top of page

Piscifactorías y centros de distribución de semilla

 

5.1 Elementos necesarios

 

La piscifactoría, lugar donde se producen pececillos en masa año tras año para distribuirlos a los criaderos, es hoy parte esencial de la piscicultura moderna. Es obvio que los pequeños piscicultores no tienen los medios ni la competencia necesaria para producir la semilla de peces que necesitan, especialmente cuando se trata de peces que no se propagan fácilmente o que no lo hacen en aguas estancadas.

 

Existen dos tipos de piscifactoría: unas que se ocupan exclusivamente de una especie de peces (piscifactorías especializadas) y otras que pueden ocuparse de muchas especies. En la actualidad se tiende a establecer piscifactorías capaces de producir semilla de varias especies, respondiendo así a la tendencia moderna al cultivo mixto o combinado de distintas especies con diferentes hábitos alimentarios, lo que permite aprovechar todos los recursos alimentarios del estanque y obtener el máximo rendimiento.

 

La capacidad de producción de una piscifactoría depende de muchos factores. Entre ellos cabe destacar el número y talla de los reproductores; el número de especies que es preciso propagar; las diferencias en sus respectivas temporadas de desove; la capacidad de los tanques de espera, las incubadoras y las instalaciones de cría de larvas; la cantidad y calidad del agua disponible; y la experiencia del personal. Otros factores importantes son la capacidad de los tanques (o estanques) de alevinaje y de cría de jaramugos y la mayor o menor rapidez con que se da salida a los pececillos.

 

En los países en los que el transporte de los pececillos no constituye un problema (porque existe una buena red de carreteras y los medios de transporte son seguros y poco costosos) es fácil establecer grandes piscifactorías centrales y centros de distribución. Las investigaciones realizadas en esos centros permiten difundir y mejorar las técnicas existentes. Las piscifactorías menores, por otra parte, no pueden permitirse trabajos de investigación.

 

Aunque el establecimiento de grandes piscifactorías centrales tienen enormes ventajas, en las regiones tropicales y subtropicales donde las altas temperaturas limitan las posibilidades de transporte a gran distancia, conviene establecer varias piscifactorías de dimensiones medias (capaces de producir entre 7 y 10 millones de pececillos de 20 a 30 días).

 

Si las temporadas de cría de las distintas especies no coinciden, la capacidad de producción de una piscifactoría puede aumentarse considerablemente con un aumento insignificante de los gastos. Basta para ello proceder sucesivamente a la propagación de las diferentes especies.

 

En los párrafos que siguen se describen los elementos necesarios para una piscifactoría de aguas templadas de dimensiones medias y se indica cuál ha de ser la disposición general de la misma.

 

Los elementos necesarios para una piscifactoría son: 1) agua de buena calidad y en cantidad suficiente; 2) terreno suficiente para los estanques, los tanques de incubación, los edificios, etc.; 3) electricidad, de ser posible; 4) medios de transporte, y 5) personal.

 

Agua. El agua necesaria para la piscifactoría puede obtenerse de embalses, presas, estanques, ríos, canales, pozos artesianos o pozos profundos, pero es preciso que tenga la calidad necesaria. Su salinidad no debe ser superior a 2 ppm y el pH debe ser del orden de 7–8, si es posible. No debe estar contaminada por aguas negras ni otros desechos disueltos ni contener plaguicidas, cloro u otras substancias tóxicas. Lo mejor es que el agua pueda llegar a la piscifactoría gracias a la acción de la gravedad. De no ser así, es preciso instalar equipo de bombeo y depósitos de agua.

 

La piscifactoría (en especial los tanques de espera y los aparatos de incubación y cría de larvas) necesitan agua con una presión equilibrada, que puede obtenerse con una caída de 1,0–1,5 m desde el tanque de abastecimiento. Una presión mayor no es conveniente, porque puede causar daño a los huevos y las larvas, que son muy delicados. Si la presión es excesiva, es preciso construir un depósito regulador entre la fuente de agua y las instalaciones de la piscifactoría, para conseguir la presión recomendada.

