de la proteína, especialmente la miofibrilar (Suzuki, 1981). Así mismo, Hermman (1977), indica que las diversas proteínas muestran distintas susceptibilidades a la desnaturalización por congelación, resultando siempre más afectadas las globulinas de las albúminas y en el seno del músculo, especialmente la actomiosina. La actina y la miosina son las proteínas fibrilares fundamentales de la fibra muscular, constituyendo en la musculatura del pescado 75% aproximadamente de la proteína total.

 

Matsumoto (1980), citado por Suzuki (1981), reporta que la desnaturalización de la actomisina durante el almacenamiento por congelación, es el resultado de la agregación causada por el incremento progresivo de enlaces cruzados intermoleculares debido a la formación de puentes de hidrógeno, enlaces iónicos, enlaces hidrofóbicos y enlaces de sulfuro. Son varias las hipótesis que han sido reportadas en relación al mecanismo de agregación entre las moléculas de proteína o el cambio de conformación de ésta causada por la congelación y el almacenamiento por congelación de la carne de pescado. Una teoría plausible es que la desnaturalización es causada por la concentración de sales minerales y sustancias orgánicas en la fase no congelada dentro de la célula. La concentración de sales minerales en las células del músculo, comienza a aumentar cuando el agua presente en ellas se convierte en cristales de hielo. El incremento de la concentración de soluto, con el correspondiente cambio en la fuerza iónica y pH, produce la disociación y desnaturalización de las proteínas (Linko y Nikkila, 1961).

 

Asimismo, Dyer y Dingle (1961), exponen que el pH disminuye durante la congelación, con lo cual es lógico que ocurra un cambio en la carga neta de la proteína haciendo el medio más hidrofóbico. Por otra parte, también se ha comprobado que el incremento de la concentración de sales durante la congelación puede producir la separación de la actomiosina en sus componentes actina y miosina. Sin embargo, la porción del músculo de pescado puede ser extraída con soluciones salinas de moderada fuerza iónica, pero que precipita a fuerza iónica baja es conocida como “actomiosina” y puesto que cuando se mezclan actina y miosina puras, el comportamiento de la solución resaltante sugiere que la actomiosina es formada se cree que esta fracción esta constituida principalmente por actina y miosina.

 

Se han realizado numerosos estudios sobre la alteración de las proteínas en una gran variedad de pescados marinos, no así en especies de pescado de agua dulce. Sin embargo, Awad y col. (1969), trabajaron con “White fish”, Coregonus cupleiormes, un pez de agua dulce, determinando algunas alteraciones que ocurrían durante su almacenamiento a - 10°C. Alrededor del 93% del total de la proteína en el músculo de pescado sin almacenar, fue extraída con NaCl al 5%. Al progresar el período de almacenamiento, el total de proteínas extraíbles bajó hasta un 43% a las 16 semanas. En cuanto a la solubilidad de la actomiosina, ésta disminuyó de un 72 a un 22%. Igualmente, Torrealba (1980), trabajando con bagre rayao encontró que el porcentaje de actomiosina soluble disminuyó hasta un 22% a los 6 meses de almacenamiento a -10°C. Por otra parte, González (1980), encontró una disminución en la solubilidad de la proteína hasta un 44% durante 6 meses de almacenamiento a -10°C en Cóporo de río (Prochilodus marie).

 

C. Cambios en los lípidos (rancidez oxidativa)

 

Ackman (1980), indica que la importancia del mecanismo de la deterioración del pescado congelado, es determinado principalmente por el tipo y disposición de lípidos en éste. Las especies grasas que poseen los lípidos de reserva en el músculo, están más sujetos a la oxidación y por lo tanto los mecanismos de descomposición comienzan a bajas temperaturas de almacenamiento. Pescados tales como el bacalao, que contiene poca cantidad de grasa en el tejido muscular y contienen lípdos estructurales asociados a las membranas, también están propensos a la oxidación pero más lentamente, y de esta manera contribuirán a la deterioración del pescado en el almacenamiento en frío. En pescados grasos, la oxidación tiene lugar, primeramente en los depósitos de grasa, los cuales están compuestos por triglicéridos. La tasa de oxidación disminuye con la disminución de la temperatura, usualmente por un factor de 2 a 3 por cada disminución de cada 10°C.

 

Deng (1978), realizó un estudio sobre el efecto del almacenamiento en hielo en los ácidos grasos libres y la oxidación de los lípidos en el músculo de lisa, encontrando que al ser almacenados por 7 días hubo una mayor producción de ácidos grasos libres que la encontrada en un día de almacenamiento. El autor encontró bajos valores de oxidación lipídica, la cual fue medida por el índice de ácido tiobarbitúrico (TBA), en comparación con la producción de ácidos grasos libres. Por otra parte, Morris y Dawson (1979), exponen que la carne deshuesada de pescado es más susceptible a la rancidez oxidativa que la carne en forma de filetes, debido a que durante el proceso de deshuesado se arrastra tanto la musculatura roja como la blanca del pescado, además la capa de grasa adherida a la piel o sub-cutánea, lo que no sucede con el proceso de fileteado manual. Esto trae como consecuencia que la carne deshuesada de pescado presente una alta proporción tanto de compuestos hemo como de grasa, principalmente aquellas especies catalogadas como grasas. El aumento en la cantidad de grasa en la carne molida de pescado, ocasiona algunos efectos perjudiciales, cuando esta es sometida a un almacenamiento relativamente largo:

 

  • Los procesos de rancidez oxidativa se ven acelerados.

  • Luego del proceso de deshuesado mecánico, el músculo de pescado se transforma en partículas más pequeñas con lo cual aumenta la superficie efectiva en contacto con el oxígeno del medio y si la carne presenta mayor cantidad de lípidos, los procesos de rancidez oxidativa se ven altamente acelerados aún con bajas concentraciones de oxígeno en el medio.

 

Por otra parte, la presencia de compuestos hemo altera la estabilidad de la carne deshuesada del pescado en almacenamiento, ya que estos compuestos son agentes prooxidantes de gran importancia. Todos los compuestos hemo naturales catalizan la oxidación de los lípidos insaturados (Tappel, 1965).

 

D. Cambios en las bases volátiles

 

Los cambios que ocurren durante la alteración del pescado dan lugar a una acumulación gradual de sustancias en el músculo, en cantidades que son directamente proporcionales al grado de alteración, las cuales son independientes de los juicios emitidos en los análisis sensoriales. Entre estas sustancias, la más conocida es la trimetilamina (TMA), la cual deriva en parte, de la acción de las enzimas intrínsecas y en parte, de la acción bacteriana sobre el óxido de trimetilamina (OTMA). Sin embargo, sólo las especies marinas contienen esta última sustancia, de modo que esta prueba no puede aplicarse a las especies de agua dulce. Un método alternativo es medir la cantidad total de bases. Se ha encontrado que existe alguna cantidad de bases volátiles totales incluso en el pescado muy fresco. En el pescado crudo putrefacto, mantenido durante 20– 25 días en hielo picado, la concentración de TMA y bases volátiles totales (BVT), alcanza valores alrededor de 50 y 70 mg de nitrógeno por 100 g de muestra respectivamente. Estos pueden tomarse como límites superiores, sin embargo, los valores de 10 a 15 mg de nitrógeno de TMA por 100 g o 35–40 mg de nitrógeno de BVT, se toman habitualmente como el límite más allá del cual puede considerarse el pescado refrigerado como demasiado alterado para la mayoría de los fines (Connell, 1978).

 

Por otra parte, Connell y Shewan (1980), indican que las bases nitrogenadas volátiles generalmente se correlacionan con los cambios sensoriales que ocurren durante la deterioración del pescado. Los métodos utilizados para la determinación de este parámetro presentan la dificultad de no ser muy sensitivos para los primeros estados de deterioro.

 

Se conoce que las bases nitrogenadas totales incrementan lentamente durante el almacenamiento por refrigeración de muchos pescados de agua dulce (Balakirshnan-Nair y col. 1971). Los mismos autores exponen que los valores de bases nitrógenadas volátiles totales, no son adecuadas como índices de deterioro durante los primeros 12 días y aún al final del almacenamiento de pescados de agua dulce, ya que este parámetro permanece casi constante durante los primeros 12 días y aún al final del almacenamiento se encuentra dentro del límite (30 mg/100 g muestra), considerado como el límite usual de aceptabilidad para pescados marinos. Por el contrario, Adebona (1982), realizando estudios en tres especies de agua dulce, encuentra valores bajos de bases volátiles, 9.4; 8.9 y 7.6 para Chrysichthys, Bagrus, y Tilapia respectivamente, indicando esto la calidad de frescura de estos pescados; después de los 21 días de almacenamiento excedieron de los 40 mg de N/100 g de muestra en la mayoría de los casos, lo cual puede ser debido a la acción de las enzimas autolíticas y al deterioro bacteriano. Por ser el nitrógeno básico volátil total uno de los índices más usados para determinar la calidad de frescura de pescados, Stansby (1963), registró valores de este parámetro para diferenciar grados de frescuras: 12 ó menos para pescado fresco, 12–20 para pescado comestible con ligera descomposición; 20–25 para productos en el límite de descomposición y mayor de 25 para pescado descompuesto.

 

E. Cambios microbiológicos

 

Los estudios realizados sobre la microbiología de los pescados de agua dulce son pobres comparados con lo conocido en pescados marinos. En pescado entero como comúnmente se comercializa el pescado de agua dulce, las enzimas intestinales invaden el tejido muscular, causando el deterioro. Sin embargo, se conoce que las enzimas bacterianas también ejercen influencia. Por otra parte, la aparición de las enzimas musculares es un prerrequisito para el óptimo crecimiento bacterial (Bramstedt y Auerbach, 1961).

 

La flora natural microbiana del pescado está constituida, casi exclusivamente, por especies no patógenas; no obstante, en el pescado se pueden encontrar numerosos gérmenes peligrosos para el hombre, que pueden proceder del propio pescado sobre todo, de las diversas manipulaciones que es objeto desde su captura hasta que es consumido (Pozo y col., 1980).

 

Por otra parte, Raccach y Baker (1978), indican que durante el proceso de deshuesado se produce una maceración de los tejidos, incrementando la velocidad de las reacciones químicas, lo cual produce una liberación de material celular rico en nutrientes (aminoácidos, vitaminas, etc.) que hacen que la carne molida se convierta en un excelente medio para el crecimiento bacteriano comparado con la materia prima intacta, encontrando que durante el proceso de deshuesado la carga de aeróbios totales aumenta en un factor de 10. Igualmente, Licciardello y Hill (1978), indican que por la naturaleza del proceso de deshuesado se abre una gran oportunidad para el incremento microbial en el producto final. Es esencial aplicar la eliminación de cabezas y vísceras y un lavado del equipo antes del proceso para evitar un aumento exagerado de microorganismos. La reproducción de los microorganismos de la carne a bajas temperaturas ordinarias. Sin embargo, según descienda la temperatura, el tiempo de generación se alarga.

 

Con relación a la carga microbiana encontrada en bloques congelados de carne deshuesada de pescado, Licciardello y Hill (1978), reportan que de los 208 bloques analizados, los de “Alaska pollock” presentaron un menor número de aeróbios totales con un rango de 103 a 105/g, mientras que los bloques de restos de bacalao poseían un rango de 104 a 106/g. A pesar de que estos bloques fueron congelados a -18 y -21°C, se pudo observar supervivencia de microorganismos. Por otra parte, Rodríguez (1983), encuentra una disminución de aeróbios mesófilos y psicrófilos tanto a - 10 como a -30°C en bloques congelados de carne de pescado.

 

10. Tratamientos que mejoran la calidad de la carne deshuesada de pescado

 

La carne resultante del proceso de deshuesado mecánico presenta características diferentes a la materia prima (pescado entero) que ocasiona problemas en cuanto al mantenimiento de su calidad, principalmente durante su almacenamiento a bajas temperaturas, tales como: aumento en la cantidad relativa de grasas, compuestos hemo y presencia de partículas como escamas y espinas, los cuales pueden producir problemas de rancidez, cambios de color, etc. y teniendo en cuenta la alteración de las proteínas durante la congelación, que puede ocasionar cambios indeseables en la textura debido a la exudación de líquido, haciéndola fibrosa y seca. Con el fin de minimizar o eliminar estos problemas, pueden aplicarse tratamientos tales como el lavado de la carne proceso que ha sido considerado mejorador de la calidad de la carne deshuesada de pescado (Lee y Toledo, 1977; Miyauchi, 1972; Tseo y col., 1983).

 

Miyauchi y col. (1975), indican que el lavado del músculo molido de pescado en agua fría, reduce la cantidad de sangre, pigmentos de la piel, grasas y proteínas solubles en agua, mejorando las características organolépticas e incrementando la vida de almacenamiento de los bloques de carne molida de pescado. Así mismo, Miyauchi (1972), expone que el lavado podría ser una alternativa para el uso de antioxidantes, ya que este proceso remueve la fracción prooxidantes de la carne de pescado. También al remover lípidos y lipoproteínas, puede reducir la predisposición a la rancidez oxidativa. Por otra parte, este tratamiento remueve la mayoría de los constituyentes objetables que producen una coloración oscura, así mismo estabiliza las proteínas del pescado y sus propiedades funcionales son mejor mantenidas durante el almacenamiento por congelación. Es necesario el control de la cantidad de lavados, el tiempo de agitación, la proporción agua-pescado, con el fin de no perder un exceso de constituyentes nutritivos y responsables del sabor del músculo del pescado molido. Así, Giamo (1982), indica que la mayor perdida de grasa, pigmentos y compuestos nitrogenados no protéicos, ocurre cuando se somete la carne a 5 lavados, sin embargo, se produce una gran pérdida de proteínas, por lo que recomienda sólo 2 lavados. Igualmente indica que al incrementar el tiempo de agitación a 10 minutos se incrementa la pérdida de proteínas, grasa cruda, cenizas, pigmentos y carga microbiana. También recomienda una proporción de agua-pescado de 4:1.

 

Por otra parte, Rodger y col. (1979), recomienda una parte de carne molida por 2 partes de agua fría y un tiempo de agitación de 5 minutos, obteniéndose un producto final bastante claro debido a la pérdida de sangre por medio de este proceso. Sorenson (1980), realiza un trabajo similar sobre carne molida de pescado.

 

Se han realizado numerosas experiencias en el uso de aditivos para prevenir los cambios indeseables de las proteínas del pescado durante la congelación, siendo hasta ahora las sales de fosfato las más estudiadas, debido a que estos aditivos producen efectos favorables en el músculo de pescado. Una de las principales ventajas del tratamiento del pescado con polifosfatos, es que reduce la cantidad de líquido exudado. Así, cuando el pescado congelado se somete a descongelación, es común encontrar pérdidas de líquidos mayores al 15%. Está pérdida de fluido va acompañada de proteínas solubles y componentes del “flavor”, obteniéndose un pescado seco, fibroso, duro y con poco sabor (Bolin y Connick, 1976).

 

Miyauchi (1972), expone que los polifosfatos incrementan la capacidad de retención de agua debido a un aumento de pH y a un desarreglo de las proteínas del músculo, produciendo más sitios disponibles para el enlazamiento del agua.

 

Igualmente, Figueroa y col. (1980), explican el mecanismo del triopolifosfato (TPF), está relacionado con ciertas características que presentan estas sales como secuestrantes de proteínas de reconocida acción ligante, que impedirían la deshidratación del pescado. Estas sales proveen la suficiente fuerza iónica para extraer las proteínas del músculo, solubilizándolas y formando una capa que reduciría la salida del agua desde el interior.

 

El uso de polifosfato es mucho más común en el músculo molido de pescado que en filetes, ya que generalmente, estos bloques son más susceptibles a las condiciones del almacenamiento por congelación que los bloques de filetes y los cambios de textura y sabor son principalmente notados.

 

Rodríguez (1985), trabajando con bloques de pescado deshuesado congelados, encuentra que la adición de TPF-NaCl produjo un mínimo efecto protector sobre el sistema protéico de la carne deshuesada de pescado. Sin embargo, mejoró de manera evidente la capacidad de retención de agua de la misma.

III. Materiales y Métodos

 

1. Materiales

 

Para la realización de este trabajo fue utilizada una especie de agua dulce autóctona conocida como cachama ó “cherna”.

 

Los ejemplares usados en este estudio fueron obtenidos de cultivos intensivos realizados comercialmente en la zona de Boca de Aroa, Edo. Falcón. Las cachamas fueron capturadas directamente de las lagunas por medio de mallas especiales para este fin, y luego transportadas en cajas con hielo hasta el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos de la U.C.V. Los ejemplares fueron clasificados según su peso en tres categorías dependiendo del tiempo de cultivo de los mismos, según se indica a continuación:

 

Pequeños (0.7 a 1.5 kg).

Medianos (1.5 a 3.0 Kg).

Grandes (3.0 hasta 5.0 Kg).

 

2. Métodos

 

A. Físicos y químicos.

 

a. Proteína cruda: Determinación del porcentaje de nitrógeno total, utilizando el factor 6.25 para transformar en proteína. Método micro-Kjeldall. AOAC (1980). No 47.021.

b. Humedad: Realizado por el método de pérdida de peso en estufa a 100±5 °C por 1 hora. AOAC (1980). No 7003.

c. Cenizas: Mediante pérdida de peso de la materia fresca, después de la incineración a 550°C en una mufla. AOAC (1980). No 18.025.

d. Grasa cruda: Realizada por extracción con éter de petróleo en un equipo Goldfish según método de Soxhlet. AOAC (1980). No 7.056.

e. pH: Determinado en agua: pescado 1:2, utilizando un potenciómetro marca Cornig modelo 5. AOAC (1980). No 14.022.

f. Acido tiobarbitúrico (TBA): Determinado rancidez oxidativa según el método de Tarladgis y col. (1960), con modificación propuesta por Rhee (1978), donde añade antes de la destilación una mezcla de antioxidantes: EDTA-PG al 0.5%. La observancia fue medida en un espectrofotómetro Spectronic 20. Baush & Lomb.

g. Nitrógeno básico volátil (NBV): Realizado según el método de microdifusión de Cornwall y Byrne (1933), con modificaciones propuestas por Rodríguez (1985). Los resultados se reportan como mg de nitrógeno de NBV por 100 g de muestra.

h. Proteína extraíble: Realizada según el método de Dyer y col. (1950), con modificaciones propuestas por Rodríguez (1985), utilizando un homogeneizador Sorvall omni-mixer 170105, una centrífuga marca Sorvall RC-213.

i. Nitrógeno no protéico: Tratando previamente la muestra con ácido tricloroacético según el método de Murray y Gibson (1972), y midiendo el nitrógeno no protéico del filtrado de acuerdo al método AOAC (1980). No 47.021, 47.022 y 47.023.

j. Ácidos grasos: Realizado por cromatografía Gas-Líquido en un cromatógrafo Hewlletl-Packard modelo 5880A. La columna usada fue de 6 pies × 4 mm de diámetro interno. Relleno: Polietileno Glicol adipato, La extracción de grasa se realizó por el método de Bligh y Dyer (1959). Metilación con metanol y ácido sulfúrico al 1%.

k. Color: Este parámetro fue determinado por medio del colorímetro Hunter-Lab modelo D25-3 de Hunter Associates Laboratory Inc. USA, usando una placa estándar D214 (L=91.72; a=1.1; b=0.4).

l. Huesos y espinas: Realizado por el método de flotación por gravedad propuesto por Patashnick y col (1974).

m. Talla y altura: La talla se obtuvo midiendo el ejemplar desde la parte anterior de la cabeza hasta la bifurcación en “V” de la aleta caudal. La altura de los ejemplares fue tomada desde la base de la aleta dorsal hasta la región ventral.

n. Líquido exudado: Se determinó a partir de 20 g de muestra de carne deshuesada, colocada en tubos de centrífuga de 50 ml de capacidad, centrifugando a una velocidad de 18,000 rpm.. Los resultados son expresados en ml/g.

o. Moldeabilidad: La carne deshuesada fue adherida a un molde de 9.4 cm de diámetro y 1.4 cm de altura. Este molde es colocado a 30 cm. de una superficie plana y la moldeabilidad se determina según el comportamiento de la carne deshuesada: 1 = la carne se desprende rápidamente del molde (entre 1–3 segundos). 2 = la carne se desprende lentamente (4.10 segundos). 3 = la carne se mantiene adherida al molde después de 10 segundos.

p. Firmeza: Esta prueba se realiza moldeando la carne deshuesada de una forma alargada, la cual se sostiene a 30 cm de una superficie plana, realizando una clasificación de firmeza de acuerdo al comportamiento de la carne deshuesada: 1= no se desprende ni desgarra. 2 = no se deforma pero no se desgarra. 3 = se desprende y se rompe o desgarra.

q. Estructura ósea: Para esta determinación se usó un ejemplar de 2.8 kg. se procedió a la extracción de su musculatura, vísceras y piel, sumergiendo el ejemplar completo en agua a una temperatura de 60°C a intervalos regulares de 10 minutos; luego el ejemplar fue removido del baño de agua caliente con el fin de extraer la musculatura. Este procedimiento fue repetido las veces necesarias, hasta lograr el desprendimiento total de la musculatura adherida a los huesos. Posteriormente el esqueleto fue sumergido en una solución de hidróxido de amonio y peróxido de hidrógeno de una concentración adecuada, por 24 horas, de esta manera se logra blanquear los huesos y a la vez se facilita la remoción de cualquier tejido conectivo que haya quedado adherido a los huesos. El esqueleto obtenido fue secado a temperatura ambiente y los huesos desprendidos por el proceso en sí, fueron pegados con goma blanca.