 

Si el agua contiene gases, como metano o sulfuro de hidrógeno, y no tiene oxígeno disuelto o tiene muy poco (por ejemplo, si el agua procede de pozos entubados, pozos profundos o del fondo de embalses profundos), basta un sencillo filtro de oxigenación para hacerla apta para la piscifactoría.

 

Otro factor importante es la temperatura del agua. Los peces de aguas cálidas necesitan, para propagarse, temperaturas de 20° a 30°C. Si el agua está demasiado fría o demasiado caliente, el desarrollo final de las gónadas resultará inhibido. El agua tiene gran capacidad de conservación del calor y, por ello, no es posible cambiar la temperatura rápidamente. Este hecho ha de tenerse en cuenta al planificar una piscifactoría. De ser posible, hay que contar simultáneamente con agua fría y caliente, para poder mezclarlas en caso necesario y obtener la temperatura deseada.

 

El agua debe estar además libre de organismos planctónicos, en especial ciclópidos. El agua procedente de una presa, un embalse o un estanque puede limpiarse con un sencillo filtro de grava o un filtro de inversión de flujo, más complicado y eficaz (Figura 56). Las aguas turbias de ríos, canales, etc., pueden utilizarse también, dado que la mayor parte de los peces que desovan en los ríos lo hacen en aguas turbias, durante las crecidas. Sin embargo, la turbidez impide observar lo que sucede en las instalaciones de la piscifactoría y las partículas en suspensión pueden obstruir los finos poros de los filtros de los aparatos de incubación y cría de larvas. Es preferible, pues, dejar que la materia en suspensión en el agua turbia se deposite en un embalse de decantación.

 

Las algas filamentosas pueden ser un grave problema en una piscifactoría, si se introducen en el sistema de aprovisionamiento de agua. Por ello, todos los sistemas de filtraje deben conservarse bajo techo, para impedir que se desarrollen plantas filamentosas en su interior. También las hojas, ramillas, etc., deben eliminarse del agua antes de que llegue a la piscifactoría.

 

En las llanuras suele ser difícil conseguir agua suficiente con la presión necesaria, a no ser que se disponga de un estanque o un embalse. Cuando el agua escasea, puede devolverse al estanque el agua ya utilizada, de manera que se depure y pueda volverse a emplear.

 

El agua procedente directamente de un estanque o embalse, sin filtrar, puede causar muchos problemas, porque con ella pueden llegar crustáceos planctónicos y otros organismos perjudiciales para los huevos, las larvas y los alevines. Para construir un buen filtro con relativamente poco costo puede procederse en la forma siguiente:

 

Se construye en el estanque o embalse una base de hormigón o ladrillos, con agujeros suficientes para los postes que han de sostener la estructura. Se coloca alrededor una red metálica resistente de 1 × 1 m ó 1,5 × 1,5 m que sobresalga 50 cm por encima del nivel del agua del estanque. Se instala una tubería de salida con una rejilla, como se indica en el diagrama (Figura 58). La parte exterior de la red metálica se recubre con un forro resistente de malla fina (preferiblemente de plástico o bronce) para evitar que pase la arena más gruesa. A medio metro, aproximadamente, de esa red metálica se instala una segunda, recubierta también con un forro de malla fina, pero esta vez por la parte interna. A continuación se echa arena gruesa (3–5 cm) entre las dos redes. Toda la estructura se cubre luego con un techo, para evitar la proliferación de algas en el relleno de arena y dentro del filtro (Figuras 57 y 58). Si no es posible disponer de agua que llegue por gravedad, será preciso utilizar una pequeña bomba diésel o eléctrica.

 

La cantidad de agua es también un factor importante que hay que tener en cuenta, porque el agua de la piscifactoría se contamina con materias orgánicas disueltas y es preciso sustituirla. El reciclaje del agua ya utilizada sólo es posible si en el sistema general de circulación de agua se incorpora un sistema adecuado de depuración, pero esos sistemas son de ordinario demasiado complicados y costosos.

 

Hoy día, las piscifactorías y centros de distribución de semilla de peces suelen constar de cuatro secciones diferentes: estanque de reproductores, instalaciones de incubación, estanque de alevinaje y estanque de cría de jaramugos. Las instalaciones de incubación ocupan la mayor parte del complejo y necesitan agua “de buena calidad” durante la temporada de reproducción, aunque el agua utilizada en esas instalaciones puede derivarse luego hacia otras secciones del centro. Una incubadora en forma de embudo y un tanque de cría de larvas de 10 1 de capacidad necesitan 0,5–1,0 1 de agua/min. El consumo máximo de agua de las instalaciones de incubación en una piscifactoría de dimensiones medias es de unos 5–10 1/s. Otros 5 1/s se requieren para los estanques de entrada y los tanques de espera. En conjunto, las instalaciones de incubación necesita aproximadamente 15 1 de agua/s. Para las demás secciones pueden hacer falta 15 1 de agua/s. En resumen, para establecer una piscifactoría de dimensiones medias con sus unidades complementarias es preciso poder disponer de 40–50 1 de agua/s en la estación más seca del año.

 

5.2 Descripción de las instalaciones

 

Como ya se ha indicado, una piscifactoría consta de cuatro secciones: 1) estanque de reproductores; 2) instalaciones de incubación, con estanques de entrada y tanques de espera; 3) unidades de alevinaje, y 4) estanques de cría de jaramugos y producción.

 

5.2.1 Estanques de reproductores

 

Los reproductores, de los que se obtienen los productos sexuales necesarios para dar vida a una nueva generación de peces, necesitan grandes cuidados. En un estanque de 1 000 m² (0,1 ha) de superficie pueden mantenerse de 20 a 50 reproductores, con un peso total de 150–250 kg. Si las técnicas de propagación se aplican adecuadamente, 50–150 reproductores de una especie (40 por ciento hembras y 60 por ciento machos) bastará para producir 2–3 millones de pececillos de 20–30 días. Eso significa que para una especie son necesarios dos estanques de reproductores, cada uno de ellos con 2.000 m² de superficie y capaz de albergar 50–75 reproductores de talla normal (3–6 kg). Si la piscifactoría se ocupa de cinco especies de peces, bastarán 8–10 estanques, con una superficie total de 1,5–2,0 ha. En un mismo estanque pueden colocarse juntos, peces reproductores que tengan hábitos alimentarios distintos. No es aconsejable reducir el número de estanques aumentando sus dimensiones más allá de 2 000 m², porque en los estanques grandes resulta difícil capturar a los reproductores cuando es necesario proceder a la separación por sexos.

 

Los estanques de reproductores deben ser suficientemente profundos (1,5 m por término medio) y estar bien abastecidos de agua. En un estanque de 1 ha de superficie serán necesarios 100–200 m³ de agua al día durante la estación seca, para reponer el agua que se pierde por evaporación.

​

Los estanques de reproductores deben estar situados de manera que sea posible vigilarlos para evitar hurtos. De ser posible, deben estar cerca de las instalaciones de incubación. Si están alejados puede surgir problemas de transporte y puede ser preciso un servicio especial de vigilancia.

 

Conviene que los estanques de reproductores sean rectangulares; si se dispone de espacio suficiente, 75 × 20 m ó 80 × 25 m constituye una solución excelente.

 

5.2.2 Instalaciones de incubación

 

La mayor parte del trabajo de propagación se realiza en las instalaciones de incubación. El trabajo comienza con la llegada de reproductores maduros, para inducir el desove, y termina con la distribución de los pececillos para siembra. Durante la temporada de propagación, las piscifactorías comerciales suelen trabajar en jornada continua.