 

B. Microbiológicos

 

Recuento de aeróbios mesófilos: Mediante el método de recuento en placa, siembra por profundidad con agar, estándar (Plate count agar). La incubación se realizó por 48 horas ± 2 a 35 ° C. Los resultados son reportados como UFC/g (Unidades formadoras de colonias por gramo de muestra).

 

Recuento de aeróbios psicrófilos: Por el método de recuento de placa. Siembra por superficie en agar estándar, La incubación se realizó a una temperatura de 7 ± 1°C por 10 días según APHA (1976). Los resultados son expresados en UFC/g.

 

C. Estadísticos

 

Los resultados obtenidos fueron tratados mediante análisis de varianza de uno y dos factores sin repetición, según lo recomendado por Sokal y Rohlf (1969).

 

D. Sensoriales

 

Las variaciones en los atributos de textura, olor, apariencia de los ojos, piel y cavidad abdominal de los pescados fueron estudiados cada tres días durante todo un período de almacenamiento de la siguiente manera:

 

Textura: se señalo la variación de la firmeza y elasticidad del músculo a la presión de los dedos.

 

Olor: se describió la variación del mismo desde un fresco típico presente en el momento de la captura, hasta la detección de un olor no característico a pescado fresco en el momento del deterioro.

 

Ojos: se observó la pérdida de transparencia de la córnea y el hundimiento de los ojos al igual que también la presencia o no de sangre en los mismos durante el deterioro.

 

Piel: se describió la pérdida de brillo, humedad y coloración característica.

 

Cavidad abdominal: se señaló la decoloración de las paredes abdominales al igual que también la existencia o no de limo sobre éstas.

 

3. Procesos

 

A. Evisceración y eliminación de cabezas

 

La eliminación de las vísceras se realizó cortando la región ventral, desde la cola hasta la cabeza, con cuidado de no romper la vesícula biliar, posteriormente fueron extraídas las vísceras manualmente. El corte de las cabezas se realizó por medio de una sierra mecánica marca Boia Hd. modelo 8130. Se realizaron dos tipos de corte, uno en forma recta a nivel del opérculo y el otro en forma de “V” con el fin de aprovechar toda la porción muscular. Los cálculos fueron realizados de acuerdo al segundo corte.

 

B. Fileteado

 

Este proceso fue llevado a cabo con la ayuda de un cuchillo, separando las musculatura de los huesos para obtener 2 filetes de cada ejemplar, eliminándose posteriormente la piel de los mismos.

 

C. Corte en ruedas

 

Fueron realizadas con una sierra mecánica con tres zonas diferentes del cuerpo, denominando a las ruedas resultantes:

 

A: A nivel de la región contigua a la cabeza.

B: A nivel de la región anterior a la aleta adiposa.

C: A nivel de la aleta caudal

 

Los cortes fueron realizados en ejemplares de cada categoría descritas anteriormente, reportando valores promedios.

 

D. Almacenamiento en refrigeración del pescado fresco

 

Los ejemplares usados en este estudio fueron medidos, pesados, lavados y eviscerados: nuevamente lavados y fueron separados en dos sub-lotes para su almacenado a 0° y a 6°C.

 

Los pescados pertenecientes al primero, fueron colocados en cavas con hielo en un refrigerador marca “Raetone” cuya temperatura se mantuvo a 6°C y los pertenecientes al segundo se dispusieron directamente en cajas plásticas en el mismo refrigerador regulado a 6°C. Periódicamente se añadió hielo y eliminó en agua derretida a las muestras almacenadas a 0°C y se checo que no existieran variaciones en la temperatura del refrigerador.

 

Las muestras fueron analizadas al día siguiente de ser refrigeradas y estos valores iniciales se denominaron “tiempo cero”

 

Posteriormente de cada grupo se tomaron ejemplares a intervalos de cada tres días con el objeto de realizar los análisis correspondientes hasta observar signos de deterioro.

 

Un total de tres lotes fueron analizados en diferentes épocas del año (Mayo, Junio y Septiembre de 1985).

 

E. Deshuesado mecánico

 

Por medio de una sierra mecánica se procedió al acondicionamiento de los ejemplares, realizándose varias pruebas con el fin de obtener los cortes más adecuados para lograr el paso de la máquina deshuesadora. Una vez obtenidos los trozos, estos fueron pasados a través de una deshuesadora marca Yanigiya tipo S, obteniéndose por un lado los desechos (piel y espinas) y por el otro la pulpa.

 

F. Lavado de la pulpa

 

La pulpa de cachama fue lavada con agua fría (4°C) en una proporción 1:3 pescado:agua, Tiempo de agitación 2 minutos; reposo 5 minutos. El agua con los componentes solubles fue decantada y el resto del agua fue eliminada pasando la pulpa por una tela de algodón. El proceso fue repetido dos veces más de la misma manera.

 

G. Acondicionamiento de la pulpa

 

A la pulpa de cachama se le añadieron diversos agentes crioprotectores y mejoradores de la textura como el tripolifosfato de sodio (0.5%) y almidón de maíz (7.5%) respectivamente, lo cual se realizó mediante el mezclado mecánico.

 

H. Empaque y almacenamiento de la pulpa

 

La pulpa de cachama obtenida se empacó en forma de bloques de aproximadamente 200 g en bolsas de polietileno selladas térmicamente y congeladas en un congelador de placas de doble contacto marca Freeze-cell (Dole Refrigerating Company) por 4 horas a -40°C, posteriormente fueron almacenados a -30°C por 4 meses, cada mes se realizaron los análisis correspondientes para cada una de las muestras.

 

Otro lote de pulpa empacada, fue almacenado en refrigeración por 21 días, donde cada tres días se realizaron los análisis correspondientes.

 

IV. Resultados y Discusivo

 

1. Identificación taxonómica y morfológica

 

La cachama Colossama macropomum, pertenece a la subfamilia Serrasalminae, la cual incluye peces caracoideos ampliamente conocidos en América del Sur, siendo abundante en las cuencas de los ríos Amazonas, Paraná-Paraguay y Orinoco (Machado-Allison, 1982). En la foto 1 se encuentra la descripción taxonómica de la especie utilizada en este estudio. Esta especie tiene un cuerpo alto romboidal y presenta un crecimiento rápido, alcanzando aproximadamente 1 kg. de peso al cabo del primer año, 2.5 en el segundo y de 5 a 7 kg durante el tercer año de vida, momento este en el que alcanza la madurez sexual.

 

En la especie Colossoma macropomum, existen patrones definidos de coloración en el cuerpo, así en los ejemplares juveniles se presenta en el cuerpo manchas redondeadas u ovaladas, distinguiéndose las aletas pectorales y las pélvicas incoloras en ejemplares pequeños, las aletas pectorales, anal y pélvicas negras en juveniles mayores de 100 mm de largo estándar y muy oscuras o negras en adultos.

 

Presenta el cuerpo con la región ventral y ventro lateral oscura o negra y la región dorsal cobriza o plomizo uniforme en adultos y juveniles grandes (Machado-Allison, 1982).

 

Así, se puede observar igualmente en la foto 1 que los ejemplares cultivados presentan una coloración oscura casi negra con la presencia de abundantes escamas, factores que pueden influir tanto en la comercialización como en los procedimientos tecnológicos.

 

En cuanto a las escamas son típicas cicloideas en juveniles, modificándose en adultos con procesos espinosos en su borde posterior, se observan escamas suplementarias cubriendo las principales. Una de las características que distingue a la especie C. macropomum de las otras pertenecientes al género Colossoma, es la presencia de la aleta adiposa más desarrollada con radios osificados a partir de ejemplares de 65 mm de largo estándar.

 

Colossoma macropomum, presenta una distribución de los huesos característica de las especies Osteorifains (foto 2), es importante señalar que todas las especies pertenecientes a la subfamilia Serrasalminae: cachama, caribe, palometa y otras, presentan espinas intermusculares en forma de horquilla que ayudan a soportar el tejido natural, por lo que sirven como una maya de soporte (foto 3).

 

Estas características óseas de la especie aunque son de gran importancia para la anatomía del animal presentan serios inconvenientes durante su procesamiento tecnológico y consumo directo ya que las espinas en forma de horquilla presentan un riesgo para el consumidor, así mismo presenta una columna vertebral con una gran irrigación sanguínea, lo que trae como consecuencia problemas de estabilidad durante el almacenamiento por la presencia de compuestos hemo que son agentes prooxidantes.

 

Igualmente, la cachama es un animal considerado de cabeza grande (foto 4) ya que presenta una serie opercular bastante desarrollada. (figura 2) trayendo esto como consecuencia la reducción de la parte comestible por presentar las especies con estas características bajos rendimientos de la porción comestible con respecto al peso total. Así mismo, en la foto 4 se observa claramente la gran cavidad visceral que presenta esta especie siendo este factor igualmente limitante para diversos procesos tecnológicos que serán descritos posteriormente.

 

2. Características físicas y químicas de la Cachama

 

La caracterización de una especie en particular, resulta de gran interés cuando se comienza una investigación sobre la misma. De esta manera, se conocerán las características importantes que pueden ser claves para la iniciación de otros caminos sobre la misma investigación.

 

Desde 1976 se han venido realizando estudios concernientes a la cachama, los cuales han sido dirigidos hacia aspectos de gran relevancia como lo es la inducción de su reproducción en cautiverio, alimentación, diferentes factores que implican un aumento de su productividad, etc. habiéndose obtenido, hasta los momentos, excelentes logros en las diferentes investigaciones llevadas a cabo sobre la especie en cuestión. 

8deshuesado
ARendimiento
Bpescado
9Alteraciones
ACambios
BCambiosen
Coxidativa
Dbases
IIIMATERIALES
10Tratamientos
Emicrobiológicos
2.Metodos
BMicrobiologicos
CEstadisticos
DSensoriales
3Procesos
BFileteado
CCorte
Dfresco
EDeshuesado
FLavado
Gpulpa
HEmpaque
IVRESULTADOS
2Caracteristicasfisico
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Fotografía 1. Ejemplar de cachama (Colossoma macropomum)

Orden: Cyprinformes.

Familia: Characidae.

Sub-familia: Serrasalmiae.

Género: Colossoma.

Especies: Colossoma macroporum.

Nombre común: Cachama.

Sin embargo, poco se ha investigado sobre su utilización y el aspecto tecnológico, que es de suma importancia, ya que se podría lograr una comercialización adecuada para una especie autóctona cuya producción puede llegar a ser muy alta en Venezuela.

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Fotografía 2. Estructura ósea de la cachama (Colossoma macropomum).

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Fotografía 3. Cabeza de cachama (Colossoma macropomum).

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Fotografía 4. Filete de cachama (Colossoma macropomun).

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Fig: 2. Detalle diagramático del hueso opercular de Colossama y Piaractus mostrando diferencias morfológicas A: Piaractus   B: Colossoma

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A. Talla, peso y altura

 

En la tabla 3 se encuentran representados los valores promedios de talla, peso, y altura de los ejemplares estudiados para cada categoría, así como también el rango, la desviación estándar.

 

Es posible notar, en general, que existe mayor homogeneidad en los valores de pesos para las tres categorías, información suministrada por los bajos valores en la desviación estándar. Por otra parte se observa una cierta homogeneidad en los valores de talla, y altura para tres categorías lo que nos indica que este parámetro puede variar en ejemplares de un mismo peso. Sin embargo, existe una relación entre parámetros talla, peso y altura a medida que aumenta el tamaño del animal pudiendo relacionarse con el tiempo de cultivo.

 

La tabla 4 presenta los valores porcentuales promedios(con respecto al peso total) de cabeza, vísceras, piel y huesos y porción comestible de los ejemplares pequeños, medianos y grandes.

 

En general, se observa que existe poca variación en los resultados de cada una de las partes estudiadas en los tres tamaños. El análisis de varianza realizado con un nivel de confianza de 95%, indica que no existe diferencia significativa en cuanto al porcentaje de la cabeza, vísceras, piel y huesos y porción comestible para las tres categorías estudiadas.

 

Como los ejemplares de cachama en estudio, son producto de cultivos intensivos, de allí que los resultados obtenidos sean importantes, ya que se podría planificar la captura de los animales en un momento determinado, es decir, hasta que alcancen un tamaño adecuado y no continuar el crecimiento para evitar gastos innecesarios en alimentos, horas de trabajo y así se podría aumentar la producción, debido a la reducción en el tiempo de captura.

 

Esto básicamente se plantea por los resultados obtenidos con relación al rendimiento de la porción comestible, en el cual, se observa que no existe diferencias significativas para los tres tamaños. Este rendimiento se considera bastante aceptable, comparado por ejemplo por el encontrado por Thurston y col. (1959), donde el rendimiento para especies cuyo tamaño oscila entre 915 – 3,795 g, estaba dentro del rango de 23.6 a 35.3%. Sin embargo, el parámetro rendimiento en filetes o parte comestible, está muy relacionado con la anatomía del pescado. Se ha encontrado que pescados con grandes cabezas y con gran masa visceral relativa al músculo, producen bajos rendimientos.

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Tabla 3. Valores de talla, peso y altura de cachama de tres categorías según su tamaño.

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La cachama es considerada un pescado de cabeza grande, presentando la serie opercular bastante desarrollada, lo que implica que al hacer el corte en forma recta, se incluya una porción de la parte comestible (foto 4), por esta razón se observan tan altos valores en el porcentaje de cabeza con respecto al peso total. A pesar de esto, se encontró que el rendimiento de la porción comestible fue bastante satisfactorio.

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Tabla 4. Porcentajes promedios de cabezas, vísceras, piel y huesos y porción comestible en cachama de tres categorías según su tamaño.

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Generalmente el peso del filete representa cerca de una tercera parte del peso total, sin embargo, observamos que la porción comestible en la cachama representa, en todos los casos, un poco más de este valor. Esto puede ser debido a que esta especie desarrolla una gran musculatura, justamente por su condición migratoria, que, aunque los ejemplares en estudio viven en tanques, esta característica es transmitida genéticamente. 

Por otra parte, esta especie presenta una estructura ósea bastante fuerte, lo que hace pensar que esto sea una consecuencia de la gran musculatura con el fin de poderle servir como base y soporte de esta.

Los resultados de la tabla 4, nos indican que no es necesario que los ejemplares alcancen grandes tamaños en las lagunas piscícolas para obtener mayor cantidad de carne, por el contrario, podrían surgir otros problemas, tanto económicos como tecnológicos, cuando se tienen ejemplares cultivados de gran tamaño. A medida que se continué el desarrollo de la discusión, se irán planteando los diferentes problemas presentados.

 

B. Características fisicoquímicas del músculo de cachama

 

El conocimiento de la composición proximal de una determinada especie de pescado resulta un factor de gran importancia cuando se quiere realizar una caracterización de esta.

 

Se ha encontrado que la composición química de los pescados varía bastante de especie a especie, aunque también es común encontrar variaciones entre pescados de la misma especie, lo cual se cree que es debido a factores tales como la estación del año en que es capturado, área geográfica, edad, sexo y otras causas no identificadas (Stansby, 1954).

 

La tabla 5 agrupa los resultados obtenidos de la composición fisicoquímica del músculo de la cachama en los tres tamaños estudiados.

 

La composición proximal de la especie para los tres tamaños, varia principalmente con el contenido de humedad y en el contenido de grasa, debido a que estos componentes varían inversamente uno con el otro.

 

Los valores de humedad: 81.39%; 79.39% y 73.71% para pequeño, mediano y grande respectivamente, están dentro de los valores normales que se han encontrado para pescados de agua dulce, por otros autores (Thurston y col., 1959; Pawar y Magar, 1966; Kinsella y col., 1977; González, 1980; Torrealba, 1980; Premoli, 1986; Afolabi y col., 1984 y otros).

 

La proteína de las muestras de cachama presentó valores de 17.42%; 17.80% y 18.11% para pequeño, mediano y grande, respectivamente, estos valores están bastante cercanos al rango en el contenido de proteínas que exponen Thurston y col. (1959), en su trabajo sobre la composición química de algunas especies de agua dulce. Estos autores explican que en general, el rango en el porcentaje de proteínas para pescados de agua dulce, esta entre 16 y 19% con una media de 17%, pero sin embargo existen excepciones encontrando valores hasta de 22.8%., así como también valores bastante bajos de este parámetro.

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Tabla 5. Resultados de los análisis fisicoquímicos del músculo de cachama (Colossoma macropomum).

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Igualmente, Kinsella y col. (1977), al realizar un estudio sobre la composición proximal de algunas especies de agua dulce, indican que el porcentaje de proteína encontrado está dentro de un rango estrecho, desde 17 a 21.3%, pero que el valor más frecuente encontrado es de 19%.

 

Los valores de ceniza concuerdan con diferentes trabajos consultados en la bibliografía. Kinsella y col. (1977), encuentran que los valores de ceniza varían desde 1.0 a 1.3 en todas las especies de agua dulce estudiadas. Por otra parte, al analizar 21 especies de agua dulce, Thurston y col. (1959), encuentran que los valores de ceniza varían desde 0.9 hasta 1.3.

La grasa, sin embargo, merece una atención particular, ya que se observa claramente la gran variación existente en las tres categorías estudiadas. Se evidencia que a medida que la cantidad de grasa aumenta, el contenido de humedad disminuye, en general el contenido de grasa y humedad varían inversamente uno con el otro, encontrándose que los pescados considerados grasos contienen una humedad relativamente baja. Así, se ha encontrado que especies de agua dulce como el coporo contienen un bajo porcentaje de humedad (74%) y un 6.78% de grasa (González, 1980); la trucha de lago, también de agua dulce, contiene una humedad de 70.8% y un contenido de grasa de 9.3% (Thurston y col., 1959).

 

La variación en el contenido de grasa, tanto de una especie a otra, como la existente en ejemplares de la misma especie, generalmente es explicada por diferentes causas: época de captura, edad, sexo, área geográfica, (Stansby, 1954) y alimentación (Ramachandran y Gopakumar, 1981).

 

En nuestro caso en particular, los ejemplares usados son criados en estanques y su reproducción es inducida. De allí, que la razón primordial del aumento de grasa es debido a la alimentación que se les suministra. Para los ejemplares usados en este primer estudio, la alimentación fue básicamente a base de “cachamarina”. Este es un alimento especial para cachama, que hasta los momentos todavía está en estudio. En un evento anual realizado en San Carlos (1983), sobre pescados de agua dulce, se trató del problema de la acumulación de grasa en las cachamas cultivadas y su vínculo con el alimento que se les suministra. Actualmente se está llevando a cabo, en diferentes instituciones del país, estudios sobre alimentos para cachama.