En las Figuras 59 y 60 pueden verse en detalle varios tipos de unidades de incubación.

 

Para almacenar los reproductores maduros antes de la hipofisación son necesarios dos estanques pequeños, de 200–450 m² cada uno (10 × 20 m ó 15 × 30 m) y 1,0–1,5 m de profundidad. Bastan esos dos estanques para conservar (separados por sexos) todos los peces (25–50 aproximadamente) que se requieren para una semana.

​

Estos estanques se conocen con el nombre de estanques de entrada o de almacenamiento.

​

Para conservar los reproductores ya inyectados son necesarios tanques o pilones de ladrillo u hormigón a los que llegue continuamente agua filtrada, limpia y bien oxigenada. Son los llamados tanques o pilones de espera. El fondo de estos tanques debe estar en ligera pendiente, con un desagüe en la parte más profunda para poder vaciarlos completamente cuando sea necesario. Para regular el nivel del agua se utiliza un tubo abatible de 5 cm de diámetro (Figura 59). Para mantener ese tubo en la posición adecuada e impedir que se incline y deje salir el agua de la cubeta se utiliza una cadena con un pasador. A veces, especialmente si el desove de los animales inyectados ha de hacerse artificialmente, es muy útil disponer de una zanja de 20–25 cm de profundidad y 50 cm de anchura a lo largo del eje longitudinal del tanque, ya que de esa manera los reproductores pueden sacarse fácilmente para proceder al desove artificial. Cuando se utiliza la técnica de desove inducido, pueden emplearse tanques de espera de fondo llano. Las mejores dimensiones para estos tanques son 2,5 × 1,5 × 1,0 m para 4–6 reproductores y 4 × 2 × 1 m para 8–10 reproductores de 3–6 kg cada uno. En el caso de reproductores especialmente grandes (por ejemplo, Colossoma spp.), de 12–20 kg cada uno, es preferible disponer de tanques mayores (7,5 × 2,5 × 1,0 m). No es aconsejable amontonar demasiados peces en un tanque, especialmente si se quiere trabajar con el sistema de desove inducido. De todas maneras, la densidad óptima ha de determinarse experimentalmente con cada especie.

​

Es importante que los reproductores dispongan de suficiente oxígeno. Se calcula que un reproductor de talla normal (3–6 kg) requiere 4 1 de agua/min.

 

Muchos de los peces que desovan en los ríos (carpa plateada, carpa herbívora, carpa de cabeza grande, rohu, mrigal, coporo, etc.) pueden estar muy nerviosos y agitados. Es conveniente, pues, colocarlos en tanques poco profundos (25–30 cm de profundidad) durante el tratamiento, para impedir que puedan saltar fuera. Por la misma razón conviene cubrir con una red la parte superior del tanque. Es necesario además poner en la superficie de la cubierta una pantalla flotante de dimensiones adecuadas y de color oscuro, para que los peces inyectados puedan esconderse debajo. Con peces que no se ponen nerviosos durante la reproducción inducida, el nivel del agua de los tanques de espera puede elevarse a 60–70 cm.

​

La manipulación de los reproductores en el estanque de espera es mucho más fácil si se instala un hapa dentro del tanque. Para que el fondo del hapa se mantenga tirante y no moleste a los peces, se coloca alrededor de él un armazón de varillas de hierro. Conviene que la longitud y anchura del hapa sean 5–10 cm menores que las del tanque.

 

Los reproductores deben permanecer en el tanque de espera unas 36–48 h, es decir: 24 h después de la inyección preparatoria, 9–10 h después de la inyección decisiva, y el tiempo necesario, después del desove, para recoger los huevos fertilizados. Por tanto, son suficientes 4–6 tanques de espera si se prevé que las operaciones de desove inducido y desove artificial a mano se realizarán a razón de cuatro días por semana. Ha de reservarse siempre un día para las operaciones de limpieza y manutención.

 

A lo largo de la hilera de tanques de espera, por el lado donde están colocadas las tuberías de desagüe, hay que construir una zanja de 10–25 cm de profundidad y 60–70 cm de anchura para recoger el agua de los tanques y colocar los colectores de huevos.

 

En las zonas tropicales y subtropicales, es mejor que los tanques estén bajo techo o al menos total o parcialmente sombreados. Es conveniente disponer en las proximidades de un laboratorio (6 × 3 m) o una zona cubierta, especialmente para el desove artificial, la preparación de inyecciones, el tratamiento de los huevos y el semen, etc.

 

El laboratorio debe tener agua, mesas, armarios, estanterías, etc. También es necesario un pequeño almacén.

 

Los huevos fertilizados obtenidos por desove inducido o por desove artificial han de incubarse, y las larvas han de criarse en las instalaciones de incubación hasta la fase de alevines que empiecen a comer.

 

Para incubar los huevos no adherentes de peces de aguas templadas se emplean de ordinario incubadoras en forma de embudo. Para huevos más pesados, con poco espacio perivitelino, se utilizan embudos o recipientes más cónicos, que necesariamente tienen menor diámetro (16–20 cm) y volumen. A la hora de decidir sobre el número de incubadoras necesario es preciso tener presente que sólo el 25–30 por ciento del volumen total de la incubadora puede utilizarse para contener huevos. Eso quiere decir que en una vasija Zoug de 7 l o en un embudo de plástico de la misma capacidad sólo pueden colocarse 1,5–2,2 1 de huevos dilatados. Para los huevos flotantes o semiflotantes es mejor que la parte cónica de la incubadora sea más roma. Los tipos de incubadora en forma de embudo descritos en este manual son en general adecuados para la mayoría de los huevos que se encuentran en los trabajos de propagación. Las incubadoras grandes o muy grandes (100–200 1) tienen de ordinario el inconveniente de que se llenan con huevos de hembras diferentes, con distintos índices de fertilización. De todas maneras, en los trabajos de propagación en gran escala se utilizan incubadoras de ese tipo. Las incubadoras en forma de embudo fabricadas con materiales duros, como cristal, fibra de cristal o metal, pueden instalarse fácilmente utilizando abrazaderas de metal.

 

En los huevos de peces de regiones tropicales y subtropicales que desovan en los ríos, la eclosión se produce a las 18–30 h. El tiempo necesario, pues, para poder volver a usar la incubadora, teniendo en cuenta el que hace falta para la limpieza y para dejar que se seque, es de unas 48 h, o sea aproximadamente igual que en el caso de los tanques de espera.

 

En los recipientes de cría de larvas, el tiempo necesario para poder volver a utilizarlas es de unos 5 días. Pero el número de larvas que pueden mantenerse en esos recipientes es aproximadamente doble del número de huevos que pueden colocarse en una incubadora de dimensiones análogas.

 

Los grifos por los que llega el agua a la incubadora y a los recipientes de cría de larvas están colocados en la tubería de traída de agua a intervalos de 25 cm, en el caso de las vasijas Zoug y los embudos cónicos, y a 60 cm en los demás casos. La conexión entre el grifo y la cubeta puede ser directa o mediante un tubo flexible de goma o plástico.

 

En cualquier caso, debe sujetarse bien, para evitar desconexiones accidentales que serían fatales para los huevos o las larvas.

 

Cuando se utilizan incubadoras sumergidas hechas con materiales no rígidos, es preciso construir tanques o pilones gemelos rectangulares, y la tubería del agua, que lleva grifos a ambos lados, va colocada sobre la pared divisoria. La distancia entre los grifos ha de ser de 60 cm. Es conveniente y necesario que los grifos arrojen la misma cantidad de agua cuando está abierto uno solo que cuando están todos abiertos; para ello, la tubería en la que están colocados los grifos ha de ser de sección grande: por ejemplo, 5 cm si hay 20 grifos y 7,5 cm si son más de 20 (Figura 60).