 

Por otra parte, se observa que los ejemplares grandes son los que presentan un alto contenido de grasa, lo que hace pensar que en determinado momento los animales ya no utilizan el alimento para la formación del músculo y metabolismo, sino que lo almacena en forma de grasa.

 

Como se ha explicado anteriormente, la especie estudiada es de costumbre migratoria, cuya característica es transmitida genéticamente, sin embargo los ejemplares utilizados son criados en cautiverio, por lo que su movimiento es sumamente restringido, lo cual podría ser un factor determinante en la acumulación de la grasa, debido a que gastan muy poca energía durante el período que permanecen en las lagunas antes de ser capturados, pudiendo ser conveniente la adecuación de las lagunas en este sentido, es decir, probar el cultivo de cachamas en lagunas con mayor movimiento del agua, lo cual sería un motivo de estudio para personas vinculadas a este tipo de trabajo de ingeniería hidráulica.

 

Durante la realización de este trabajo, se pudo constatar, que los ejemplares mayores de 3.0 Kg, presentaban acumulaciones considerables de grasa en la cavidad visceral y se notaba claramente la grasa inserta en los músculos, es decir, grasa intermuscular. Igualmente, Castell, (1971), realizó un estudio en el cual encontró que pescados tales como arenque, caballa y atún, presentaban sus depósitos de grasa esparcidos en el músculo, mientras que, en los pescados magros, tales como bacalao y “haddock”, la mayoría de los lípidos son almacenados en el hígado.

 

La acumulación de grasa en la cachama podría ser un factor problema en el aprovechamiento tecnológico de esta especie, principalmente durante el almacenamiento por congelación, ya que esto traería problemas de rancidez, cambios de coloración de la carne, olores objetables, etc.

 

Ackman (1980), indica que la importancia del mecanismo de la deterioración del pescado congelado es determinada principalmente por el tipo y disposición de los lípidos en este. Las especies grasas están más sujetas a la oxidación y por lo tanto los mecanismos de descomposición, comienzan aún a bajas temperaturas de almacenamiento.

 

Los cambios objetables que ocurren durante el almacenamiento, debido a la presencia de grasas, son factores que limitan la comercialización.

 

Los valores obtenidos de pH, TBA y NBV, nos indican el estado de frescura en que se encontraban los ejemplares usados en este estudio. Así, por ejemplo, Connell (1978), indica que los valores de pH cercanos a 6.5 ó menores, implican que el pescado se encuentra en estado fresco. Igualmente, Premoli (1986), encuentra valores de pH de 6.4 para pescado con un alto grado de frescura.

 

De la misma manera, los valores de TBA, indican un incipiente grado de deterioro en lo que se refiere a la rancidez oxidativa, ya que se considera deteriorado un pescado cuando presenta valores de TBA de 4 mg/Kg (Sinhuber y Yu, 1958), lo cual resulta de multiplicar el valor de D.O. por el factor de 7.8, encontrándose en nuestro caso que ninguna de las categorías sobrepasaba 0.5 mg/Kg. Igualmente, los valores de NBV revelan las características de frescura de las muestras. Los valores obtenidos han sido reportados bajos según el criterio de algunos autores (Connell, 1978).

 

Estos resultados, nos indican que estas muestras pueden ser sometidas a diferentes procesos tecnológicos y a un almacenamiento, el cual, de acuerdo a su calidad inicial, puede ser prolongado.

 

  • Perfil de ácidos grasos

 

Debido a la variabilidad presentada en el contenido de grasa en los ejemplares de cachama de las tres categorías estudiadas, se hace necesario la determinación del contenido de los ácidos grasos constituyentes y su cuantificación.

 

Los ácidos grasos más importantes encontrados en el músculo de cachama para las tres categorías estudiadas se encuentran reportados en la tabla 6.

 

En general el ácido palmítico (16:0), resultó ser el ácido graso saturado predominante. Este resultado es común encontrarlo en los diferentes trabajos donde se cuantifican los ácidos grasos tanto de pescados marinos como de agua dulce (Kinsella y col., 1977; Gil. 1983; Rodríguez, 1983). Por otra parte, Ackman (1966), también encuentra una alta proporción de este ácido graso, indicando que el 16:0 es el principal metabolito en el pescado y que su nivel no está influenciado por la dieta.

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t6

De los ácidos grasos monosaturados, el más importante fue el oléico (18:1). Se puede observar que a medida que aumenta el tamaño del animal, también aumenta el contenido de ácido oléico. Kinsella y col. (1977), indican que el contenido de ácidos grasos varía entre la misma entre la misma especie de acuerdo con la talla. Los autores reportan un aumento significativo en la concentración de los ácidos 16:1 y 18:1 en las especies de mayor tamaño.

 

Otro ácido que varía con el tamaño es el araquidónico (20:4, w6). Igualmente, Kinsella y col. (1977), reportaron que los ácidos grasos 20:4 y 22:4 presentan mayores proporciones que en especies de mayor talla o ejemplares de la misma especie con tallas menores, tal y como ocurre en nuestro caso (tabla 6).

 

Es importante hacer notar la alta proporción de ácido linoléico (18:2) en las muestras de cachama, lo cual no es común encontrarlo en pescado, posiblemente, este fenómeno está íntimamente relacionado con la alimentación suministrada a esta especie en cautiverio.

Tabla 6. Ácidos grasos en el músculo de cachama de tres tamaños diferentes

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En relación con este punto, Ramachandra y Gopakumar (1981),trabajaron con diferentes dietas para observar su efecto en cuanto a la deposición de grasas y composición de ácidos grasos en tilapia, incluyendo que la dieta está muy relacionada con la composición de ácidos grasos y deposición de grasa en el cuerpo del animal.

 

Los resultados obtenidos en relación al porcentaje total de ácidos grasos saturados, monoinsaturados y polinsaturados, reviste un gran interés, ya que, al comparar estos resultados con los obtenidos por otros autores, tanto en pescados de agua dulce como en marinos, (Kinsella y col., 1977; Shewflt, 1981; Gil y col., 1985), encontramos, en todos los casos que la proporción de monoinsaturados es menor que los polinsaturados, resultados contrarios a los encontrados en cachamas para cada categoría.

 

Al investigar este aspecto, encontramos que esto se debe principalmente a la alta proporción del ácido oléico (18:1), fenómeno que ocurre generalmente en la carne de cerdo y ovino, tal y como lo reporta Forrest y col., 1975.

 

Con el fin de profundizar este punto, se realizó el perfil de ácidos grasos del alimento suministrado a las cachamas estudiadas (alimento para vacas).

 

En la tabla 7, se puede observar estos resultados los cuales corroboran lo dicho anteriormente sobre la influencia de la alimentación en la composición de los ácidos grasos. Puede notarse que la proporción del ácido oléico (18:1) del alimento es bastante similar a la encontrada para las cachamas de las tres categorías. Por otra parte, la alta proporción que presenta el alimento del ácido linoléico (18:2), influye directamente en la proporción de este ácido graso en las cachamas cultivadas (tabla 6).

 

Con el fin de afianzar estos resultados, se realizó el perfil de ácidos grasos de una cachama de ría, cuyos resultados están reportados en la tabla 8.

 

Se puede observar que la proporción de ácidos grasos es bastante diferente a las encontradas en las cachamas cultivadas, con excepción del ácido palmítico (16:0), ya que, como se dijo anteriormente, este es un metabolito que no está influenciado por la dieta. Se puede observar menores proporciones de los ácidos grasos 18:1 y 18:2 con relación a las cachamas cultivadas, lo cual corrobora, una vez más, la influencia que ejerce la alimentación suministrada.

 

Por otra parte, se observa un aumento considerable en los ácidos grasos polinsaturados 20:4, 20:5 y 22:6 con respecto a las cachamas en cautiverio.

 

Estos resultados nos dan una idea de que la alimentación de los animales en cautiverio es de gran importancia, ya que puede variar la composición de ácidos grasos naturales en los pescados, el cual es consumido, en muchos casos, para evitar problemas de colesterol y triglicéridos, lo cual se consigue por el consumo de alimentos con alta proporción de ácidos grasos polinsaturados y baja de saturados, como lo es el pescado.

 

Se puede observar una mayor proporción del ácido 22:6 en la cachama de río, lo cual es un fenómeno importante, ya que los ácidos grasos w3 específicamente el 22:6, está muy relacionado con la prevención de la esclerosis múltiple (Kinsella y col., 1977). Por otra parte, se observa en la tabla 8 una mayor proporción de ácidos grasos polinsaturados con relación a los monoinsaturados, hecho que no ocurre en las cachamas cultivadas.

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Sería conveniente la preparación de un alimento que contenga una proporción de ácidos grasos similar a la encontrada en la cachama de río, para así evitar inconvenientes en cuanto a la gran variedad de ácidos grasos en las cachamas cultivadas con respecto a las naturales y mantener las propiedades propias del pescado que son debidas a los ácidos grasos constituyentes del mismo.

 

De lo discutido hasta los momentos, sería posible concluir que los ejemplares denominados medianos (1.5 – 3.0 kg), podrían considerarse los ideales para ser utilizados comercialmente. Primeramente, por que han sido los de mayor demanda en la empresa que los cultiva, y se ha podido observar que el rendimiento de la porción comestible es bastante satisfactorio. Por otra parte, presenta la composición proximal deseada de un producto para consumo humano. Según Thurston y col. (1959), un espécimen con un alto contenido de proteína (mayor de 17%) y bajo contenido de grasa (menor de 5%), cumple con este requisito.

Tabla 7. Perfil de ácidos grasos de alimentos para vacas

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Tabla 8. Perfil de ácidos grasos de una cachama del río Apure

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3. Estabilidad de la cachama en condiciones de refrigeración

 

Al objeto de evaluar la estabilidad y calidad de la cachama en condiciones de refrigeración, se utilizaron tres lotes de cachama recién capturadas en épocas del año diferentes y se almacenaron a una temperatura de 0°C y 6°C. y dichos ejemplares fueron analizados fisicoquímica, microbiológica y sensorialmente con una frecuencia de cada tres días hasta la aparición de signos de descomposición, tal como se indica a continuación:

 

A. Determinaciones físicas y químicas.

 

a. pH.

 

Como se puede ver en la figura 3 los valores de pH en las muestras almacenadas a 0°C presentan ligeras fluctuaciones y se mantuvieron en un rango entre 6.40–6.97; un comportamiento similar se observa en la figura 4, para aquellas muestras almacenadas a 6°C donde los valores oscilan entre 6.47 – 6.97.

 

La gran mayoría de los trabajos que se refieren sobre pescado de agua dulce, señalan rangos de pH muy parecidos a los obtenidos en cachama. Lahiry y col. (1963) reportaron a un rango de pH para Mallugó attu de 6.4 – 7.1 y para Barbus dubois de 6.5 – 6.8; Balakrishnan Nair y col. (1971), señalaron que “migral” (Cirrhina mrigala) un rango de 6.3 – 6.5 y en un trabajo reciente en “piramutaba” (Brachyplatystoma vaillanti) el rango fue de 6.4 – 65.6 (Lima dos Santos, 1981).

 

Fluctuaciones en los valores de pH durante el período de almacenamiento en refrigeración fueron también señaladas en muchas especies de pescado de agua dulce (Balakrishnan Nair, 1971; González, 1980; Lima dos Santos, 1981). Los valores de pH en cachama fueron 6.69; 6.75 y 6.54 para los lotes I, II, y III respectivamente. Estos valores por su parte se encuentran acordes con los reportados en la bibliografía para otras variedades de pescados.

Las pocas variaciones existentes en los valores de pH en los tres lotes examinados pueden ser debidas a ciertas diferencias en el contenido de glicógeno presente en los pescados. En vista de que los esfuerzos a que fueron sometidos los pescados en el momento de la captura no fueron iguales en todos los lotes, la cantidad de glicógeno en el momento de sacrificio pudo variar en los diferentes grupos. Tarr (1954), señala que los valores iniciales de pH en el período post-rigor son dependientes del contenido de glicógeno se transforma en ácido láctico cuya concentración determina el pH del pescado (Connell, 1980).

 

No obstante, a las variaciones existentes entre los lotes al promediar los valores de pH se pudo observar un comportamiento similar a las dos temperaturas de refrigeración utilizadas (figura 5). No se registró una excesiva acumulación de metabolitos básicos, productos resultantes de la actividad autolítica y bacteriana, como se verá más adelante, lo que permite explicar por qué no se produjo un incremento en el valor de pH durante el deterioro del pescado.

 

Es posible que los valores de pH tengan una considerable influencia sobre los tipos de organismos que se desarrollen y en consecuencia del curso entero de cambios bioquímicos que tomen lugar en el pescado (Tarr, 1954).

 

b. Nitrógeno básico total

 

La determinación de las bases volátiles totales es de aplicación algo más amplia y puede utilizarse en pescados que no contengan trimetilamina (TMA), como es el caso de aquellos que habitan en agua dulce (Farber, 1965; Connell, 1980). En vista de que estos pescados no contienen óxido de trimetilamina, las bases volátiles totales formadas consisten casi enteramente de amoníaco (Pearson, 1962). En las figuras 6 y 7 se presentan los valores de nitrógeno básico total (NBT), obtenidos en cachama durante su almacenamiento a 0°C y a 6°C. Los bajos valores de las bases volátiles totales al inicio de la experiencia indicaron que los lotes de pescados utilizados presentaban un estado de frescura satisfactorio. Estos valores iniciales fueron 13.36; 13.65 y 12.97 mg N/100 g para los lotes I, II, y III respectivamente, siendo muy similares a los que se han obtenido en otras variedades de pescados.

 

González (1984), trabajando con bombache (Larimus breviceps), mojarra (Eugerres awalae) y guaripete (Synodus foetens) reportó valores iniciales de 14.06; 12.39 y 12.73 mg N/100 g respectivamente y el contenido de nitrógeno básico total señalado por Madriz (1984), en otras especies de pescados, fue de 10.7 mg N/100 g para la tonquicha (Cynoscion jamaicensis), 7.7 mg N/100 g para la especie cunaro (Pristipomoides macrophtalmus) y por último 7.80 mg N/100 g para la especie picua (Shyraena picudilla).

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En el caso particular de los pescados almacenados a 0°C, (figura 6), los valores de nitrógeno básico total en los lotes presentaron variaciones a través del período de almacenamiento. Una fuente de variabilidad de estos pescados colocados en hielo parece seria lixiviación de las bases volátiles que ocurre a partir de las diferentes partes del cuerpo. Según Balakrishnan Nair y col. (1974) estas bases volátiles son solubles en agua y pueden ser parcialmente removidas de la carne por el hielo que está siendo derretido.

Un ligero incremento en el nitrógeno básico total al final del período del almacenamiento fue obtenido en las muestras almacenadas a 6°C, (figura 7), igualmente se observó un ligero incremento de las bases volátiles y los valores del almacenamiento fueron un poco más elevados que aquellos obtenidos a 0°C.

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Lote I : • / Lote II : ▲ / Lote III : O

Fig. No 3.- Valores de pH en cachama durante el almacenamiento a 0°C en tres lotes diferentes.

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Fig. No 4.- Valores de pH en cachama durante el almacenamiento a 6°C en tres lotes diferentes.

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González (1984), realizando estudios en varias especies de pescados, señaló en el caso de las muestras refrigeradas a 6 y 12°C, un aumento sumamente rápido de los valores de nitrógeno básico volátil en comparación con aquellas colocadas en hielo, donde se observó un lento y progresivo incremento el cual nunca alcanzó los niveles logrados en las otras temperaturas señalada. Existe una relación entre la temperatura de almacenamiento y la producción de nitrógeno básico total, de forma tal que a mayor en las otras temperaturas señaladas. Existe una relación entre la temperatura de temperatura más rápidamente tienen lugar las reacciones deteriorativas que conducen a la formación del nitrógeno básico total (Madriz, 1984).

 

Más claramente se pudo observar en la figura 8 a través de los valores promedio de nitrógeno básico total de los tres lotes estudiados cual fue la tendencia que se obtuvo en estos valores en el transcurso del almacenamiento.

 

Durante el deterioro de las muestras el valor de 35–40 mg N/100 g señalado por Connell (1980) como el límite más allá del cual los pescados refrigerados pueden considerarse como demasiados alterados para la mayoría de los fines, no fue alcanzado, aun cuando los pescados no fueron aptos para el consumo humano. En este sentido, la velocidad con que estas substancias aumentan depende de la especie y de la temperatura de almacenamiento utilizadas; así se va a estimar el grado de alteración de una muestra de una especie determinada, deberá conocerse previamente la velocidad de formación de esta substancia en dicha especie (Connell, 1980).

 

c. Nitrógeno no protéico

 

En las figuras 9, 10 y 11 se puede observar la tendencia que los valores de nitrógeno no protéico (NNP) en las muestras de cachama almacenadas a 0°C y a 6°C a través del período de prueba. Como se puede ver en las muestras que constituyen los tres lotes almacenados en hielo, los valores de nitrógeno no protéico presentaron fluctuaciones y disminuyeron a partir de los 18 días, como lo demuestra claramente el promedio de los valores de NNP de los tres lotes, hasta el final del almacenamiento.

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Fig. No 5.- Valores promedio de pH de los tres lotes de cachama, durante el almacenamiento a 0°C y a 6°C.

0°C : O / 6°C : ▲

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0°C : O / 6°C : ▲

Lote I : • / Lote II : ▲ / Lote III : O

Fig. No 7.- Valores de Nitrógeno Básico Total (NBT) en cachama durante el almacenamiento a 6°C, en tres lotes diferentes.

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Lote I : • / Lote II : ▲ / Lote III : O

Fig. No 6.- Valores de Nitrógeno Básico Total (NBT) en cachama durante el almacenamiento a 0°C, en tres lotes diferentes.

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0°C : O / 6°C : ▲

Fig. No 8.- Valores promedio de Nitrógeno Básico Total (NBT) de los tres lotes de cachama, durante el almacenamiento a 0°C y a 6°C.

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Lote I : • / Lote II : ▲ Lote III : O

6°C 

Fig. No 10.- Valores de nitrógeno no proteico (NNP) en cachama durante el almacenamiento a 6°C, en tres lotes diferentes.

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0°C 

Lote I : • / Lote II : ▲ Lote III : O

Fig. No 9.- Valores de nitrógeno no protéico (NNP) en cachama durante el almacenamiento a 0°C en tres lotes diferentes.

Las determinaciones de nitrógeno no protéico efectuadas en muestras de curvinata (Plagioscion squamosissimus) almacenadas en hielo mostraron una disminución desde 270 mg/100 g a 114.9 mg/100 g al final del período de almacenamiento. 

La disminución observada en estos valores fue atribuida a la utilización bacterial y al lavado de ciertos componentes durante el almacenamiento (Ovallos, 1980). También Castellanos (1980), trabajando con la misma especie, pero esta vez almacenada sin cabeza observó el mismo comportamiento.

 

En este caso particular los valores disminuyeron desde 232.54 mg/100 g a 97.25 mg/100 g al finalizar el período de almacenamiento. Al respecto Torrealba (1980) señaló en el bagre rayao (Pseudoplatystoma fasciatum) una disminución de los valores de nitrógeno no protéico desde 245 mg/100 g hasta 146 mg/100 g a los 10 días en el almacenamiento y en coporo (prochilodus mariae) 

almacenado en las mismas condiciones los valores de NNP disminuyendo desde 335 mg/100 g a 225 mg/100 g cuando este fue considerado deteriorado por la evaluación sensorial. En este último estudió la disminución de los valores de nitrógeno no protéico fue atribuido principalmente a la utilización bacteriana (González, 1980).

 

Lahiry y col. (1963), señalaron una disminución en el contenido de nitrógeno amino libre en algunas especies de agua dulce durante el almacenamiento en hielo, siendo esto en gran parte debido al efecto del lavado de estas sustancias al ponerse en contacto con el hielo derretido.

dOxidacigrasas
fa11

0°C : O / 6°C : ▲

A diferencia de las muestras de cachama almacenadas en hielo, aquellas que fueron refrigeradas a 6°C no presentaron una disminución en cuanto al contenido de NNP se caracterizaron por presentar un menor rango de fluctuación.

 

Indicándonos esto el importante efecto que presenta el hielo en la lixiviación de los compuestos que forman parte de la fracción de nitrógeno no protéico durante el almacenamiento de las muestras.

d. Oxidación de las grasas

 

Como se puede ver en las figuras 12, 13 y 14 tanto en las muestras almacenadas a 0°C como en aquellas que fueron refrigeradas a 6°C, los valores obtenidos de la prueba del ácido barbitúrico (TBA) se mantuvieron bajos (0.05 – 0.45 mg malonaldehido/Kg) y presentaron ciertas fluctuaciones a través del período de almacenamiento. 

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Fig. No11.- Valores promedio de nitrógeno no proteico (NNP) de los tres lotes de cachama, durante el almacenamiento a 0°C y a 6°C.

fa12

La estabilidad presentada por las grasas fue bastante adecuada y la rancidez no resultó ser un problema que afectó la cálida de estos pescados eviscerados; siendo en gran parte esto debido al bajo contenido de grasa (0.56 – 0.61%) que se encuentra en la especie.

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Lote I : • / Lote II : ▲ / Lote III : O

Fig. No12.- Valores de la prueba del ácido tiobarbitúrico (TBA) en cachama durante el almacenamiento a 0°C, en tres lotes diferentes.

Para “threadfin bream” (Nemipterus japonicus) con un contenido de grasas de 0.7% muy similar al obtenido en cachama, los valores de TBA en las muestras almacenadas a 0°C y a 5°C, se mantuvieron también bajos con ciertas variaciones en el transcurso del almacenamiento (Curran y col., 1981); y en el caso particular de “rougehead grenadier” (Macrourus berglax) con 0.47% de grasa los valores de TBA alcanzaron 1.13 mg malonaldehido/Kg a través de los 18 días de almacenamiento en hielo. Las variaciones señaladas en los valores de TBA en esta especie no fueron detectadas en los análisis sensoriales realizados conjuntamente; en vista de esto ninguno de los jueces revelaron diferencias en cuanto a rancidez de las muestras a través del período de prueba (Botta y Shaw, 1975).

 

Las reducidas variaciones que se presentaron en los valores de TBA en los diferentes lotes estudiados y en el transcurso del almacenamiento pueden ser debidas a la metodología aplicada y a ciertas divergencias existentes entre los individuos que conforman los lotes. Botta y Shaw (1975), indicaron que los valores de TBA determinados por extracción en “rougehhead grenadier” (Macrourus berglax) almacenado en hielo fueron menos variables que los valores de TBA determinados por destilación.

fa13
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BDeterminacionesmicro

Estudios realizados en “Prochilodus scrofa”, durante el almacenamiento de hielo de pescados enteros y eviscerados, indicaron un incremento perceptible de los valores de TBA para los pescados eviscerados; señalando que la rancidez oxidativa asume mayor importancia después de aplicar este tratamiento (Maia y col., 1983). No obstante, a esto, los cambios presentados fueron tan pequeños y comparables con los obtenidos en cachama, que no permitieron justificar la utilización de estos valores como índices de calidad. Durante el almacenamiento en refrigeración de la cachama, al igual que también en las especies de pescados mencionados, el valor de TBA fue siempre < 2.0 demostrando que la oxidación de las grasas es un factor que afecta muy poco la calidad de los pescados refrigerados, los cuales son mantenidos por cortos períodos de tiempo bajo estas condiciones.

La carne desmenuzada de “sucker” (Catostomus sp) especie de agua dulce, se ha visto que puede ser almacenada en congelación al menos 6 meses, sin que exista una seria oxidación de los lípidos (Dawson y col., 1978).

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Lote I : • / Lote II : ▲ / Lote III : O

Fig. No 13.- Valores de la prueba del ácido tiobarbitúrico (TBA) en cachama durante el almacenamiento a 6°C, en tres lotes diferentes

De igual manera la carne desmenuzada de cachama (especie magra), podría ser almacenada bajo estas condiciones sin que posiblemente se presenten serios problemas en cuanto a oxidación se refiere. Si esto fuera así, un almacenamiento potencial de la carne previo a la formulación de los productos sería bastante provechoso.

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0°C : O/ 6°C : ▲

Fig. No14.- Valores promedio de la prueba de ácido tiobarbitúrico (TBA) de los tres lotes de cachama, durante el almacenamiento a 0°C y a 6°C.

B. Determinaciones microbiológicas

 

El contaje de mesófilos tiene limitada validez para determinar la seguridad de un producto, sin embargo, tiene valor para muchos alimentos en un gran número de formas, por ejemplo en indicar la temperatura durante el transporte, almacenamiento y procesamiento, en formar una opinión acerca del incipiente deterioro, probable tiempo de almacenamiento, descontrol en la descongelación de alimentos congelados o defectos en el mantenimiento de las temperaturas de refrigeración para alimentos almacenados en frío y en revelar fuentes de contaminación durante la manufactura (ICMSF, 1978).

 

El contaje de aeróbios mesófilos al inicio de la experiencia fue de 1.4 × 10³ UCF/g para el lote I y de 1.5 × 10³ UFC/g para los lotes II y III, valores

que indicaron el grado de frescura que presentaban las muestras al comienzo del almacenamiento. Por su parte Ramírez en (1985) señalo para lomprosa (Vomer setapinnis) un contaje inicial de aeróbios mesófilos del orden de 10⁴ UFC/g cuando los pescados analizados presentaban un buen estado de frescura. Los pescados frescos recién capturados típicamente presentan una población bacteriana entre 10²–10³ org/g (Liston y Matches, 1976).

 

El contaje de microorganismos mesófilos en las muestras de cachama como se indica en las figuras 15, 16 y 17 incrementó a medida que transcurrió el tiempo, alcanzando valores entre 10⁷–10⁸ UFC/g cuando se presentaron los primeros síntomas de deterioro. Moorjani y col. (1958), reportaron en una variedad de especies de pescados de agua dulce, valores iniciales de 10⁴ org/g y al final de 6 días a 4°C los valores alcanzados fueron del orden de 10⁷ org/g cuando las muestras se encontraban deterioradas y no aptas para el consumo humano. Balakrishnan Nair y col. (1971), señalaron en “mrigal”(Cirrhina mrigala) un contaje de 10² org/g y después de 5 semanas de almacenamiento en hielo los valores estuvieron comprendidos en tres 10–10⁷ org/g.

 

Los contajes en placas a 25°C reportados por Nickelson y col. (1980) en 5 variedades de pescados después de que estos fueron eviscerados y luego de que estos se les eliminara las cabezas oscilaron entre 10⁵–10⁷ org/g y para bacalao, “pollock”, “whiting” los valores obtenidos después de aplicar estos mismos tratamientos fueron 4.7 × 10⁴; 5.2 × 10⁴ y 7.7 × 10⁴ APC/g respectivamente (Raccach y Baker, 1978). Por último, en el caso particular de “whitefish” (Coregonus clupeaformis), el valor inicial de aeróbios mesófilos fue del orden de 105 bacterias/g y al final de los 16 días a 0°C los valores obtenidos fueron de 10⁶ bacterias/g (Ostovar y col., 1967).

 

A diferencia de las muestras almacenadas a 0°C aquellas que fueron refrigeradas a 6°C los valores fueron más altos e incrementaron rápidamente en un corto período de tiempo. Esta misma tendencia fue señalada por González (1984) y Penso (1984) en otras variedades de pescados. Los resultados reportados por Curran y col. (1981) ilustran también el mismo efecto a las diferentes temperaturas de almacenamiento sobre la flora bacteriana de “thraedfin bream” (Nemipterus japonicus). Como debería esperarse el incremento en número de bacterias psicrotrófilas y mesófilas en los pescados almacenados en hielo fue mucho menor que el correspondiente incremento en pescados almacenados a 5°C y 10°C. Al efecto del lavado del hielo derretido contribuyó a extender el tiempo de almacenamiento de los pescados colocados en hielo.

 

En el caso de las muestras refrigeradas a 6°C, el contaje de aeróbios mesófilos del lote I a través del almacenamiento fue superior al presentado por los lotes II y III; una explicación de este comportamiento puede ser la contaminación masiva de los ejemplares que conforman este lote a través del período de almacenamiento, en vista de que los tres lotes presentaron similares características al comienzo de ser refrigerados.

 

Teniendo en cuenta que los microorganismos psicrófilos alteran la carne refrigerada y acortan su tiempo de conservación, su determinación o aislamiento es la más importante tarea del control microbiológico. Estos microorganismos pueden causar alteraciones en las carnes refrigeradas y en las congeladas cuando el período de almacenamiento es prolongado y las temperaturas son superiores a -10°C. El tiempo transcurrido desde el principio del almacenamiento hasta la putrefacción depende del porcentaje de bacterias aeróbias psicrófilas que crecían en la carne antes de ser refrigerada y de los márgenes de temperaturas manejados de tal conservación.

 

En cuanto al contaje de psicrófilos totales, también al igual que como el contaje de aeróbios mesófilos, se observa una tendencia de los valores a incrementar a través del período de almacenamiento, pudiéndose ver además que este aumento fue mucho más rápido en las muestras almacenadas a 6°C (figuras 18, 19 y 20).

Penso (1984) señalo en varias especies de pescados recuentos iniciales en cuanto a la flora psicrotrófica de 10², 10³ y 10⁴ UFC/g. Esta carga bacteriana tendió a aumentar progresivamente a las diferentes temperaturas de refrigeración utilizadas e incrementó en un mayor número de unidades a medida que la temperatura de almacenamiento se elevó. En otras especies de pescados los valores iniciales de psicrófilos reportados estuvieron comprendidos entre 10³–10⁵ UFC/g y al final del almacenamiento oscilaron entre 10⁷–10⁹ UFC/g; observándose en este caso también un incremento mucho más rápido en las muestras almacenadas a temperaturas más elevadas (González, 1984). En lamprosa (Vomer setapinnis) los microorganismos psicrófilos predominaron desde el inicio del almacenamiento alcanzando al final un contaje máximo en el orden de 10¹º UFC/g siendo en su mayoría pertenecientes al género Pseudomonas. Es posible que la dominación de las pseudomonas con respecto al resto de los microorganismos sea debida a su crecimiento mayor, como su eficiente utilización de los compuestos presentes en el pescado (Ramírez, 1985).

La enumeración de bacterias psicrotróficas en los alimentos almacenados en refrigeración (0 – 10°C es importante porque la presencia de estos microorganismos particularmente en grandes números indica un alto potencial de deterioro durante el extendido período de almacenamiento (Gilliland, y col., 1976).

fa15
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Lote I : • / Lote II : ▲ / Lote III : O

Fig. No 15.- Contaje de aerobios mesófilos en cachama durante el almacenamiento a 0°C, en tres lotes diferentes.  

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Fig. No 16.- Contaje de aerobios mesófilos en cachama durante el almacenamiento a 6°C, en tres lotes diferentes.

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0°C : O / 6°C : ▲

Fig. No 17.- Contaje promedio de aerobios mesófilos de los tres lotes de cachama, durante el almacenamiento a 0°C y a 6°C.

.Lote I : • / Lote II : ▲

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Lote I : • / Lote II : ▲ / Lote III : O

Fig. No 18.- Contaje de psicrófilos totales en cachama durante el almacenamiento a 0°C, en tres lotes diferentes.

Por otra parte, los contajes de psicrófilos de los ejemplares pertenecientes al lote I, refrigerados a 6°C fueron más elevados a través del almacenamiento en comparación a aquellos obtenidos para los lotes II y III. Según Gilliland y col. (1976), la presencia de un gran número de bacterias psicrotróficas en pescado puede reflejar el crecimiento de la población durante el almacenamiento y/o masiva contaminación en algún punto previo o durante el almacenamiento. Para el caso particular de las muestras de cachama pertenecientes al lote I, una contaminación durante el almacenamiento puede ser una explicación del comportamiento observado.

Independientemente de la temperatura de almacenamiento, los valores promedios del contaje de psicrófilos totales y aeróbios mesófilos fueron prácticamente similares todo el período de prueba. También para “threadfin bream” (Nenipterus japonicus), Curran y col. (1981), reportaron contajes bacterianos similares a 5°C y 27°C en el transcurso del almacenamiento.

 

Gran parte de las bacterias psicrotróficas capaces de crecer en alimentos refrigerados, forman frecuentemente parte de los géneros Pseudomonas, Achromobacter, Flavobacterium y Alcaligenes (Gilliland y col., 1976). Ramírez (1985) señalo en lamprosa (Vomer setapinnis) que la mayoría de los psicrófilos que se encontraron presentes en esta especie de pescados fueron microorganismos mesófilos que se adaptaron a las temperaturas de refrigeración. Al respecto, Novoa (1982) pudo observar en curvinata (Macrodum ancyclodon) con relación a los psicrotróficos que los resultados obtenidos fueron similares a los alacanzados para aeróbios mesófilos. Cabe destacar que los microorganismos psicrotróficos aislados en este último estudio, correspondieron en su mayoría a cepas mesófilas capaces de vivir a temperaturas de refrigeración, cuya procedencia u origen pudo ser el medio ambiente en donde los peces fueron capturados o también a la contaminación que pudo adicionarse por el uso de redes sucias, un manipuleo excesivo, el hielo usado para el transporte, cajas y recipientes sucios y otros; como lo señalan otros autores.

Respecto a esto Townley y Lanier (1981) señalan que cuando el contaje de psicrotrófos y el contaje de aeróbios en placa dan resultados similares, el menor período de incubación de esta prueba debería ser ventajosa para los microorganismos con propósitos de control de calidad. En vista de que en cachama estos contajes también fueron similares a través del período de almacenamiento, un seguimiento del incremento de los microorganismos con propósito de control de calidad podría hacerse solamente en base al contaje de aerobios mesófilos debido al más corto período de tiempo que se requiere con esta prueba obtener los resultados.

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CEstimacionsenso
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Lote I : • / Lote II : ▲ / Lote III : O

Fig. No 19.- Contaje de psicrófilos totales en cachama durante el almacenamiento a 6°C, en tres lotes diferentes.

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0°C : O / 6°C : ▲

Fig. No 20.- Contaje promedio de psicrófilos totales de los tres lotes de cachama, durante el almacenamiento a 0°C y a 6°C.

C. Estimación sensorial

 

El deterioro del pescado, como otros alimentos usualmente se ha establecido que es llevado a cabo por autólisis, oxidación y por la actividad bacteriana. Todas las evidencias muestran que este último factor es aparentemente el más importante y el responsable de producir notables alteraciones en el sabor, olor y apariencia del pescado; aunque para el caso de pescados grasos la rancidez oxidativa parece adquirir mayor importancia (Reay y Shewan, 1949). Se ha definido que un pescado absolutamente fresco es aquel que se encuentra o está justamente comenzando a salir del “rigor mortis”. La duración de este no sólo depende de la condición del pescado (la cantidad de esfuerzo a que fue sometido en el momento de la captura y su posible estado nutricional) sino también de la eficiencia con que se ha llevado a cabo el proceso de refrigeración después de que este ha sido capturado (Lahiry y col., 1963).

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En las tablas 9 y 10 se pueden observar los cambios secuenciales en las características sensoriales para las muestras de cachama almacenadas a 0°C y a 6°C. Los pescados recién capturados presentaban una piel brillante, textura firme y elástica, coloración rosada en las paredes abdominales y ojos brillantes.

 

Entre los primeros cambios que se manifestaron en los pescados almacenados en hielo se pueden mencionar la ligera opacidad de los ojos a partir de 6 – 9 días y la ligera decoloración de la piel además de la carne de las paredes abdominales entre los 15 – 18 días. Fue a partir de este momento en que comenzaron a presentarse más acentuadamente los signos de deterioro hasta llegar a los 24 – 27 días, donde los pescados no fueron considerados aptos para el consumo humano. La cachama almacenada bajo estas condiciones se consideró comestible hasta los 24 días. En el estado de descomposición avanzado de las muestras la apariencia opaca y sanguinolenta de los ojos, la decoloración y presencia de limo en las paredes abdominales y el olor no característico a pescado fresco fueron los aspectos más resaltantes que estuvieron presentes. Tales cambios también fueron descritos para “piramutaba” (Brachyplatystoma vaillanti) almacenada en condiciones similares.

 

Por otra parte, para el caso de las muestras almacenadas a 6°C los cambios en las características sensoriales se desarrollaron en una forma más rápida y estos pescados fueron considerados aptos para el consumo humano hasta llegar a los 15 días. Al final del período de almacenamiento, el notable hundimiento de los ojos, junto con la pérdida de brillo y sequedad de la piel fueron características importantes que solamente se presentaron en esta forma de almacenamiento.

 

De acuerdo con la evaluación sensorial las muestras de cachama almacenadas a 0°C presentaron un incipiente deterioro en tres 21 – 24 días, cuando los valores promedios de los tres lotes para bases volátiles totales y nitrógeno no protéico estuvieron entre 14.25 – 14.86 mg N/100 g y 279.70 – 300.86 mg/100 g respectivamente. El pH entre 6.72 – 6.68 y la carga bacteriana entre 2.5 × 10⁷-4.8 x 10⁷ UFC/g para aeróbios mesófilos y 1.1 × 10⁸-6.0 × 10⁸ UCF/g para psicrófilos. En el caso particular de las muestras de cachamas refrigeradas a 6°C el deterioro incipiente de estas cachamas refrigeradas a 6°C se obtuvo entre 12 – 15 días cuando los valores promedios de los tres lotes para bases volátiles totales y nitrógeno no protéico correspondieron a los intervalos 13.80–16.57 mg N/100 g y 327.74–344.65 mg/100 g respectivamente, siendo el rango de pH de 6.69 – 6.80 y la carga bacteriana de 1.5 × 10⁷-1.7 × 10⁸ UFC/g para aeróbios mesófilos y de 3.9 × 10⁷-2.8 × 10⁸ UFC/g para psicrófilos.

Como se puede ver el tiempo de almacenamiento o la tasa de pérdida de calidad y subsecuente deterioro de un alimento refrigerado es altamente dependiente de la temperatura. Los resultados demostraron que la cachama se deteriora aproximadamente 1.6 veces más rápido a 6°C en comparación como lo hace a 0°C. El tiempo de almacenamiento presentado por la cachama en ambas temperaturas utilizadas fue muy similar al 

Tabla 9. Estimación sensorial en cachama durante el almacenamiento a 0°C.

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Tabla 10. Estimación sensorial en cachama durante el almacenamiento a 6°C.

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reportado por Curran y col. (1981) para “Thradfin bream” (Nenipterus japonicus) almacenado a 0°C y a 5°C.

 

El prolongado período de almacenamiento que presenta esta especie en las dos temperaturas de 

4Aprovechamientocom

refrigeración utilizadas es de suma importancia desde el momento en que se asume que este es el método más utilizado cuando se comercializa como pescado fresco; este tiempo es sumamente largo como para permitir una amplia distribución de los pescados en condiciones aceptables a lugares distantes donde se encuentran los centros de cultivo.

 

4. Aprovechamiento comercial de la cachama

 

Una vez que se conoce la composición proximal del músculo de la cachama, se pueden proponer diferentes maneras de utilización de esta fuente natural para alimento humano o pueden proponerse procesamientos adecuados para su utilización sin transformar los constituyentes principales.

 

Como se dijo anteriormente, la cachama presenta una musculatura bastante desarrollada por lo que podría pensarse que la utilización de este pescado en forma de filetes sería un gran éxito comercial. En vista de esto se realizaron pruebas de fileteado manual, en el cual se extraía la carne, primeramente, los huesos y luego la piel (foto 5).