 

Cada uno de los tanques gemelos tiene 6–8 m de longitud, 70 cm de anchura y 1,0–1,1 m de profundidad y en uno de los extremos hay un tubo abatible para regular el nivel del agua. Dos tanques gemelos de las dimensiones indicadas son suficientes para una piscifactoría de dimensiones medias. Para la propagación de carpas comunes es preciso disponer de unos 40–60 grifos para vasijas Zoug.

 

Como los huevos y las larvas de muchos peces son sensibles a la exposición directa a la luz del sol, conviene que los tanques gemelos tengan sombra.

 

Los tanques para el acondicionamiento de los alevines o jaramugos antes de envasarlos para el transporte son fáciles de construir. El acondicionamiento dura en general 24 h. Los tanques miden de ordinario 1,2 × 1,2 × 1,0 m y se necesitan en general 4 ó 5 tanques. Para manipular los peces con facilidad suele colocarse en el tanque un hapa o “caja de paño de red”, hecho con malla de 2 mm y de 1,0 × 1,0 ×1,0 m. En un tanque de esas dimensiones pueden condicionarse unos 50 000 jaramugos y puede utilizarse también para el tratamiento antiparasitario.

 

5.2.3 Instalaciones de alevinaje

 

La cría de los alevines desde que empiezan a comer hasta que alcanzan unos 25 mm de longitud es la fase más crítica y difícil de los trabajos de la piscifactoría.

 

En la mayor parte de las piscifactorías, el problema principal es la falta de espacio para criar los alevines durante las primeras 3–4 semanas, hasta que se convierten en jaramugos. Es evidente que el alevinaje es una operación delicada, que requiere considerable competencia. Por ello, no puede dejarse en manos de los criadores, limitándose a suministrarles larvas o alevines que empiecen apenas a comer. Es posible, naturalmente, enseñar a algunos criadores a preparar sus estanques para recibir alevines pequeños. Pero es preferible que la cría de los alevines esté en manos de expertos. Conviene, pues, que entre los elementos integrantes de una piscifactoría figuren estanques de alevinaje. En la actualidad se conocen bien varios de los factores que determinan la supervivencia de los alevines, y su cría, por tanto, es mucho más sencilla que en el pasado.

 

Aunque existen, y se han descrito, diferentes tipos de estanques ordinarios de alevinaje, una piscifactoría moderna necesita, para obtener resultados óptimos, tanques especiales de alevinaje y pequeños estanques de tierra.

 

5.2.3.1 Tanques especiales de alevinaje

 

Los tanques especiales de alevinaje tienen 20–40 m de longitud y 5–6 m de anchura, con una superficie de 100–240 m². En un estanque de ese tipo pueden colocarse por término medio 200 000–400 000 alevines. Los tanques se construyen de ordinario de ladrillo u hormigón. La experiencia enseña que una hembra de 4–6 kg que se reproduzca satisfactoriamente puede producir 0,5–0,7 kg de huevos secos, de los que nacerán un número suficiente de alevines para llenar un tanque especial de alevinaje. Si en una semana se induce la puesta de 10 hembras como la indicada, serán necesarios 30–40 tanques para citar los alevines conseguidos durante 21–28 días.

 

5.2.3.2 Estanques de tierra para el alevinaje

 

Un buen estanque de alevinaje no debe superar los 500–1 000 m² de superficie y ha de ser de forma rectangular, con una anchura de 10–12 m. El fondo debe construirse de manera que, partiendo de las paredes longitudinales, sea llano por 2,0–2,5 m y descienda luego gradualmente, por ambos lados, para formar en el centro una fosa de 2–3 m de anchura y 0,5 m más profunda que la parte llana del estanque. Esa fosa sirve a los alevines de refugio.