 

Este proceso no resultó tan sencillo como lo sería en otro tipo de especie, debido a que la cachama presenta una constitución característica de los huesos (foto 2), que hace que el proceso de fileteado resulte bastante problemático.

Por otra parte, se puede observar en la foto 5, que el filete presenta una franja de musculatura roja, que es indicativo de una mayor proporción de compuesto hemo, lo cual es común en especies migratorias que necesitan una gran irrigación sanguínea para efectuar sus movimientos. Este podría ser un factor determinante para el rechazo de la cachama en esta forma.

 

También es conocido, que la presencia de compuestos hemo, alteran la estabilidad del músculo en el almacenamiento, ya que estos compuestos prooxidantes de gran importancia. Según Tappel (1965), todos los compuestos hemos naturales catalizan la oxidación de los lípidos insaturados, uniéndose con los ácidos grasos libres formando compuestos que son más susceptibles al ataque del oxígeno, produciéndose la rancidez, lo cual también implica un cambio de color en el músculo.

 

Por otra parte, se encontró que los filetes de cachama presentan unas pequeñas espinas intermusculares en forma de “horquillas” (foto 3), las cuales son comunes en las especies pertenecientes a las subfamilias Serrasalminae: caribe, palometa, cachama, etc. Estas espinas ayudan a soportar el tejido natural, por lo que sirven como una malla de soporte y no se encuentran unidas a la columna vertebral (Taphorn, 1984). A pesar de ser beneficiosas para la anatomía del animal, resultan perjudiciales y peligrosas para el consumidor y puede ser uno de los factores más poderosos para rechazar la cachama en forma de filete.

 

Como se dio a conocer en un trabajo realizado por Luna y col. (1982) sobre las actividades del venezolano hacia el pescado como alimento, como una de las principales de desvalorización de este, son las espinas y el olor, teniendo el parámetro espinas un 45.1% como factor de rechazo.

 

Por otra parte, el tamaño del filete resultaría también otra causa de rechazo por parte del consumidor. Debido a la gran cavidad visceral que presentan estos animales y a la poca cantidad de musculatura en la región ventral, el filete presenta esa forma característica de triángulo siendo considerado de poco tamaño para pescados de gran tamaño como lo es la cachama.

 

Por estas varias razones, la comercialización de esta especie en forma de filetes sería posiblemente inadecuada. Por esta razón es necesario buscar otra alternativa de aprovechamiento comercial, la cachama en forma de ruedas, que es la forma como comúnmente se expende la mayoría de las especies de pescados comerciales. La foto 6, presenta el aspecto general de las ruedas de cachama resultantes de los cortes realizados a lo largo del cuerpo. Se puede observar que las ruedas presentan en su parte central una zona hueca bastante grande, la cual es el producto de la gran cavidad visceral que presenta la especie y la constitución ósea característica. Esta zona se va reduciendo a medida que se avanza hacia la región de la cola, notándose que a partir de la aleta caudal son totalmente cerradas, sin embargo, a este nivel las ruedas presentan un tamaño menor, lo cual podría considerarse no comercial.

 

Debido a que el aprovechamiento de la cachama en ruedas evita el problema que acarrea el proceso de fileteado, se quiso realizar un estudio más detallado sobre esta alternativa. Por lo tanto, se llevaron a cabo mediciones de la parte comestible de las ruedas cortadas entre sitios diferentes del cuerpo para las tres categorías estudiadas. Al observar los resultados, obviamente se evidencia que a medida que aumenta el peso del animal, las medidas de la parte comestible van en aumento, tanto de ancho como de largo. Se puede observar que en la rueda A, es decir, aquella que se obtiene inmediatamente al cortar la cabeza, las medidas de ancho son mayores que las de largo, ya que allí precisamente es donde se encuentran los órganos que ensanchan la cavidad visceral, por lo tanto, las medidas se presentan más largas que anchas, pero en menor grado. Por otra parte, el ancho de las ruedas denominadas C, disminuye notablemente el largo aumenta (figura 21). Esto es lógico debido a que estos animales presentan un cuerpo alto, además que a este nivel ya la cavidad visceral no existe, por lo tanto, toda la rueda será comestible.

 

Ahora bien, estos resultados darían mayor información teniendo un punto de comparación, por ello se escogió para esto una especie de agua dulce de mayor valor comercial como lo es el bagre, del cual también se escogieron ejemplares que estuvieran dentro de la clasificación hecha con anterioridad para la cachama, es decir, pequeño, mediano y grande.

 

En la figura 22 se presentan los valores de las medidas de la porción comestible de las ruedas de cachama y bagre. Se puede observar, en general, que, para los tres tamaños, las ruedas de bagre presentan medidas mayores de la porción comestible, comparadas con las de cachama, con excepción del largo de la rueda denominada “C”. Este fenómeno está íntimamente relacionado con la anatomía de las dos especies en comparación. El bagre es un animal que presenta un cuerpo netamente 52 tubular, aproximadamente igual de ancho que de largo, es por esto que las ruedas “C” para los tres tamaños, tienen medidas menores de largo que las de cachama. Sin embargo, se puede notar que la rueda “C” del bagre grande es comparado con la rueda central (B) de la cachama del mismo tamaño. Esta comparación nos podría dar una idea de la disminución en cuanto al valor comercial de la cachama cuando se presenta en forma de ruedas, ya que el consumidor, además de preferir las ruedas de pescados tradicionales, rechazaría ruedas de pescados que tengan las características antes mencionadas.

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Fotografía 5. Espinas intermusculares de cachama (Colossoma macropomum) presentes en el músculo.

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Fotografía 6. Ruedas de cachama (Colossoma macropomum) cortadas a todo lo largo del cuerpo.

Por lo discutido anteriormente, es posible predecir que la alternativa de aprovechar la cachama en ruedas es poco probable que sea exitosa para el consumidor urbano. Sin embargo, es necesario buscar una salida posible para el aprovechamiento de esta especie que día a día está teniendo gran importancia principalmente por el desarrollo constante de la piscicultura, ciencia por la cual se ha llegado a grandes progresos, siendo parte importante de ellos la cachama. Además de los problemas antes expuestos, existen factores que pudieran ser importantes en la decisión del rechazo de la especie por parte del consumidor, como por ejemplo la apariencia externa del pescado como su coloración oscura casi negra y a la presencia de abundante cantidad de escamas.

Este problema se podría minimizar con la aplicación del proceso de deshuesado mecánico, el cual ha dado excelentes resultados en países tales como Japón, EE.UU, y algunos de Europa, en el aprovechamiento de especies de pescados.

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P: Pequeño: (0.7–1.5 kg) - M: Mediano: (1.5–3.0 kg) - G: Grande: (3.0 hasta 5.0 Kg)

Fig. No 21.- Medidas de la porción comestible de las ruedas de cachama de 3 categorías contadas en tres zonas del cuerpo.

Sin embargo, para aprovechar la porción comestible de cachama en esta forma, es necesario tomar en cuenta varios factores que podrían incidir sobre la calidad de esta, principalmente en lo que se refiere a su almacenamiento a bajas temperaturas.

5. Evaluación del proceso de deshuesado mecánico

Debido a que el estudio anterior sobre las posibilidades de comercialización de la cachama dio como resultado 

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a. Pequeño (0.7 a 1.5 kg)

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Fig. No 22.- Medidas de la porción comestible de las ruedas de cachama y bagre de 3 categorías, cortadas en diferentes zonas del cuerpo.

b. Mediano (1.5 a 3.0 Kg)

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c. Grande (3.0 hasta 5.0 Kg)

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conclusiones que nos llevan a buscar nuevas alternativas para la exitosa comercialización de esta, se ha creído conveniente realizar un estudio sobre la aplicación del deshuesado mecánico y el comportamiento de esta especie durante este proceso, el cual, generalmente, se ha experimentado en especies pequeñas, principalmente a los desechos de pesca arrastre del camarón. Por lo tanto, es necesario llevar a cabo una evaluación del proceso de deshuesado mecánico en la cachama.

Para este fin se empleó un lote, cuyas características de talla y peso se observan en la tabla 11. La talla de los ejemplares osciló entre 34 y 43.5 cm, obteniéndose un valor del rango de 9.5, mientras que el peso varió desde 1.1 a 2.4 Kg, teniéndose un valor de rango de 1.3. Se observa por medio de la desviación estándar, una homogeneidad tanto en los valores de talla como en los de peso, siendo esto importante ya que facilitó el acondicionamiento de los ejemplares para el proceso de deshuesado mecánico.

El proceso de deshuesado en esta especie en particular no resulta tan sencillo como puede ser aquel realizado en especies pequeñas, ya que cada ejemplar necesita ser acondicionado para que pueda pasar por la máquina deshuesadora, debido a que esta especie presenta espinas grandes y fuertes. Una vez que se elimina la cabeza y vísceras, el ejemplar se hace pasar por la sierra mecánica, de manera de dividir el cuerpo axialmente. Posteriormente se hace necesario eliminar el hueso que se encuentra en la región ventral el cual es la unión de las costillas, este procedimiento es realmente importante ya que de lo contrario el pedazo no pasa por la máquina deshuesadora. Luego, si es necesario, se cortará éste axialmente en dos partes. Ya acondicionado cada ejemplar se procede al deshuesado mecánico.

Durante el proceso se observó que al hacer pasar por la máquina deshuesadora la parte correspondiente a la médula espinal, ocurre una secreción considerable de sangre, debido a la presión ejercida durante el proceso sobre la misma. Cada pedazo se hace pasar dos veces por la máquina deshuesadora. El primer paso se realiza con una mínima presión, de manera que no extrae todo el músculo adherido a la piel y los huesos, por esto se hace necesario el segundo paso del corte por la deshuesadora, en el cual se aplica una mayor presión.

t11

Así se observa una gran secreción de sangre, también es posible notar que la pigmentación oscura de la piel pasa a través de los orificios del tambor de la deshuesadora mecánica, produciendo, por lo tanto, un cambio en la coloración del músculo molido resultante, observándose una heterogeneidad en el color del mismo. Igualmente, Jáuregui y Baker (1980), establecen que en la carne deshuesada de pescado ocurre un obscurecimiento durante y después del proceso de deshuesado, indicando que el primer cambio de color se presenta grisáceo y es debido a la liberación de pigmentos negros, melaninas, provenientes de la piel del pescado y es independiente de la presión ejercida durante el proceso.

 

A. Rendimiento

 

Es realmente importante evaluar el rendimiento obtenido de carne deshuesada, ya que este parámetro también será indicativo de un mejor aprovechamiento de la porción comestible de la especie en estudio.

 

En la tabla 11 se puede observar que se obtuvo un rendimiento de carne deshuesada de 36, 78% con respecto al peso total. Este rendimiento es considerado un poco bajo. Sin embargo, Miyauchi y Steinberg (1970), indican que el rendimiento de carne deshuesada para diferentes especies, oscila entre un 30 y un 60%, cuya diferencia está 

ARendimientoaa

Tabla 11. Características de la talla y peso de los ejemplares usados para la evaluación del proceso de deshuesado

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íntimamente relacionada con la anatomía del animal, ya que aquellos que presentan cabezas relativamente grandes y/o gran masa visceral, darán lugar a rendimientos de carne deshuesada relativamente bajos, como es el caso de la cachama, así, se puede observar que esta presenta un porcentaje de cabeza de 23.86 y de vísceras de 7.28, valores que corroboran la conclusión de estos autores.

El valor de rendimiento de 36.78%, indica que un 63.22% de la cachama es considerado desecho cuando este se quiere aprovechar en forma deshuesada, factor que es importante tomar en cuenta si se quiere comercializar la especie en forma de carne deshuesada. Sin embargo, el valor de rendimiento obtenido está dentro del rango encontrado para otras especies: Eucinostomus melanoptereus (española) 39.5%; Rhombolites aurorubens (cunaro) 38.70% y Trachinocephalus myops 33.67% (Rodríguez, 1985). Concluyendo, de esta manera que el rendimiento obtenido es adecuado para tomar el deshuesado mecánico como alternativa de aprovechamiento.

 

B. Evaluación física, química y microbiológica de la carne deshuesada de cachama

 

En la tabla 12 se puede observar, primeramente, el análisis proximal, notándose que presenta valores bastante cercanos a los reportados por varios autores que han trabajado sobre carne deshuesada y su efecto sobre la composición proximal (Crawford y col., 1972; Webb y col., 1976; Fine y col., 1980; Gil y col., 1985; etc.). Los ejemplares usados para el proceso de deshuesado fueron escogidos de manera que estuvieran dentro de la categoría mediana de la clasificación por peso realizada al comienzo de la experiencia. Tenemos la composición proximal de esta categoría en el músculo intacto, al comparar estos valores podemos observar una similitud de estos a excepción de un aumento en el porcentaje de grasa, encontrándose valores de 1.3 en pescado intacto y 2.03 en pescado deshuesado. Es importante tomar en cuenta, que, aunque no es el mismo lote, este aumento nos da una idea de lo que sucede con la grasa durante el proceso de deshuesado. Los pescados, en general, contienen una mayor cantidad de grasa en la zona entre la piel y el músculo. Durante el proceso de deshuesado, la máquina ejerce una fuerza de corte de cerca de la superficie de la piel, lo que resulta suficiente para remover el tejido graso unido a esta. Por otra parte, la médula ósea tiene un alto contenido de grasa que incrementa el nivel de lípidos en el tejido separado mecánicamente (Webb y col., 1976).

 

Igualmente, Gil y col. (1985), encuentran resultados similares cuando estudian la composición proximal de las especies cunaro, bagre y caballa en forma entera y deshuesada, observando que los valores de humedad, proteína y ceniza presentan pequeñas fluctuaciones después del deshuesado, mientras que la grasa presentó un incremento en todos los casos.

 

Además de conocer la composición proximal de la carne deshuesada de cachama, también es importante tener información de sus características físicas y químicas con el fin de comprobar si esta carne puede ser considerada apta como materia prima para la elaboración de productos de consumo humano.

 

La carne deshuesada de cachama presentó un pH de 6.6 valor que se considera dentro del rango establecido para pescado fresco recién capturado (Connell, 1978; Kodaira, 1981). Así es indicado que, al morir el animal, existen reacciones de hidrólisis gradual, dando lugar, cuando el proceso es completo, a un descenso del pH alrededor de 7 a 6 – 6.8 dependiendo de la especie y del estado del animal (Connell, 1978).

 

A pesar de que se conoce que el proceso de deshuesado acelera ciertas reacciones químicas, sería lógico esperar que el pH de la carne deshuesada se presente más alto. Sin embargo, el pH encontrado demuestra que el proceso como tal no afecta este parámetro, posiblemente esto se deba a la capacidad buferizante de las proteínas del pescado.

 

Por otra parte, se determinó la rancidez oxidativa por medio de la prueba del ácido tiobarbitúrico (TBA), presentando un valor de D.O. de 0.28. Según lo recomendado por Tarladgis y col. (1960), si se multiplica este valor por el factor 7.8 se obtiene directamente miligramos de malonaldehido por kilogramo de muestra, de esta manera, la muestra analizada presenta 2.184 mg malonaldehido/Kg. Según Sinhuber y Yu (1958), citados por Licciardello y col. (1979), se debe considerar de poca calidad una carne de pescado que posea un número de TBA de 4 mg/Kg o valores superiores. De acuerdo con esto, podríamos considerar la carne deshuesada de cachama de calidad favorable en lo que se refiere al desarrollo de rancidez, considerándola apta para ser almacenada o para la elaboración de productos para el consumo humano.

 

Igualmente, se determinó Nitrógeno Básico Volátil, que es uno de los índices más usados para determinar la calidad de frescura de los pescados. En nuestro caso, la carne deshuesada de cachama presentó un valor de 13.30 mg de N/100 g de muestra, valor que se encuentra dentro del límite de pescados comestibles, según lo reporta Stansby (1963).

 

Connell (1978), indica que 35 – 40 mg de N de Bases Volátiles Totales se toma como límite, más allá del cual puede considerarse el pescado alterado para la mayoría de los fines. Lo expuesto por este autor nos indica el grado de frescura del pescado usado en este estudio.

Bevafidecachama
t12
t13

Los resultados obtenidos de pH, TBA y NBV, nos indican que la carne deshuesada de cachama presenta características de frescura adecuadas para ser sometidas a un almacenamiento, sin que su descomposición sea acelerada por sus condiciones iniciales. Por otra parte, estos resultados indican que la materia prima se encontraba bastante fresca y que el proceso de deshuesado fue llevado a cabo en condiciones favorables de higiene a bajas temperaturas.

En cuanto a la evaluación microbiológica, la carne deshuesada de cachama presentó los siguientes valores: 3.8 × 10³ UFC/g para aeróbios mesófilos y 3.0 × 10² para psicrófilos, los cuales son valores bastante bajos comparados con los resultados obtenidos por otros autores en carne 

Tabla 12. Resultados de los análisis fisicoquímicos y microbiológicos de la carne de cachama

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Tabla 13. Características de talla y peso de los ejemplares usados para la prueba de refrigeración y el porcentaje de rendimiento de carne deshuesada en los tres lotes.

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6Comportamientodeenre
BComposicionproxim
ATallapesocar
CRancidezoxid
t14

deshuesada de pescado.Novoa (1982), evalúa el efecto del deshuesado sobre el crecimiento de microorganismos en pescado fresco, encontrando un contaje de aeróbios mesófilos a 32°C de 1.2×10 UFC/g después del deshuesado y de 6 × 10 de psicrófilos, recuento bastante alto comparado con la carne deshuesada de cachama. Igualmente, Raccach y Baker (1978), indican que el proceso de deshuesado produce un aumento en el recuento microbiano por una recontaminación del producto con el equipo. Esto comprueba lo expresado anteriormente con respecto a las condiciones en las cuales se realizó el proceso de deshuesado mecánico en la cachama.

Adicionalmente se realizaron algunas determinaciones físicas tales como porcentaje de espinas y huesos, capacidad de moldeabilidad y capacidad de firmeza, las cuales nos van a indicar importantes características de la carne deshuesada de cachama.

 

El contenido de espinas, escamas, partículas de huesos y piel, son varios de los factores que inciden en forma directa en la calidad de la carne de pescado como una consecuencia directa del proceso de deshuesado mecánico.

En este estudio se encontró un porcentaje de huesos y espinas de 48/100 g, cuyo tamaño oscilaba entre 0.031 hasta 0.25 pulgadas, valor que se podría considerar bastante bajo comparado con el obtenido por Patashnick y col. (1974), los cuales encuentran hasta 127 partículas por libras (430 g), cuya talla oscila entre 0.125 hasta 0.55 pulgadas. Estos autores indican que estas partículas no son detectadas por la evaluación sensorial. De esta manera es posible predecir que este factor no va a proporcionar problemas en cuanto a la aceptación de productos elaborados con esta materia prima.

 

Por otra parte, la carne deshuesada de cachama presentó características de moldeabilidad, donde se mantiene adherida al molde después de 10 segundos, esto nos puede indicar que esta carne presenta características de adherencia bastante fuertes, lo que podría resolverse ajustando la presión manual de manera que la carne se adhiera a la superficie de apoyo y no molde, lo que facilita su desprendimiento de este (Acosta, 1985).

 

En cuanto a la firmeza, se obtuvo que la carne deshuesada de cachama, aunque no se deformó a los 10 segundos se observó un desgarramiento de esta, lo cual es debido a la poca cohesión entre las partículas. Este problema debe minimizarse o eliminarse con la adición de algún agente adhesivo (almidones) tal y como lo recomienda Acosta (1985).

 

De todo lo visto anteriormente, se concluye que la carne deshuesada de cachama tiene características favorables en lo que se refiere a rendimiento, características fisicoquímicas y microbiológicas, que hacen posible tomar esta forma como una alternativa factible para su aprovechamiento tecnológico. Sin embargo, considerar este potencial como una fuente de solución sin un adecuado mantenimiento de la calidad y control de esta, sería inadecuado su uso en la alimentación. De allí la necesidad de estudiar el comportamiento de esta materia a bajas temperaturas y con variados tratamientos.

6. Comportamiento de la carne deshuesada de cachama en refrigeración  

En esta fase del estudio se requiere conocer la estabilidad de la carne deshuesada de cachama durante el almacenamiento en refrigeración, estudio que resulta de gran importancia debido a que hasta los momentos se han llevado a cabo muy pocos estudios tecnológicos de esta especie.

 

A. Talla, peso y rendimiento en carne deshuesada

En la tabla 13, se puede observar las características de cada lote en lo que se refiere a talla y peso de los ejemplares de cada uno de ellos. De acuerdo con la desviación estándar el lote II presentó una mayor homogeneidad en cuanto a los valores de talla, siendo el más heterogéneo el I, resultando el lote II el más homogéneo en lo que se refiere a su peso, basado en la información suministrada por los valores de la desviación estándar.

 

Por otra parte, en la tabla 13, se encuentran representados los valores del rendimiento de carne deshuesada para cada uno de los lotes. Los resultados del lote I fueron calculados al peso total con vísceras, mientras que en el lote II y III, los resultados vienen dados por el peso total sin vísceras. Se puede notar que los rendimientos de los lotes II y III, presentan un aumento de aproximadamente un 9% con relación al lote I, el cual corresponde a un 7% de las vísceras y se ha calculado el 2% restante, es aquel que se pierde por sangre y otros líquidos que fluyen durante el proceso de eviscerado. Los resultados de 33.75 de rendimiento sobre el peso total con vísceras y 42.45 y 43.28 con relación al peso total sin vísceras, son similares a los reportados por Rodríguez (1985) en estas mismas condiciones.

 

B. Composición proximal

 

En la tabla 14, se representa la composición proximal de la carne deshuesada de cachama para los tres lotes estudiados. Según se observa, tanto los valores de humedad, proteína y ceniza, en los tres lotes respectivos, se presentan bastante similares.

 

La composición proximal de la carne deshuesada de cachama en lo que se refiere a humedad, proteína y ceniza, es comparable con la obtenida, en cachama entera, donde reportó que la humedad presentaba valores de 79.49; 79.77 y 80.98, la proteína cruda de 17.49; 17.13 y 16.52 y ceniza de 1.49; 1.00 y 1.07 para tres lotes diferentes de cachama. Esto es indicativo de que el proceso de deshuesado no altera la composición proximal, al menos en lo que se refiere a humedad, proteína y ceniza (Gil y col. 1985).

 

Los valores de grasa presentan ciertas variaciones entre sí, para los lotes I, II y II respectivamente, lo cual es debido a diferencias de peso entre los tres lotes, ya que este está muy relacionado con el porcentaje de grasa.

 

Es bien conocido que, durante el proceso de deshuesado, la máquina ejerce una fuerza de corte cerca de la superficie de la piel, lo cual es suficiente para remover la grasa unida a esta (Webb y col, 1976).

 

Generalmente, con el proceso de deshuesado ocurre un aumento, de aproximadamente el doble, de la cantidad de grasa (Gill y col. 1985). De acuerdo con esto se podría inferir que el porcentaje de grasa de la cachama usadas en este estudio estaba cerca del 1% lo cual debe corresponder con el valor de grasa de los ejemplares denominados medianos, clasificación hecha en la primera fase de este estudio.

 

Cuando se realiza un análisis de varianza con un 95% de confianza, para los tres lotes en función de la composición proximal, los resultados nos indican que no existe diferencia estadísticamente significativa, es decir que los tres lotes presentaron características similares en lo que se refiere a humedad, proteína, cenizas y grasa (tabla 15). Esto nos indica que independientemente de la época de capture, las cachamas presentan iguales características en lo que se refiere a composición proximal. Por otra parte, esto da una idea de que las condiciones en que se mantienen estos animales en cautiverio son bastante homogéneas y por lo tanto la muestra tomada para este estudio puede considerarse representativa.

 

C. Rancidez oxidativa. (Prueba del ácido tiobarbitúrico)

 

La prueba del TBA ha sido ampliamente usada para evaluar la rancidez oxidativa, especialmente en productos pesqueros. Este ensayo se basa en la reacción entre el malonaldehido, producto de la rancidez oxidativa, y dos moléculas de TBA, para dar un complejo de color rojo que se puede medir a 538 nm.

 

En la figura 23 se puede observar los resultados obtenidos de la prueba TBA expresados como la densidad óptica (D.O.) para los tres lotes estudiados. Puede notarse que el lote I ya en el tiempo O presenta valores altos en el TBA, observándose un aumento para luego mantenerse constante en un valor de 1 de D.O... Si multiplicamos estos valores por el factor 7.8 para convertirlos en mg de malonaldehido/kg, encontramos que para el tiempo O la carne deshuesada de cachama presenta valores de 5.15. Como se dijo anteriormente, se considera de poca calidad con carne que posea valores de números de TBA de 4 mg/Kg o valores superiores.

 

La carne deshuesada de pescado en más susceptible a la rancidez oxidativa que la carne en forma de filetes, debido a que luego del proceso de deshuesado mecánico, el músculo de pescado se transforma en partículas más pequeñas, con lo cual aumenta la superficie efectiva en contacto con el oxígeno del medio y si la carne presenta mayor cantidad de grasa, los procesos de rancidez oxidativa se ven altamente acelerados, aún con bajas concentraciones de oxígeno en el medio (Morris y Dawson, 1979).

 

Este lote posee aproximadamente un 2% de grasa y tal como expone Morris y Dawson (1979), es importante tomar las medidas necesarias para que los procesos de rancidez oxidativa no se vean acelerados, principalmente en carne deshuesada y con esta cantidad de grasa.

 

En el lote II se puede observar que los valores de D.O. van desde 0.06 en el día O hasta 0.28 en el día 21, valores que corresponden a 0.47 y 2.18 mg malonaldehido/Kg de pescado, notándose claramente la tendencia a aumentar en el tiempo, con algunas fluctuaciones a lo largo del período de almacenamiento. Sin embargo, en el último día de almacenamiento de la carne deshuesada en este lote puede considerarse de buena calidad en cuanto al desarrollo de rancidez oxidativa, según lo reportado por Sinhuber y Yu (1958), citados por Licciardello y col. (1979).

A pesar de que el contenido de grasa del lote II 81.62%) fue algo menor que el lote I (2.03), este valor no implica un mejor comportamiento en cuanto al desarrollo de rancidez. En este lote se tomaron las precauciones para evitar en lo posible el desarrollo tan rápido de la rancidez oxidativa. Así, por ejemplo, el proceso en sí se llevó a cabo con una materia prima con excelente estado de frescura. Por otra parte, el proceso de deshuesado se realizó lo más rápido posible y a bajas temperaturas, por lo que las reacciones de rancidez oxidativa no comenzaron durante el proceso de deshuesado mecánico, sino ya durante el almacenamiento en refrigeración.

Tabla 14. Composición proximal de la carne de cachama deshuesada de tres lotes diferentes

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El lote III fue el que presentó mayor cantidad de grasa (3.42%), sin embargo, presentó un desarrollo de rancidez intermedia, como se observa claramente en la figura 23. Este lote presentó valores de 0.5 al inicio del almacenamiento y de 0.66 al final, aumento que no se puede considerar de gran significancia, sin embargo, valores de 0.66 de D.O. equivale a 5.15 mg de malonaldehido/Kg de muestra, lo que hemos considerado, hasta ahora, una carne de poca calidad en lo que se refiere a rancidez oxidativa.

 

Por lo tanto, es importante para que la carne deshuesada mantenga valores estables y bajos durante el almacenamiento en refrigeración, tomar en cuenta dos factores importantes que son la cantidad de grasa en la

Tabla 15. Análisis de varianza para la composición proximal de carne de cachama deshuesada correspondiente a los lotes de refrigeración

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materia prima y la rapidez con que se lleva a cabo el proceso, de modo de no mantener la carne deshuesada mucho tiempo en contacto con el oxígeno.

Los resultados obtenidos en los valores de TBA para los tres lotes, no nos proporcionan un patrón definido del comportamiento de la cachama deshuesada con respecto al desarrollo de rancidez durante el almacenamiento en refrigeración. Este puede ser debido, a parte de lo expuesto anteriormente, a una diferencia en las poblaciones utilizadas para cada lote.

 

D. Nitrógeno básico volátil (NBV)

 

El nitrógeno básico volátil ha sido una determinación usada como un índice de frescura en productos pesqueros. La aplicación de esta determinación resulta bastante amplia, principalmente en las especies de agua dulce, ya que no tienen trietilamina (Connell, 1978). Los resultados obtenidos de esta determinación se encuentran representados en la figura 24.

 

Se puede observar que para el tiempo O los valores de NBV fueron de 11.2; 14.0 y 15.05 N/100 g para los lotes I, II y III respectivamente. Según lo expuesto por Stansby (1963), la carne deshuesada del lote I puede ser considerada fresca, ya que este autor indica esto si el contenido d NBV es de 12 o menos. Por otra parte, la carne deshuesada de cachama de los lotes II y III, están dentro del rango descrito por el autor para pescado comestible con ligera descomposición.

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Lote I: / Lote II: ▲ / Lote III:

Fig. No 23.- Valores de TBA expresados como D.O. en cachama deshuesada almacenada durante 21 días a 0°C.

En general, los valores de NBV para el lote I presentan un aumento progresivo a partir de los 15 días de almacenamiento como se observa en la figura 24.

 

El lote II presenta fluctuaciones a lo largo del período de almacenamiento presentando los mayores valores de NBV de los tres lotes estudiados, teniendo al final del período de almacenamiento valores de 21 mg N/100 g.

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Lote I: / Lote II: ▲ / Lote III:

Fig. No 24. - Valores de NBV en carne de cachama deshuesada almacenada a 0°C por 21 días (tres lotes).

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Igualmente, el lote III presenta fluctuaciones, pero sin embargo con relación al valor inicial de 15.05 mg N/100 g, no se observó un aumento brusco al final del período de almacenamiento, donde se obtuvo un valor de 16.80 mg N/100 g.

 

Según Balkrishnan Nair y col (1971), las bases nitrogenadas volátiles totales, incrementan lentamente durante el almacenamiento por refrigeración en pescados de agua dulce, e indican, además que estas no son adecuadas como índices de deterioro durante los estados tempranos de almacenamiento, conociéndose que este parámetro permanece casi constante durante los primeros 12 días y aún al final del período de almacenamiento se encuentra dentro del límite (30 mg N/100 g), lo que realmente sucede en las muestras de cachama deshuesada para los tres lotes.

 

A pesar de que algunas referencias indican que valores bajos de NBV, tales como los encontrados en esta experiencia, no implican que el pescado este deteriorado. En este estudio se observó que al final del período de almacenamiento, la carne deshuesada de cachama presentó características organolépticas inapropiadas para ser consumidas, tales como olor pútrido y una coloración verdezca, así como también una acumulación de líquido exudado en el material de empaque.

 

Por esta razón este índice no resulta apropiado para evaluar la frescura de la carne deshuesada de cachama en refrigeración. Sin embargo, es de gran importancia tomar en cuenta que la velocidad con que estas sustancias aumentan depende de la especie. De esta manera si se va a estimar el grado de alteración de una muestra de una especie determinada, debe conocerse previamente la velocidad de aumento de la formación de la sustancia de la especie estudiada. (Connell, 1978).

 

E. pH.

 

El pH del músculo también se ha considerado como un indicador de la frescura del pescado. Después de 24 horas de muerto, el músculo de pescado alcanza valores cercanos a 6.5 ó más bajos. Por pocos días el pH se mantiene en la vecindad de este valor, donde el pescado se mantiene fresco (Connell, 1978).

 

Igualmente, para pH se realizaron medidas cada tres días a lo largo del período de almacenamiento de refrigeración de la carne deshuesada de cachama para los tres lotes estudiados.

 

En la tabla 16 se puede observar estos valores. En general, para los tres lotes se observa una tendencia a mantenerse constante a lo largo del almacenamiento, notándose que el lote I presentó los valores más altos, sin embargo, se mantuvo en un rango de 6.7 a 6.8, lo cual no se puede considerar un aumento representativo. Por otra parte, los lotes II y III presentan valores de pH bastantes cercanos encontrando un valor inicial de 6.4 manteniendo un valor de 6.6 y 6.5 los lotes I y II respectivamente al término del almacenamiento.

 

Igualmente, Kodaira (1981), tampoco encontró fluctuaciones que se pudieran considerar notables en el pH de la carne deshuesada de curvinata almacenada de - 10°C por 5 meses. En un estudio realizado por Lahiry y col. (1963, se expone que el pH de las especies de agua dulce, generalmente no presentan cambios apreciables en los primeros 12 días, pero luego el aumento se hace significativo, e indican que el aumento de pH es debido a la producción de amonio y de aminas. Por esta razón era de esperar que el pH aumentara, ya que las bases volátiles, como se vio anteriormente, presentaron un aumento, principalmente en el lote II. Sin embargo, esta acumulación de metabolitos básicos, resultantes de la actividad autolítica y posiblemente bacteriana, podría considerarse insuficiente para producir un aumento de pH. El insignificante aumento de pH, a pesar del aumento encontrado, en las bases volátiles, demuestra una vez más la capacidad amortiguadora que presentan las proteínas del músculo de pescado.

 

F. Cambios microbiológicos

 

Durante el proceso de deshuesado se producen una maceración de tejido produciéndose un incremento en la tasa de las reacciones químicas, liberando material rico en nutrientes, tales como aminoácidos, vitaminas, bases nitrogenadas y otros, haciendo la carne deshuesada un medio rico para el crecimiento bacteriano, aún más que el pescado fresco (Raccach y Baker, 1978).

En el presente estudio se evaluó la calidad microbiológica en lo que se refiere a aeróbios mesófilos y psicrófilos de la carne deshuesada de cachama bajo condiciones de refrigeración a 0°C en tres lotes diferente.

 

Los resultados obtenidos de aeróbios mesófilos en 21 días de almacenamiento, se encuentran representados en la figura 25. Se observa que para el tiempo 0 se obtuvo un recuento de                             para los lotes I, II y III respectivamente, valores que se podían considerar bajos para carne deshuesada. Estos resultados determinan la frescura de la materia prima, ya que según Liston y Matches (1976), los pescados frescos recién capturados típicamente presentan una población bacteriana entre 10² y 10³ org./g. Igualmente se evidencia que hubo un control higiénico adecuado en el proceso de deshuesado.

 

Cabe destacar, que los resultados iniciales de los tres lotes se encuentran dentro de los estándares establecidos por la ICMSF (1974) de aceptabilidad microbiológica, ya que lo propuesto por estas comisiones es que se considera inaceptable microbiológicamente aquellos pescados que contengan un recuento mayor de 10⁶ UCF/g.

 

Al comparar estos valores iniciales obtenidos en este estudio para los tres lotes con los reportados en cachama entera (1.5×10³), se puede observar que existe un aumento de diez veces, lo cual es perfectamente lógico según lo reportado por Raccach y Baker (1978), quienes investigaron las propiedades microbiológicas de la carne de pescado deshuesada mecánicamente de especies de río y de mar tradicionales y subutilizadas llegando a concluir que el deshuesado mecánico incrementó el recuento bacteriano diez veces.

t16
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Nota: El análisis de varianza para cada uno de los parámetros fue realizado independientemente.

 

Por otra parte, Novoa (1982), encuentra un recuento de aeróbios mesófilos en el músculo de pescado antes del deshuesado de 1.3×10⁶ después del deshuesado de 1.2×10⁷ UFC/g.

 

Ahora bien, como se observa en la figura 25, para los tres lotes, ya a los 12 días, la carne deshuesada de cachama se puede considerar inaceptable microbiológicamente, según lo indica ICMSF (1974) llegando a valores de 7.5×10⁸; 1.3 ×10⁸ y 1.2×10⁸ para el lote I, II y III respectivamente, al final del almacenamiento.

La figura 25 muestra un aumento progresivo y casi constante, notándose claramente el aumento de casi cien veces a los 12 días de almacenamiento.

Tabla 16. Valores de pH de carne de cachama deshuesada almacenada por 21 días a 0°C. en tres lotes diferentes

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Tabla 17. Resultados de análisis de varianza aplicado a los resultados de TBA, NBV, pH aeróbios mesófilos y psicrófilos para tres lotes del estudio de refrigeración de la carne deshuesada de cachama.

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Con respecto a los microorganismos psicrófilos, se conoce que estos alteran la carne refrigerada y acortan su tiempo de vida media. su aislamiento y determinación es una importante tarea del control microbiológico.

 

Se puede observar en la figura 26 que al inicio de la experiencia se obtuvo un contaje de 4.1 × 10³; 2.7 × 10⁴ y 5.4 × 10⁴ para los lotes I, II y III respectivamente, llegando al final del almacenamiento, cuando el deterioro era evidente, a contaje de 10⁸ UFC/g para los tres lotes.

 

Resultados similares fueron reportados por Gonzáles (1984) al realizar evaluaciones microbiológicas en pescado fresco a temperaturas de refrigeración, encontrando que los valores iniciales de psicrófilos estuvieron comprendidos entre 10³-10⁵ UFC/g y al final del almacenamiento oscilaron entre 10⁷ y 10⁹ UFC/g.

 

Al observar la figura 26, podemos notar, igualmente para los aeróbios mesófilos, que el aumento de microorganismos psicrófilos es progresivo y constante en el tiempo, y que de la misma manera en el día 12, se considera la carne deshuesada de cachama inaceptable microbiológicamente (ICMSF, 1974).

 

La similaridad de los resultados de aeróbios mesófilos y psicrófilos han sido reportados por varios autores, principalmente en los estudios de pescados de aguas tropicales. Novoa (1982); Ramírez (1985), donde señalan que la mayoría de las especies de pescado provenientes de aguas cálidas, se caracterizan por presentar poblaciones bacterianas compuestas por microorganismos mesófilos, algunos de los cuales son capaces de crecer y multiplicarse a las temperaturas de refrigeración comúnmente utilizadas. Por esta razón, varios autores han denominado a estos microorganismos “psicrotrófos”. (Connell, 1978; Noskawa, 1972).

 

Los resultados microbiológicos obtenidos en la carne deshuesada de cachama mantenida en refrigeración nos indican que este almacenamiento sólo puede prolongarse por 9 días a 0°C, donde todavía se puede considerar aceptable microbiológicamente. Por otra parte, debido al comportamiento similar de los aeróbios psicrófilos, se podría controlar su calidad realizando un seguimiento de los microorganismos mesófilos, cuya determinación se realiza en más corto tiempo.

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Al final de este estudio se realizó un análisis de varianza con un 95%de confianza, con el fin de evaluar la semejanza de los lotes en cuanto a los parámetros estudiados (TBA, NBV, pH, aeróbios mesófilos y psicrotrófos). Los resultados de estos análisis se encuentran reportados en la tabla 17. Se puede observar que tanto para el TBA, NBV y pH el F calculado fue mayor que el F tabulado, es decir, que existen diferencias significativas en el comportamiento de estos parámetros en los tres lotes, esto nos indica que no se presenta un patrón definido en el comportamiento de estos parámetros para los tres lotes estudiados. Sin embargo, se puede observar que para aeróbios mesófilos y psicrotrófos el F calculado es menor que el F tabulado, lo que nos indica que el comportamiento microbiológico de la carne deshuesada de cachama no se encontró diferencia significativa en los tres lotes estudiados.

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Lote I: / Lote II: ▲ / Lote III:

Fig. No 25.- Cambio en el log. de aerobios mesófilos en carne deshuesada de cachama refrigerada a 0°C por 21 días.

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Lote I: / Lote II: ▲ / Lote III:

Fig. No 26.- Cambio en el log. del número de psicrófilos en carne de cachama deshuesada almacenada a 0°C por 21 días.