 

Si los estanques de alevinaje se construyen con muros de tierra, buena parte de la tierra excavada se utilizará para los terraplenes que separan los estanques. Si los muros divisorios de los estanques se construyen con ladrillos, losas prefabricadas de hormigón u hormigón, la tierra desaprovechada no será más del 5–7 por ciento. Si se usan ladrillos es preciso emplear mortero de buena calidad y elevar el muro por un total de 120–130 cm, la mitad de los cuales deberán sobresalir del nivel del suelo. Los muros de los extremos de los estanques de alevinaje deberán ser más resistentes que los muros divisorios longitudinales. Los muros de ladrillo sirven para evitar la entrada de ranas, sapos y serpientes. La estructura de drenaje de los estanques de alevinaje es muy sencilla, y puede instalarse en ella un recipiente de recogida de peces colocado en un foso de ladrillo (para recoger los alevines cuando se vacía el estanque).

 

Un estanque de alevinaje de 50 × 10 m (500 m²) debe contener, cuando se introducen los alevines, unos 200 m³ de agua, que han de aumentarse gradualmente hasta 300–350 m³ a medida que los alevines crecen. El índice de siembra para un estanque de ese tipo es de 500 alevines por m 2 , o sea un total de 250 000 alevines por estanque.

 

El número de estanques de alevinaje necesarios dependerá de la duración del período de cría. Por término medio, un buen reproductor produce material suficiente para un estanque de 500 m². Si la distribución de jaramugos ha de ser continua, se requerirán al menos 30 estanques de alevinaje. Para evitar problemas, una piscifactoría de dimensiones medias necesita unos 40 estanques de alevinaje. Los pececillos deben sacarse de los estanques de alevinaje cuando tienen de cuatro a cinco semanas de edad.

 

5.2.3.3 Ventajas y desventajas de los tanques especiales de alevinaje y los estanques de tierra

 

Los tanques especiales de alevinaje tienen las siguientes ventajas:

 

  1. Un 70 por ciento del tanque es poco profundo y ofrece por tanto a los alevines el ambiente que estos prefieren para vivir y alimentarse.

  2. Como la zona poco profunda tiene en parte fondo duro (50–60 por ciento, aproximadamente), no habrá vegetación excesiva (hierbas y otras plantas) durante el período de cría.

  3. Puede vaciarse, limpiarse y desinfectarse cuando es necesario.

  4. Es fácil ver en qué estado se encuentran los alevines.

  5. En caso necesario puede reducirse con facilidad el número de alevines sacando algunos, con un salabre, de la fosa central.

  6. Las dimensiones reducidas hacen posible la cría intensiva.

  7. El control de parásitos y el tratamiento profiláctico contra ellos pueden hacerse n el mismo tanque.

  8. Los costos de manutención son pequeños.

 

Tal vez la única desventaja sea que los costos iniciales de construcción son elevados.

 

Los estanques de tierra para alevinaje, especialmente si son cuadrados y no rectangulares, tienen varios

inconvenientes, los más importantes de los cuales son:

 

  1. La superficie poco profunda es menor (sólo 40–60 por ciento).

  2. Las hierbas y otra vegetación pueden llegar a ser demasiado densas, impidiendo el desarrollo de organismos que sirvan de alimento a los alevines.

  3. La limpieza y desinfección son más difíciles, y es difícil sobre todo impedir que se acumule cieno en las partes más profundas.

  4. La densidad de la vegetación dificulta la extracción de los alevines.

  5. Es difícil observar en qué estado se encuentran los alevines.

51
52
521
522
523
5231
5232
5233
g1.jpg
f56

Figura 56. Filtros para piscifactoría

g1.jpg
f57

Figura 57. Construcción de un filtro sencillo para piscifactoría

g1.jpg
f58

Figura 58. Funcionamiento de un filtro sencillo en una piscifactoría

g1.jpg
f59

Figura 59. Disposición general de las instalaciones de incubación en una piscifactoría de aguas templadas

g1.jpg
f60

Figura 60. Disposición general de los tanques gemelos y los tanques de espera en una piscifactoría

bottom of page