Como se explicó anteriormente, las diferencias observadas en los parámetros químicos pueden ser debidas a factores que no se toman en cuenta en el análisis de varianza, como por ejemplo el porcentaje de grasa, manipulación, como se ha llevado a cabo el proceso de deshuesado, etc.

 

Así el análisis de varianza indica que las diferencias existentes entre las medidas de los lotes no son debidas a errores de muestreo, sino a una diferencia real entre las poblaciones.

 

Los resultados obtenidos en esta fase del estudio indican que los índices fisicoquímicos TBA, pH, NBV, no nos proporcionan información adecuada para evaluar el deterioro en el almacenamiento a temperaturas de refrigeración, sin embargo, los resultados indican que el almacenamiento sólo puede ser prolongado por 9 días, después de los cuales se considera la carne deshuesada de cachama deteriorada microbiológicamente.

 

7. Comportamiento de la carne deshuesada de cachama en congelación

 

En esta fase del estudio se quiere conocer el comportamiento de la carne deshuesada de cachama, en congelación y obtener el efecto de diferentes tratamientos, que por diversas razones pueden mejorar su calidad.

 

Uno de los tratamientos fue la adición de tripolifosfato de sodio, un agente crioprotector, debido a que el músculo de pescado en congelación sufre alteraciones en sus proteínas provocando serios problemas en lo que se refiere a su textura y pérdida de nutrientes, como se expone en la revisión bibliográfica. Este agente provee ciertas ventajas debido a que reduce el líquido exudado, incrementando la capacidad de retención de agua en el músculo del pescado (Bolin y Connick, 1976; Miyauchi, 1972; Figueroa y col., 1980).

 

Por otra parte, la carne deshuesada de cachama presentó poca cohesión entre las partículas, lo cual comprobó al realizar la prueba de firmeza explicada anteriormente. Por esta razón, otro de los tratamientos fue la adición de un agente adhesivo como el almidón de maíz con el cual se mejora esta característica, además de imprimir un mejor color a la carne deshuesada de cachama.

 

Por último, la carne deshuesada de cachama fue sometida a un lavado, el cual es un tratamiento mejorador de la calidad, debido a que este elimina sustancias solubles en agua tales como compuestos hemo, grasa, proteínas, etc., mejorando algunas características, como se indicará posteriormente.

 

A. Composición proximal

En la tabla 18 se puede observar los valores obtenidos de la composición proximal de los bloques de cachama deshuesada control y con diferentes tratamientos. El bloque con TPF presenta valores similares al bloque control en cuanto a humedad (80.08), proteína (16.91) y grasa (1.26), sin embargo, la calidad de ceniza (1.26) se ve aumentada en este bloque justamente por la adición de la sal de TPF. Igualmente, Rodríguez (1985) reportó que no hubo diferencias entre el control y el bloque con TPF y sal en lo que se refiere a los mismos componentes, pero sí en cuanto a los valores de ceniza.

7cachamaconge
AComposicionproxim
t18
fa27

El bloque con agente adhesivo (almidón de maíz), presentó una disminución en el porcentaje de humedad (75.07) y proteínas (14.38), esto es debido a un efecto de sustitución al añadir cualquier tipo de ingredientes que posea otra composición proximal, además en este caso existe un componente nuevo que son los carbohidratos, cuyo valor se obtiene por diferencia (7.4%). Resultados similares son reportados por Rodríguez (1985), quien obtiene un valor de 7.5% de carbohidratos en el bloque que contienen almidón de maíz.

El bloque de carne deshuesada lavado presentó una humedad alta (84.30%), hecho que generalmente ocurre cuando la carne se somete a este tratamiento, 

Tabla 18. Composición proximal de la carne deshuesada de cachama con diferentes tratamientos.

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O : Control. / ⬠  : T.P.F. / □ : A.A. / ∆ : Lavada

Fig. No 27.- Valores de TBA de cachama deshuesada con diferentes tratamientos almacenada a -30°C por 4 meses.

debido seguramente a que el prensado manual no fue lo suficientemente efectivo o que no se obtiene un grado óptimo de eliminación de agua cuando se usa otro método para ello.

fa28

Miyauchi y col. (1975), reportan que los bloques lavados de carne deshuesada de roca negro y los “Allaska pollock” (Myauchi y col. 1977), presentaron un aumento de 4% en la humedad con respecto a los bloques no lavados. Igualmente, Rodríguez (1985), reporta resultados similares, encontrando un aumento en la humedad de un 3% con respecto al bloque control.

Por otra parte, se observa en el bloque lavado una disminución en los otros componentes (Proteína: 13.67%; grasa: 0.95% y ceniza: 0.65%), esto se debe a que un aumento de humedad implica una disminución relativa de los otros componentes, además el lavado elimina algunas proteínas solubles en agua, grasa y otros componentes, contribuyendo esto a la disminución observada.

 

B. Rancidez Oxidativa (Prueba del TBA)

Los resultados obtenidos en esta experiencia están reportados en la figura 27. El análisis de varianza, con un 95% de confianza (Tabla 19), indica que no existe diferencias significativas en relación con los cambios de TBA durante el tiempo de almacenamiento, manteniéndose aproximadamente constante. Sin embargo, la muestra control presenta una disminución considerable en el mes 2, de almacenamiento, lo cual no es reportado en el análisis de varianza ya que las medias obtenidas son bastante similares.

BPruebadelTBA
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O : Control. / ⬠ : T.P.F. / □ : A.A. / ∆ : Lavada.

Fig. No 28.- Valores de NBV en carne de cachama deshuesada con diferentes tratamientos almacenada a-30°C por 4 meses.

La disminución en los valores de TBA ha sido reportado por diversos autores. Botta y Richards (1973), en una experiencia realizada con “Habilut” y salmón, señalan que el malonaldehido podría reaccionar con el grupo amino de la miosina, disminuyendo así, su cantidad efectiva que pueda reaccionar con el ácido tiobarbitúrico y por lo tanto la absorbencia será menor.

Igualmente, Castell (1971), expone que la disposición de la proteína en aminoácidos también es un factor que, posiblemente contribuye a la disminución del TBA. Según Know y col. (1965), estos aminoácidos reaccionan con el malonaldehido y otros aldehídos. Por otra parte, Rodríguez (1985) reporta resultados similares, observando una disminución en los valores de TBA en el tiempo al trabajar con bloques de carne deshuesada congelados.

 

El análisis de varianza también nos indica que los tratamientos aplicados a la carne deshuesada de cachama influyeron en el desarrollo de rancidez oxidativa, es decir, existe una diferencia estadísticamente significativa entre los tratamientos.

 

La muestra lavada presentó valores más bajos en D.O., lo que refleja una poca producción de malonaldehido producto de la rancidez. Este hecho puede explicarse debido a que el proceso de lavado se elimina grasa y hemoproteínas, las cuales son prooxidantes, por esta razón, Miyauchi (1972), indica que el lavado podría ser una alternativa para el uso de antioxidantes. Por otra parte, al remover lípidos y lipoproteínas se puede reducir la predisposición a la rancidez oxidativa.

 

El bloque con agente adhesivo presentó los mayores valores de rancidez oxidativa. Este fenómeno puede deberse, primero a que este bloque presento un porcentaje de grasa (1.90) que se puede considerar alto, lo cual lleva implícito un desarrollo de rancidez mayor. Por otra parte, al observar la composición del ingrediente usado, se evidencia la presencia de hierro como mineral constitutivo de la misma. Es conocido que algunos metales pesados son considerados prooxidantes importantes. Olcott (1962), indica que las trazas de metales aceleran el proceso de oxidación, incrementando la tasa de formación de radicales libres, de esta manera se acorta el período de inducción.

t19

Igualmente, Castell (1971), ha demostrado que la oxidación de los lípidos es inducida por la adición de ciertas cantidades de iones metálicos pesados. En general, Cu++, fe++ y V++ se señalan como los catalizadores más activos.

 

La tabla 20 presenta los resultados obtenidos de este parámetro expresado como mg de malonaldehido/kg de muestra obtenidos multiplicando los valores de D.O. por el factor 7.8.

 

En general, se observa que los valores iniciales para las muestras control (5.97); TPF (5.07) y A.A. (4.91), son mayores de 4 mg Malonaldehido/Kg, lo cual es considerado un producto de baja calidad en lo que se refiere a rancidez oxidativa, según lo reportado por Sinhuber y Yu (1958) citados por Licciardello y col. (1979). 

Tabla 19. Análisis de varianza aplicado a los resultados de TBA para 4 bloques de carne de cachama deshuesada almacenados a -30°C por 4 meses.

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Los altos valores iniciales son debidos a que las muestras presentaron valores relativamente altos de grasa: 2.03; 1.64 y 1.90 para las muestras de control, TPF y A.A. respectivamente. Igualmente es importante tomar en cuenta que durante el proceso de deshuesado mecánico se produce una secreción considerable de sangre, aumentando la cantidad efectiva de compuestos hemo. Como se dijo anteriormente, estos compuestos son prooxidantes. Se conoce que todos los compuestos hemos naturales catalizan la oxidación de lípidos insaturados (Tappell, 1965).

Igualmente, se conoce que las reacciones de iniciación y propagación rápidas durante la oxidación de los lípidos son catalizadas por compuestos hemo, así, el período de inducción es más corto cuando el proceso de oxidación es espontáneo (Tappell, 1962).

 

Al final del almacenamiento las muestras control, TPF y lavada, presentaron valores por debajo de 4 mg lo cual implica una disminución de la rancidez, llegando a niveles admisibles en lo que se refiere a este parámetro. Sin embargo, sería necesario realizar paralelamente pruebas sensoriales de rancidez con el fin de comprobar si esta disminución aparente es detectada por los penalistas.

t20

C. Nitrógeno básico volátil (NBV).

 

Los resultados obtenidos de esta determinación para los bloques de carne deshuesada de cachama almacenados a -30°C, se encuentran representados en la figura 28. El análisis de varianza realizado con un 95% de confianza (tabla 21), indica que los cambios observados en el tiempo para los 4 bloques son estadísticamente significativos. Los bloques control, TPF y A.A., presentaron aumentos en las bases volátiles desde 11.21 a 19.40, mientras que en el bloque lavado se observó una disminución a partir del primer mes, manteniéndose luego constante durante los siguientes meses de almacenamiento.

CNitrogenovolatilNBV

Tabla 20. Valores de TBA para los 4 bloques de carne de cachama deshuesada almacenada a -30°C por 4 meses

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Deben tomarse precauciones cuando se comparan valores de NBV, ya que los resultados van a depender del método que se haya empleado para su determinación (Connell, 1978).

 

En general, según los valores obtenidos, se considera que estos bloques llegaron al final del almacenamiento con un grado de deterioro incipiente, no sobrepasando los 35 a 40 mg N/100 g muestra, límite más allá del cual los pescados se consideran demasiado alterados para la mayoría de los fines (Connell, 1978). Igualmente, el análisis de varianza indica una diferencia significativa en cuanto al comportamiento de las muestras.

 

Principalmente el lavado influyó en los valores de NBV, observando que este índice disminuye notablemente como se observa en la figura 28. Indudablemente, durante el proceso de lavado se eliminaron compuestos considerados precursores de las bases volátiles, como por ejemplo algunas enzimas. El proceso de lavado elimina proteínas solubles en agua, pudiendo estar entre ellas enzimas y también, compuestos volátiles, lo cual implica una menor cantidad de estos en comparación con los demás bloques.

 

Igualmente, Licciardello (1979), indica que el proceso de lavado de la carne puede producir una disminución bastante drástica en los niveles de NBV.

t21

Por otra parte, Rodríguez (1985), reporta resultados similares en el bloque de carne lavada. Giamo (1982), reporta que solo un lavado con una porción de agua: pescado de 4:1, para que se pierda alrededor del 50% de nitrógeno no protéico en la carne deshuesada de broza.

 

Se ha mencionado constantemente que el aumento en las bases volátiles está estrechamente relacionado con el crecimiento bacteriano. Babbit y col. (1972), indica que, en términos generales, la producción de las bases volátiles en el músculo de pescado ha sido asociada a la acción de las enzimas, existiendo una estrecha relación entre el número de bacterias presentes y la cantidad de estos compuestos.

Tabla 21. Análisis de varianza aplicado a los resultados de NBV para 4 bloques de carne de cachama deshuesada almacenados a -30°C por 4 meses

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En este estudio se quiso conocer si esta relación se cumple, para este fin se realizaron los cálculos de los coeficientes de relación entre el NBV y los aeróbios mesófilos y los psicrófilos, lo cual se reporta en la tabla 22. Se puede observar que existe una correlación positiva, variando su insignificancia según la muestra. Principalmente en lo que se refiere a los aerobios mesófilos, donde se determinó que la muestra con TPF presentó una correlación positiva altamente significativa mientras que las muestras control y A.A. presentaron correlaciones positivas, pero poco significativas. Sin embargo, de acuerdo con los resultados de los coeficientes de correlación obtenidos, es probable que el desarrollo de NBV este estrechamente relacionado con el desarrollo de los microorganismos psicrófilos, lo cual corrobora lo expuesto por los autores antes mencionados.

Por otra parte, se conoce que, aunque las temperaturas disminuyen la actividad bioquímica de las bacterias se mantiene, aunque a menor velocidad metabólica (Noskowa, 1972).

 

D. Aerobios mesófilos y psicrófilos

 

La naturaleza del proceso de deshuesado ofrece una oportunidad para incrementar el contenido microbiológico, a menos que las prácticas de manufactura sean en condiciones de higiene estrictas. Pero, sin embargo, el aumento en el área de superficie creado por el rompimiento de la integridad celular provee condiciones favorables para el crecimiento microbiano, lo cual podría minimizarse manteniendo el menor tiempo posible esta materia prima a altas temperaturas, por lo que es importante someter esta carne deshuesada a una rápida congelación (Licciardello y Hill, 1978).

 

La congelación es una de las formas que ha sido más usada, no sólo para disminuir la actividad enzimática propia del tejido, sino para evitar la proliferación bacteriana (Nickelson y col., 1980).

 

Los resultados de las pruebas microbiológicas en lo que se refiere a aeróbios mesófilos, para los 4 bloques, se encuentran representados en la figura 29. Se puede observar un comportamiento similar, notándose en la muestra control una disminución en el número de microorganismos mesófilos a partir del tercer mes de almacenamiento, siendo esta reducción de 1.3 unidades logarítmicas. Así mismo, Novoa (1982), encontró una disminución en los aeróbios totales de una unidad logarítmica al trabajar con curvinata. Sin embargo, las muestras TPF y A.A. presentaron una población aproximadamente constante a través del período de almacenamiento. Lamentablemente no se tienen datos en la muestra lavada en los 2 últimos meses, debido a ciertos inconvenientes que se presentaron con la misma.

 

En la tabla 23 se observan los resultados del análisis de varianza, indicando este que no hubo diferencias significativas del recuento de aeróbios mesófilos a lo largo del tiempo de almacenamiento, esto nos indica que la congelación no afectó el crecimiento bacteriano.

 

Igualmente, Raccach y Baker (1968), no reportan diferencias significativas entre los recuentos microbianos a lo largo del tiempo d almacenamiento a -25°C. Por otra parte, Nickelson II y col. (1980), no encuentran diferencias notables en el recuento de aeróbios a lo largo d 6 meses de almacenamiento a -20°C en varias especies no tradicionales del golfo de México, por el contrario, los autores reportan aumentos en el contaje de aeróbios hasta de 1.31 unidades logarítmicas en la especie “Black drum” mientras en tilapia encuentran una disminución de 0.28, lo que considera incipiente.

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t22
t23

El análisis de varianza también indica que no hubo diferencias significativas entre los tratamientos, es decir, que estos tratamientos no afectaron el crecimiento microbiano. Aunque los resultados de la muestra lavada no se incluyeron en el análisis de varianza, se podría inferir, de acuerdo con los datos obtenidos, que este tratamiento tampoco influyó en reducción de la carga microbiana, por este hecho se recomendaría la aplicación de mayor número de lavados

Tabla 22. Coeficiente de correlación calculados entre NBV y aerobios mesófilos y psicrófilos para los bloques control, TPF y A.A.

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Tabla 23. Análisis de varianza aplicado a los resultados de aerobios mesófilos para 3 bloques de carne de cachama deshuesada almacenados a -30°C por 4 meses

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Con respecto a esto, Rodríguez 1985), reporta conclusiones similares en carne deshuesada producto de una mezcla de especies subutilizadas.

Los resultados del contaje de microorganismos psicrófilos en los bloques de carne deshuesada de cachama, se pueden observar en la figura 30.

 

Para todos los bloques se observa un aumento de los psicrófilos en el tiempo, tal y como lo indica el análisis de varianza (tabla 24) donde se evidencia que existe diferencia significativa en el crecimiento de psicrófilos en el tiempo de almacenamiento. Para el bloque control se observó un aumento de 1.01 unidades logarítmicas, para TPF 1.6; para A.A. 1.48 y para el bloque lavado desde el mes O hasta el 2 aumento de 1.14 UL.

 

Muchos son los autores que han reportado una disminución de los microorganismos psicrófilos en el almacenamiento por congelación de bloques de carne deshuesada de pescado (Rodríguez, 1985; Novoa, 1982; Licciardello y Hill, 1978). Sin embargo, también se ha reportado que aún a temperaturas de congelación de -18°C y 21 °C puede haber supervivencia de microorganismos (Licciardello y Hill, 1978).

fa29
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Por otra parte, Raccach y Baker (1978), reportan que en carne deshuesada de “White sucker”, la población psicrófila se mantuvo constante a una temperatura de - 25°C por tres meses de almacenamiento, siendo la población inicial de 10⁶ microorganismos/g.

 

El hecho del aumento de los microorganismos psicrófilos en este estudio, pudo haberse debido a que la población inicial de las muestras era bastante baja, alrededor de 10³ UFC/g, en comparación con la reportada en los estudios antes mencionados, y posiblemente el crecimiento microbiano estaba en su fase logarítmica, el cual no fue del todo inhibido por la baja temperatura del almacenamiento, ya que como se dijo anteriormente, algunos microorganismos psicrófilos pueden sobrevivir a estas temperaturas.

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O : Control. / ⬠ : T.P.F. / □ : A.A. / ▲ : Lavada.

Fig. No 29.- Cambio en el log, de aerobios mesófilos en carne de cachama deshuesada con diferentes tratamientos almacenada a -30°C por 4 meses.

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O : Control. / ⬠  : T.P.F. / □ : A.A. / ▲ : Lavada.

Fig. No 30. - Cambio en el log. de microorganismos psicrófilos en carne de cachama deshuesada con diferentes tratamientos almacenada a -30°C por 4 meses.

El análisis de varianza, también nos indica que los diferentes tratamientos no tuvieron influencia alguna sobre el crecimiento de estos microorganismos. Igualmente, en este análisis no se tomó en cuenta la muestra lavada debido a la falta de dos determinaciones (mes 3 y 4), pero, sin embargo, observando la figura 30, esta muestra presenta, aparentemente, características similares a los otros bloques, lo que implica la poca efectividad de este tratamiento en la inhibición del crecimiento microbiano.

 

En general, a pesar del aumento de los microorganismos en el tiempo de almacenamiento, la calidad microbiológica de las muestras se considera aceptable según los límites establecidos por la ICMSF (1974), ya que ninguna de las muestras sobrepasó los 106 microorganismos/g.

 

E. pH.

 

El pH del pescado recién muerto es de aproximadamente 6.5, luego se registra una disminución de éste, que va a depender de la especie. Luego se produce un aumento que puede ser superior al pH neutro. El descenso del pH se debe a una acumulación de ácido láctico, que es el producto final de la glicólisis aeróbico y el aumento posterior a los compuestos básicos como son: amoníaco y aminas producidos por vía autolítica y/o microbiana (Okada, 1979, citado por Kodaira, 1981).

 

Los resultados de la determinación de pH para los bloques de carne de cachama deshuesada se reportan en la tabla 25. Los valores de pH para los 4 bloques están en el rango de 6.7 a 6.9, notándose que el valor inicial más alto lo presentó la muestra con TPF, hecho que es perfectamente lógico, ya que como se explicó anteriormente, una de las funciones de este compuesto es aumentar el pH (Bolin y Connick, 1976).

 

Se observa que los valores de pH se mantienen casi constantes durante el período de almacenamiento para los 4 bloques estudiados. Igualmente, Kodaira (1981), encuentra pocas fluctuaciones de pH en carne deshuesada de curvinata almacenada a - 10°C por 5 meses, principalmente en la muestra con TPF. Rodríguez (1985), reporta que los cambios de pH fueron mínimos para todos los bloques analizados.

 

De acuerdo con los resultados obtenidos de NBV, debería esperarse un cierto aumento del pH, principalmente en las muestras control, TPF y A.A. Sin embargo, el mantenimiento del pH durante el almacenamiento se debe, posiblemente a la capacidad amortiguadora de las proteínas del músculo del pescado.

EpHe29
t24
t25

En general, se puede observar claramente que las muestras presentaron comportamientos bastante similares, encontrando fluctuaciones desde 6.6 a 6.9 para todas las muestras.

 

Van der Berg (1981), indica que en el caso de la congelación y durante el almacenamiento congelados, los valores de pH del pescado no sufren variaciones marcadas.

Por estos resultados y el apoyo de los diferentes autores nombrados, el pH como tal no es conveniente utilizar paralelamente otros índices para corroborar resultados.

Tabla 24. Análisis de varianza aplicado M.O. piscrófilos para tres bloques de carne de cachama deshuesada almacenados a -30°C por 4 meses

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F. Proteína extraible

 

Es bien conocido que el músculo de pescado congelado que ha sido almacenado por cierto tiempo pierde algunas propiedades funcionales, tales como capacidad de emulsificación, capacidad de retención de agua, capacidad de formar gel, etc. Se ha establecido que a la principal causa de estos cambios es la desnaturalización de proteínas, específicamente las miofibrilares (Suzuki, 1981).

 

Los cambios ocurridos en el porcentaje de proteína extraible para los 4 bloques de carne de cachama deshuesada se encuentran representados en la figura 31.

 

A pesar de las bajas temperaturas de congelación, la proteína del músculo de la cachama sufrió cierto daño durante el almacenamiento. Se puede observar una disminución progresiva en el tiempo para todas las muestras, siendo esta disminución estadísticamente significativa, tal y como lo indica el análisis de varianza realizado con un 95% de confianza (tabla 26).

 

Resultados similares han sido reportados por Seagran (1958), citados por Dyer y Dingle (1961), indicando que en “Pacific yellow” almacenado a -30°C la actomiosina extraible disminuyó desde 50–60% hasta un valor de 25% después de 300 días de almacenamiento. Igualmente, Neen (1953) citado por Dyer y Dingle (1961), no sólo encontraron cambios en la proteína de bacalao, cuando fue almacenado a -16°C detectando muy pocos cambios a -65°C y -50°C por nueve meses.

 

Por otra parte, se nota claramente que los tratamientos influyeron en la disminución del porcentaje de proteína extraible, encontrándose una diferencia significativa entre los tratamientos. El bloque con TPF presentó los mayores valores de proteína extraible en el último mes de almacenamiento, observándose 11% más de proteína extraible con relación a los bloques control y A.A., mientras que el bloque lavado presentó al final del almacenamiento una disminución de 22% de proteína extraible con relación al bloque TPF.

 

Figueroa y col. (1980), indican que las sales de tripolifosfato proveen la suficiente fuerza iónica para extraer las proteínas del músculo, solubilizandolas y formando una capa que reduce la salida del agua hacia el exterior. Por lo tanto, la adición de TPF fue efectiva en lo que respecta a la protección de la proteína durante la congelación. Sin embargo, esta efectividad puede aumentarse agregando conjuntamente con el TPF, cloruro de sodio, ya que se conoce que la combinación de estas dos sales tiene un efecto sinergético (Dyer, 1969).

 

La disminución del porcentaje de proteína extraíble en la muestra lavada pudo ser producto del mayor contenido de humedad en el músculo, lo que ocasiona posiblemente la producción de cristales de hielo que producen ciertos daños a las proteínas, desnaturalizándolas, lo que implica una disminución de la solubilidad de estas en soluciones salinas.

 

En general, el daño sufrido por las proteínas en todos los bloques es causada, posiblemente por la concentración de sales minerales en las células del músculo, la cual comienza a aumentar cuando el agua presente en ellas se convierta en cristales de hielo. El incremento en la concentración de soluto, con el correspondiente cambio de la fuerza iónica y pH, produce la disociación y desnaturalización de las proteínas (Linko y Nikkila, 1961).

 

G. Capacidad de retención de agua

FProteinaextra
GCapacidadderet

Tabla 25. Valores de pH en carne de cachama deshuesada con diferentes tratamientos almacenados a -30°C por 4 meses

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t26
t27

Generalmente, cuando el pescado congelado se somete a descongelación, es común encontrar pérdidas de líquidos mayores al 15%, esta pérdida de fluido va acompañada de proteínas solubles y componentes del aroma y sabor, teniendo como resultado un pescado seco, fibrosos, duro y con poco sabor (Bolin y Connick, 1976).

 

La capacidad de retención de agua es una función inversa de la cantidad de líquido exudado del músculo del pescado al descongelarse.

Tabla 26. Análisis de varianza realizado a los resultados de proteína extraíble para 4 bloques de carne deshuesada de cachama almacenados a -30°C por 4 meses

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Tabla 27 Análisis de varianza aplicado a los resultados de líquido exudado para 4 bloques de carne deshuesada de cachama almacenados a -30°C por 4 meses

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fa31
fa32

Los valores de este parámetro para los 4 bloques estudiados se encuentran representados en la figura 32, observándose en todas las muestras un aumento del líquido exudado en el tiempo de almacenamiento. El bloque control aumentó desde 0.18 a 1.29 ml/g, el bloque con la adición de 0.5% de TPF sufrió un aumento desde 0.06 hasta 0.17ml/g; el bloque A.A. desde 0.27 hasta 0.38 y el bloque lavado desde 0.13 hasta 0.36 ml/g en el último mes de almacenamiento.

El análisis de varianza (tabla 27), indica que este aumento fue estadísticamente significativo y que los tratamientos influyeron en él. Se puede observar en la figura 32 que el bloque de carne de cachama deshuesada con 0.5% de TPF presentó la menor cantidad de líquido exudado a lo largo del período de almacenamiento.

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O : Control. / ⬠ : T.P.F. / □ : A.A. / ▲ : Lavada.

Fig. No 31.- Cambio en el porcentaje de proteína extraible en carne de cachama deshuesada con diferentes tratamientos almacenada a -30°C por 4 meses.

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O : Control. / ⬠ : T.P.F. / □ : A.A. / ▲ : Lavada.

Fig. No 32.- Valores de líquido exudado en carne de cachama deshuesada con diferentes tratamientos almacenada a -30°C por 4 meses.

Durante muchos años se han utilizado las sales de trifosfatos como agentes crioprotectores. Bolin y Connick (1976), exponen que una de las ventajas del tratamiento del pescado, con TPF es que reduce la cantidad de líquido exudado, de esta manera se mantienen sus cualidades nutricionales como consecuencia de la prevención de la pérdida de humedad, reduciendo la pérdida de proteínas solubles, minerales y proteínas. Igualmente, Miyauchi (1972), hace mención de que los polifosfatos incrementan la capacidad de retención de agua debido a un aumento de pH y a un desarreglo de las proteínas del músculo, produciendo más sitios disponibles para el enlazamiento del agua.

 

El bloque con 7.5% de agente adhesivo (A.A.) presentó los mayores valores de líquido exudado y por lo tanto la menor capacidad de retención del agua. El almidón es un compuesto altamente higroscópico, y posiblemente, debido a esto, se produce una deshidratación de las proteínas, hecho que podría visualizarse en la cantidad de proteína extraible que presentó este bloque en el último mes de almacenamiento (70.35%).

 

El bloque lavado, por su parte, también presentó valores altos de líquido exudado, lo cual resulta lógico, debido a que este bloque presenta mayor cantidad de agua exógena no enlazada por la proteínas, la cual proviene del agua del lavado y pude ser extraída con mayor facilidad.

 

Manohar y col. (1971), indican que la cantidad de líquido exudado depende mucho de la especie, principalmente las especies, de agua dulce presentan valores de líquido exudado menores que las especies marinas, debido a esto, los autores cuestionan el tratamiento con TPF en vista de un incremento en el costo de producto final. Rodríguez (1985), trabajando con carne deshuesada de pescados marinos, reporta un aumento de líquido exudado, en el bloque control, desde 0.28 hasta 0.33 ml/g a los 4 meses de almacenamiento, siendo estos valores mayores que los obtenidos en el bloque de carne de cachama deshuesada control (0.28 a 0.29).

 

H. Evaluaciones de color

 

Las determinaciones de color en alimentos son de gran importancia, ya que conjuntamente con el sabor y la textura, juega un papel importante en la aceptabilidad de los alimentos.

 

En el caso específico del pescado, el color es indicativo de ciertos cambios químicos.

 

En este estudio se realizaron las determinaciones de color por el sistema Hunter o sistema L, a, b, basado en la teoría de los colores opuestos, la cual indica que existe una señal intermedia entre los receptores de luz de la retina y el nervio óptico, que transmite las señales de color al cerebro. Este mecanismo compara las respuestas rojas con las verdes, resultando una dimensión rojo-verde; por otra parte, las respuestas azules son comparadas con las amarillas para obtener una dimensión amarilo-azul, siendo asociado a estas dos dimensiones con los símbolos a y b, respectivamente. La tercera dimensión de color es la luminosidad L, que adopta los valores de 0 a 100, siendo 0 negro perfecto y 100 un blanco perfecto (DeMan, 1980).

 

Los resultados de las tres dimensiones mencionadas (L, a y b) para los bloques de carne de cachama deshuesada a lo largo del período de almacenamiento, se encuentran representados en las figuras 33, 34 y 35.

 

El parámetro “L” (tabla 39), presenta valores bastante similares en las muestras de control y TPF, manteniendo una constancia durante el período de almacenamiento, por otra parte, se nota claramente la diferencia existente con las muestras lavadas y A.A. (figura 33), presentando esta valores mayores de este parámetro, lo que indica que estas pruebas presentaron un color más claro, debido a los tratamientos usados. Cuando la carne es lavada, se pierden compuestos responsables del color tales como sangre, grasa y pigmentos de la piel. Igualmente, el parámetro “L” para la muestra A. A. presentó valores altos que van desde 53.15 hasta 52.20 en el último mes de almacenamiento, lo que nos indica que este tratamiento mejoró notablemente el color de la muestra, resultando del color blanquecino del almidón.

 

Los resultados presentados del parámetro “L” para el bloque control (38.05 a 37.67), indican que la carne deshuesada de cachama presenta una coloración oscura cuando se compara, por ejemplo, con los valores de este parámetro reportados por Rodríguez (1985) para el bloque control:49.76 a 53.80.

 

Como se explicó anteriormente, la cachama es una especie migratoria, por lo tanto, presenta una cantidad de sangre en su musculatura, lo que origina que durante el proceso de deshuesado ocurra una considerable secreción de sangre. Por otra parte, la especie presenta una coloración bastante oscura en la piel, casi negra, hecho que también influye en la coloración de la carne deshuesada.

HEvaluacionescolor
fa33
fa34
fa35

Durante el almacenamiento de estos bloques a -30°C por 4 meses, se observa una disminución en todas las muestras del parámetro “a”, es decir, se pierde el color rojo que detecta este parámetro.

 

El color rojo brillante de la carne es debido a la oximioglobina y mioglobina, y puede pasar a rojo pardo oscuro. 

Por su parte el parámetro “a” nos indica la dimensión rojo-verde de las muestras. Lógicamente, como se observa en la figura 34, los mayores valores de este parámetro los presentan las muestras control y TPF, presentando una coloración más roja que la muestra A.A. en la cual se puede observar valores menores de este parámetro, debido a que el almidón añadido disminuyo el color rojizo de la muestra. Por otra parte, el bloque lavado presentó valores bastante bajos en comparación con los otros bloques, lo cual resulta explicable por el hecho de la pérdida de compuestos hemo durante el lavado.

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O : Control. / ⬠ : T.P.F. / □ : A.A. / ▲ : Lavada

Fig. No 33.- Cambio en los valores del parámetro “L” en carne de cachama deshuesada con diferentes tratamientos almacenada a -30°C por 4 meses.

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O : Control. / ⬠ : T.P.F. / □ : A.A. / ▲ : Lavada

Fig. No 35.- Cambio en los valores del parámetro “b” en carne de cachama deshuesada con diferentes tratamientos almacenada a -30°C por 4 meses.

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O : Control. / ⬠ : T.P.F. / □ : A.A. / ▲ : Lavada

Fig. No 34.- Cambio en los valores del parámetro “a” en carne de cachama deshuesada con diferentes tratamientos almacenada a - 30°C por 4 meses.

Este pardecimiento obedece fundamentalmente al contenido de metamioglobina, cuya formación aumenta a lo largo del almacenamiento y es dependiente de la temperatura (Herman, 1977).

 

Igualmente, Flores (1974), indica que los pigmentos totales, mioglobina y hemoglobina, sufren un decrecimiento a lo largo del período de almacenamiento.

El parámetro “b”, nos indica la dimensión amarillo-azul. Los valores obtenidos están representados en la figura 35, observándose, igualmente valores muy semejantes en los bloques control y TPF, presentando el bloque lavado los menores valores y el bloque con almidón, los más altos, lo que indica que este aditivo imprime tonalidades amarillentas al combinarse con los pigmentos presentes en la carne deshuesada. Resultados similares son reportados por Rodríguez (1985) y Pacheco (1982), donde los bloques con almidón presentaron los mayores valores del parámetro “b”. Al igual que en la luminosidad, no se observa disminuciones acentuadas durante el tiempo de almacenamiento.

 

Los cambios en el tiempo para los diferentes parámetros en cada uno de los bloques pueden ser visualizados mejor en la tabla 28, donde se representan los valores de L, a, b y E, calculados tomando en cuenta los valores iniciales y finales después de 4 meses de almacenamiento.

La mayor variación la presento el parámetro “a” por la oxidación de los pigmentos durante el almacenamiento. Por otra parte, se observan valores bajos de L, lo que implica poca variación de la luminosidad durante el almacenamiento, con la excepción de la muestra lavada. Los valores L positivos, implican una pérdida de luminosidad.

 

Según el valor de E, se puede inferir cual fue la variación más importante en cada una de las muestras durante el período de almacenamiento. Para el bloque control y TPF, la mayor variación ocurrió en el parámetro “a”, es decir, a medida que progresa el tiempo de almacenamiento se va perdiendo el color rojo por la oxidación de los pigmentos hemo. 

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Tabla 28. Valores de L, a, b y E en bloques de cachama deshuesada almacenados a -30°C por 4 meses

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La muestra con almidón permaneció estable en cuanto a los tres parámetros durante el almacenamiento, tal y como lo indica el valor de E. Por el contrario, la muestra lavada presentó la mayor variación en la luminosidad, perdiéndose esta durante el almacenamiento.

De todo lo expuesto anteriormente, se puede concluir, en general, que la carne deshuesada de cachama mantiene una calidad aceptable aún a los 4 meses de almacenamiento a -30°C, principalmente en lo que se refiere al aspecto microbiológico y características organolépticas.

 

Por otra parte, se pudo observar que la adición de TPF, almidón y el lavado de la carne deshuesada, mejoraron notablemente algunas características tales como textura, color y en algunos casos disminuyo el deterioro (lavado).

 

8. Comentarios sobre algunos productos elaborados con carne deshuesada de cachama

 

Como parte final de este trabajo y en vista de que la cachama en forma deshuesada puede ser una vía factible para la comercialización de esta, se creyó conveniente la elaboración de algunos platos con esta materia prima, con el fin de comprobar su aceptación.

 

Para esto se pidió la colaboración de personas ajenas al proyecto, las cuales prepararon platos tales como: “palitos”, “bollos pelones”, “hallaquitas de agua”, “canelones”, “pasticho”, “empanadas”, “empanadas gallegas”, “pimentones rellenos”, “albondigas”, “hamburguesas”, “croquetas”, “berenjenas rellenas” y “salsa para espagueti”. Estos platos fueron probados por personas vinculadas o no al Instituto de Ciencias y Tecnología de Alimentos y la mayoría opinó que esta carne no presentaba sabor a pescado, principalmente en aquellos productos donde se prepara con salsa y cuando se combina con carbohidratos, sin embargo, los productos tales como “palitos”, “croquetas” y “albondigas”, presentan sabor a pescado, pero menos intenso que cualquier otro tipo de producto preparado con especies marinas.

 

Todas las personas encuestadas con respecto a la calidad de los productos opinaron favorablemente sobre estos e indican la importancia de su venta en los mercados, además ponderan su versatilidad en la realización de productos ya que indican que adquiere el sabor de los ingredientes que se le agrega.

 

Sin embargo, se podría pensar que el consumo de estos productos en substitución de los elaborados con carnes rojas podría evitar problemas de salud pública, ya que la ingesta de ácidos grasos saturados es menor. Sin embargo, por lo visto anteriormente las cachamas cultivadas presentan una composición de ácidos grasos semejantes a la carne de res y de ovino, lo que resultaría inconveniente para el consumo de la cachama con el fin de evitar el aumento de colesterol y triglicéridos.

 

Este problema planteado puede solucionarse variando la alimentación suministrada a las cachamas en cautiverio, de manera que esta fuente alimenticia tenga el potencial, que, por ser pescado, representa.

 

V. Conclusiones

 

La cachama entera permaneció en condiciones adecuadas para su consumo durante un período de 15 y 24 días a 6°C y 0°C respectivamente.

 

Ninguno de los índices (NBV, NNP, pH, TBA, Contaje de psicrófilos totales y aeróbios mesófilos) por separado, son indicadores de la calidad y frescura de la cachama; por lo que debe considerarse todos en conjunto.

 

Los cambios sensoriales demostraron ser los indicados para determinar la frescura en cachama entera.

 

No se encontró diferencias significativas entre los porcentajes de cabeza, vísceras, piel y huesos y porción comestible, con respecto al peso total para las cachamas de las tres categorías de peso estudiadas.

 

A medida que incrementan el peso de los ejemplares de cachama, se incrementa el almacenamiento de grasa en el músculo, pasando de una especie magra a una grasa.

 

Los ejemplares de cachama de la categoría mediana presentaron la composición proximal adecuada de las especies de pescado para consumo humano.

 

La composición de ácidos grasos de las cachamas de las tres categorías estudiadas presentó ciertas similaridad con el perfil de ácidos grasos del alimento que se les suministra (alimento para vaca).

 

La cachama por su anatomía característica presenta problemas para ser aprovechada comercialmente en forma de filetes y ruedas.

 

La aplicación del deshuesado mecánico en la cachama requiere la aplicación de un acondicionamiento de los ejemplares.

 

los índices fisicoquímicos tales como TBA, pH y NBV, no proporcionan una información adecuada para evaluar el deterioro de la carne deshuesada de cachama a temperatura de refrigeración.

 

Los resultados microbiológicos indicaron que la carne deshuesada de cachama puede ser almacenada a temperatura de refrigeración sólo por 9 días.

 

La carne deshuesada de cachama mantiene una calidad aceptable aún a 4 meses de almacenamiento a -30°C, principalmente a lo que se refiere al aspecto microbiológico y organoléptico.

 

Los tratamientos utilizados: adición de tripolifosfato de sodio (TPF), almidón y lavado de la carne, mejoraron algunas características como textura, color y desarrollo de rancidez.

 

La carne deshuesada de cachama presentó una gran versatilidad para la elaboración de diferentes productos, por lo que podría sustituirse por la carne de res y cochino.

VConclusiones
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